jueves, 23 de octubre de 2003

Todo sigue igual

Hoy llueve. Fumo un cigarrillo por hora, sin problemas. En el balcón, claro. La semana que viene seguramente habré bajado a cinco por día. ¿Cómo escribir algo que se llama La ansiedad en un lugar tan poco adecuado a esa pasión? Anoche llamó Edgardo, que tal vez venga el primer fin de semana de noviembre. Ana también prometió visitarnos y se supone que el sábado o el domingo van a venir Flavia y su amiga la traductora.
Recuperé el contacto con Buenos Aires, gracias a Dios y a la banda ancha. Firmé unos papeles que me impiden publicar fotos o textos sobre el lugar donde estoy. Mejor así. Luego todo se transformará en una novela de ciencia ficción. A partir del viernes me pondré a trabajar duro en la novela. Mientras tanto, ordeno archivos, preparo el trabajo. Como si estuviera sacando punta a las plumas y rascando el pergamino. Scriptorium. Desde otras islas aisladas del mundo me llegan noticias de Marcelo Damiani, Walter Cassara y Leopoldo Brizuela.
El fin de semana que viene mi hijo tiene su primer concierto de piano, ¡en Corrientes!
Y todo es tan amable...


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