por Daniel Link para Ñ. Revista de cultura
Chateo con mi hacker amiga, de quien sospecho que es una agente del Mossad muy encubierta. Aparece, como siempre, con su máscara de erotómana de fuste que vive en estado de exaltación maníaca y que, como una Odette futurista, hiere su propio discurso con incrustaciones de locuciones en inglés ("tweets", "trolls" y otras aberraciones de lenguaje que despiertan mis sentimientos de viejo y, sobre todo, de asesino). Le digo "cáiate, cáiate, que me desesperas" y trato de obligarla a que conteste mis preguntas sobre nuevas tecnologías de la comunicación y la información, porque si bien este informe desarrollará un punto de vista muy subjetivo, no quiero quedar al margen de las corrientes principales del pensamiento más actual.
Conclusiones de esta cháchara virtual: tal vez por la situación de guerra (o de crisis) que nos paraliza, o tal vez (sospecho yo) por una crisis de imaginación mucho más profunda, no hay nada nuevo en Internet, salvo las detestadas "comunidades" y "redes sociales", lo que se conoce como "Web 2.0" (y, de todos modos, la Odette espía ha sentenciado: "Facebook ya fue"). Hay temporalidades, ya se sabe: procesos de aceleración y de frenado, cambios de andariveles temporales, esperas apocalípticas, llamadas mesiánicas, finales de la historia, rupturas radicales con el pasado y también presentes contínuos. De pronto, parece, el alucinado mundito de la tecnología ha alcanzado una meseta, no sé si de desarrollo, en todo caso, de invención, la última de las cuales (pienso, estoy seguro) fue la bitácora en línea, equivalente de los viejos cuadernos azules y marrones en los que los escritores del pasado (filósofos, poetas) anotaban sus ocurrencias para dejarlas madurar (o pudrirse, o desaparecer en un pliegue de discurso).
Beatriz Sarlo, de quien no puede sospecharse condescendencia alguna (¡ni dormida!) para con ninguna moda, acaba de publicar un libro, La ciudad vista que, sabemos, pasó antes por la forma blog. Un blog secreto, habría que agregar, porque, contra lo que muchos atolondrados piensan, el blog no es necesariamente un dispositivo de exhibición y puede ser totalmente público, de acceso restringido a pequeñas comunidades de amigos, o privado (sólo para uno). Lo que en un blog se juega no es del orden de la seducción sino del orden de la inscripción: se trata, siempre, de un asunto de escritura y, por eso mismo, de mucho más que la mera transcodificación del discurso o la sola publicidad de lo que se ha pensado: un camino, una herida, una interrogación radical de la propia existencia.
"Yo" administro un blog. No lo tengo (sospecho que el formulario de contrato que alguna vez firmé tildando un casillero sin leer nada de lo que estaba aceptando era bien explícito en relación con derechos de propiedad y cosas semejantes), no es "mío". Y el blog que administro ha funcionado siempre (para mí) como una bitácora personal de trabajo (de escritura). No todas las entradas del blog que administro, "Linkillo (cosas mías)", llevan mi firma y seguramente la mayoría de ellas no son interesantes para ninguna otra persona que no sea ese extraño personaje que "yo" es.
Las primeras entradas de "Linkillo" son de julio de 2003 (seis años, ya: cómo pasa el tiempo y seguimos hablando de lo mismo). Mis primeras armas en la publicación en línea tuvieron entonces como objeto una serie de poemas más o menos japoneses que se agruparon bajo el título de Campo intelectual y otros poemas. Con un prólogo de Jean Paul Sartre. El número 40 de la serie se llama "Dicen los alumnos" y se detiene en una meditación sobre el resentimiento (es decir, sobre el expresionismo que transfigura y arrastra al mismo pozo de indiferenciación las realidades más lejanas):
“En la Facultad,
Belleza y Felicidad
Influye a Sarlo”.
Después, en octubre del mismo año publiqué unos apuntes de viaje que coagularon en el Diario de un reciencasado (que fue "libro de autor" que varios editores desistieron de publicar cuando vieron la cantidad de fotografías que incluía).
De las muchas perplejidades que los blogs nos provocan una de ellas tuvo para mí una intensidad especial y se relacionaba con el borramiento de los límites (casi siempre indeliberado) entre ficción y realidad. El 23 de diciembre de 2004 (a las 21.50) escribí la primera entrada de lo que para mí era una novela por entregas, Montserrat, aunque nunca aclaré el carácter ficcional de esas anotaciones hasta que el libro fue publicado, en 2006 (el final de la novela fue publicado el martes 28 de junio de 2005). Durante seis meses presenté como fragmentos de vida cotidiana (y nunca supe muy bien quién los leía ni qué pensaba de ellos, salvo cuando los ocasionales comentarios me demostraban que todo era leído como cierto) esos pormenores de una ficción periódica. Pensaba (y pienso) que los mecanismos de publicación en línea nos permiten recuperar géneros muy investigados en el pasado (el folletín, por ejemplo, en el siglo XIX) y que no habría hoy manera de desarrollar en otro soporte (antes, en La ansiedad, había intentado sostener un melodrama epistolar a través de chats y correos electrónicos).
