Contaré, Maxi, contaré retrospectivamente. Por ahora sólo puedo decir que las autoridades mexicanas no vieron con buenos ojos las actividades a las que pretendía dedicarme para ganarme la tortilla nuestra de cada día y fui yo, esta vez, el que perseguido tuvo que salir a buscar un nuevo lugar donde echar a descansar sus huesos. Debimos volver, semiclandestinamente, a Buenos Aires. S. tuvo problemas en la aduana argentina, donde pretendieron acusarlo de contrabando de obras de arte (las suyas, en este caso).
Iris, de Eugenio Montale
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Eugenio Montale
Iris
Cuando de pronto San Martín declina
sus brazas y las atiza en el fondo del sombrío
horno del Ontario,
chasquidos de piñas...
Hace 5 días.
1 comentario:
ah**si te acusan de tu propio artes es x vas bien
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