Cuando, después de varios encuentros, encontramos un espacio de confianza suficiente, le dije: "No entiendo de dónde sale tu fama. Para mí sos encantadora". Siempre había escuchado comentarios sobre su aspereza y su carácter, para decirlo de algún modo, difícil. "Tal vez sea", le dije, "que yo soy peor que vos". "En todo caso", bromeo ella, "no nos encontremos nunca de mañana".
Días atrás, cumplía años. Llegado el momento de la torta (aunque en esa casa no hay exactamente "un-momento-de-torta"), le trajeron un bizcocho de chocolate con una bengala encendida. Ella pidió los tres deseos de rigor y, como la vi titubear, le grité: "apagala con la mano", instrucción que decidió acatar como una niña obediente que todavía cree en la bondad de sus mayores. No me importa que sus películas más famosas recurran a la vibrante múltiple (al gruñido) como demanda de reconocimiento, sigo pensando que Albertina es pura dulzura.
(anterior)
Las tres gracias
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Mientras preparo un taller sobre el paso (siguiendo algunos motivos) de los
cuentos tradicionales, desde las lejanas cortes europeas a los libros que
hay...
Hace 2 semanas.
1 comentario:
Y si tuviera carácter fuerte ¿qué?; y si sos peor que ella ¿qué?
otra con carácter "difícil"
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