Después de Montserrat,el blog que administro se volvió, para mi gusto, demasiado público (demasiado visitado). Pero sigo usándolo con el mismo criterio del comienzo: allí van a parar los episodios de escritura que aparecen publicados en los medios (éste, por ejemplo), pero también las anotaciones para libros en los que estoy trabajando. Ciertas indagaciones iconográficas aparecieron como "Apuntes sobre San Sebastián" en una revista francesa (Lectures du genre) y algunas de ellas puntuaron la argumentación de Clases. Literatura y disidencia(2005). El libro que continúa ese proyecto, Fantasmas. Imaginación y sociedad, incorpora las notas sobre cine y televisión que fueron apareciendo en el blog. Odette piensa que el porvenir de Internet se encuentra en alguna forma mixta de blog y de red social con avatares (desaparecerán los comentarios anónimos, los trolls, el resentimiento puro). Pero eso a mí me tiene sin cuidado. "Yo" escribo.
G. A . C. G: una literatura sobreviviente
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"Conversación con Césare Gárboli. Eneas, aquel que ha sobrevivido a sí
mismo, que comienza su historia cuando ésta ya ha terminado, como personaje
emb...
Hace 13 horas.
6 comentarios:
Linkillo, estuve rondando tu Letra. Husmeando con sigilo tu ¿Bitácora?
Muy buena tu editorial publicada en la Ñ, ella me trajo hasta estas orillas.
Tal vez sea una Parroquiana más de estas "cosas tuyas", dejando huellas o no, poco importa. Importa que vos seguís escribiendo. Y de eso se trata. Entonces me callo y no te interrumpo más.
Te decubrí en Ñ, noy soy una especialista en Internet, acabo de escribir mi comentario y lo borré sin querer. Muchas de tus afirmaciones las pienso correctas. Si no fuera por el Portal en donde escribo no me hubiera descubierto como poetisa, y siento especial cariño por mis comentaristas, me ayudan a crecer.
En Mundo Poesía puedo expresarme y utilizarlo a la vez como escritorio de trabajo, entretenerme y leer. También creo en lo que dice Savater, que "hay que tener cuidado..." para que sea nuestro pensamiento el que marque el ritmo. Pues el espacio cibernético se llena de pavadas y macanerías (como dice Bunge) que no valdrían el tiempo que perdemos cuando estamos buscando algo valioso para ser leído y comentado. La experiencia de palpar la realidad te da sensaciones concretas, vivir conectado, no?
Espero seguir leyéndote para conocer más sobre ese tu "yo" expuesto.
Saludos,
Céu de Buarque
Querido Daniel Link,
Celebro mucho esta nueva inclusión de los lectores de Ñ en tu grupo de Destinatarios y quería agradecerte esta oportunidad de dejarte Comentarios con mayúsculas al azar, Solemnidad anacrónica y este grandilocuente tono que impostamos los que creemos que la Letra salva y es un Vehículo del "yo".
Mucho Arte para todos.
- Yésica
Adivinanza: quién dijo que ñ era como una revista gay para heterosexuales? Je, saludos,
AS
Hola Daniel: ¿Cómo estas? Soy Gastón de Pringles o MDP no sé,ahora viviendo en Bahía Blanca.
Quería contarte que te conocí en Pringles en 2007 (Certámen de Declamadoras)y que a partir de ese momento comencé a escribir algunas cosas que se asemejan a poesías por su alineación, (quiero decir), pero cuando recuerdo tu disertación, me pregunto qué es lo que estoy haciendo,lo digo por el alto nivel (al menos para mi, de tu discurso).Algunas prof. de literatura me han dicho que me anime a publicar por internet,pero no me animo.Exceptuando una que te mandé como comentario de la entrevista a Arturo.Me gustaría que vos me aconsejes.
En cuanto a tu nota en Ñ no te preocupes que mientras vos escribas nosotros vamos a estar y los comentarios van a llegar, aunque sea cómo en la Edad Media o antes.
Un abrazo.
Gastón
yo ya me preparo para que se desate la gripe porcina y pasar todo el tiempo encerrada escribiendo en mi twitter y en mi blog.
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