Por Daniel Link para Perfil
Hoy vuelo a los Estados Unidos, de modo que mañana no voy a acudir a las elecciones legislativas. Como mi voto ha sido siempre para la izquierda, no significará nada en la batalla de monstruos de final abierto (King Kong vs. Godzilla, Alien vs Predator, lo que quieran). Estaré atento a las novedades del domingo.
Mientras tanto, no deja de preocuparme mi estancia en el país del Norte, donde arrastrado el Ejecutivo por el delirio de nuestros gobernantes, nos ha hecho blanco móvil del odio del común de los norteamericanos. Mis amigas de Chicago me dicen, a propósito de mi destino final: “En South Bend hablaría con acento caribeño… Ojo que si suenas mexicano - o sencillamente hablas español- te paran y te piden documentos… y si te escuchan argento o venezolano, ¡son los mismos vecinos los que te delatan!”
Es la persistencia del siglo XX: antes, yo imaginaba una experiencia kafkiana en los controles migratorios. Ahora, anticipo una experiencia brechtiana en las ciudades.
Creo que no será para tanto. Después de todo el americano del Midwest no tiene el oído tan entrenado como para identificar argentinos. Llegado el caso, diré que soy uruguayo o paraguayo.
Más grave es dejar el lugar donde se vive pendiente de un hilo, que puede cortarse en nuestra ausencia. Creo que desde 2001 no había una sensación de fragilidad semejante.
Pero esta vez hay que recordar la pareja marxiana tragedia-farsa. Lo de hoy cae del lado de la farsa y despierta la carcajada en todo el mundo. Para nosotras, la vergüenza. Toda la cadena o serie: Libra, Karina, Coimera, Expert, Rescate, Carry Trade, Gobernabilidad, “Libre”, Caputo, Conan nos arrojan del lado del bufón del capitalismo financiero.
Una vez más, Brecht. La ficcional Mahagonny es una ciudad emblema del capitalismo ordenado alrededor de la timba (financiera, diríamos hoy), fundada por prófugos de la justicia. Siempre sostuvimos la equivalencia (pedagógicamente pertinente) entre Mahagonny y Las Vegas. Hoy, en cambio, esa relación parece desactualizada. La mescolanza nunca vista antes entre gobierno y crimen organizado compite con las payasadas y fortunas que se hacen y se transfieren a la sombra de un electorado hambreado, harto de promesas incumplidas y atónito ante la decadencia de la clase política. Ahora parece que vamos a entregar uranio a cambio de un puñado de dólares.
Hubiera querido estar presente en el momento de definitiva disolución de Argentina. Pero los compromisos laborales tienen esos caprichos. Volveré a juntar pedazos. Y a repetir: con una buena educación....

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