Anoche, en ronda de amigos autoconvocados por necesidad y urgencia para festejar un cumpleaños, se me reprocharon severamente algunas de mis inclaudicables posiciones en materia cinematográfica.
Me sorprendió ingratamente que mi punto de vista fuera, en esa mesa, minoritario en grado sumo, y no tanto por la defensa acalorada que se hacía de ese engendro narrativo sino del actor que desempeña (mal) las escasas profundidades conceptuales de John Connor, y cuyo nombre no pronunciaré para evitarme problemas estomacales ulteriores.
Harto de una adhesión tan masiva y tan inexplicable, fundada en criterios tan espantosamente arcaicos como "tu gusto", "mi gusto" y otras impropiedades sobre las que conviene correr un tupido velo de pudor, me levanté de mi silla y, luego de llamar la atención de los reunidos, les dije a voz en cuello, con la autoridad que me conceden mis ya muchos años (usando la repetida técnica argumentativa de Osvaldo Barone): "¿Saben qué, chicos? Ustedes ya no tienen más quince años (la edad que debían de tener, supongo, cuando se estrenó la primera regurgitación de la saga) y se aferran a esta película insulsa y pueril de la que sólo importa el chongo nuevo porque quieren negar el hecho de que han envejecido. Pero mírense al espejo: ustedes ya están más para el cineclub y las retrospectivas de Fellini e, incluso, de cine polaco (golpe bajo). Dejen de engañarse y acepten las posiciones ante las cuales la historia los ha colocado".
Mi llamado al orden, lejos de ordenar el debate, lo multiplicó en miríadas de direcciones insospechadas. Cuando empezaron a tejer hipótesis (totalmente inconsistentes) sobre la continuación de la saga, recurrí, entonces, a la autoridad aplastante de la enciclopedia:
"No habrá ninguna más, porque ésta última ha aniquilado todo interés en las audiencias. Les digo más. La Terminator V ya se hizo, se llama 9 (2009) y, en ella, sus realizadores y productores (Tim Burton es uno de ellos) resuelven de una vez y para siempre el desaguisado postulado por Hollywood: la guerra contra las máquinas ha terminado con el triunfo de éstas (y para mejor prueba hice un ademán hacia los ipods y otros artefactos viles que ninguno de los concurrentes había dejado de manosear durante la cena) y sólo sobreviven unos muñequitos hechos con arpillera, botones, cierres relámpagos y piezas de madera. Ellos son (por razones que no conviene revelar) el reservorio último de "pedacitos de alma", y de esos nueve (en los que ya no hay géneros ni razas) sobrevivirán sólo cuatro o cinco del último combate para garantizar la continuidad de lo viviente, que humano no será, después de la catástrofe, sino otra cosa. Y sí, en 9 hay un poco de magia, porque de otro modo la maldad maquínica carece de sustento. No vivan más en el pasado: Lasciate ogni speranza, voi ch'entrate (la cita me pareció apropiada porque celebrábamos el 35º natalicio del Doctor, a quien habíamos obsequiado el objeto más de moda: un "Decretario" marca Moleskine)".
Buscaron en sus pantallitas de inmediato la referencia y encontraron esto, que no es la película (sino su pretexto), pero se le parece bastante:
Las tres gracias
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Mientras preparo un taller sobre el paso (siguiendo algunos motivos) de los
cuentos tradicionales, desde las lejanas cortes europeas a los libros que
hay...
Hace 3 semanas.
3 comentarios:
Coincido en el punto de que la guerra contra las máquinas la están ganando estas y en que Terminator ya perdió cualquier tipo de interés.
Ahora, ¿quién es Osvaldo(?) Barone?
Según la revista Noricias "el peor periodista del año" (sic)
Barone es uno de los panelistas del program "6 7 8" que dan por Canal 7. un groso el chabon. un tipo pensante. me gusta la gente que piensa al aire. se toma un respiro. mira para arriba. habla despacio. y analiza. trabaja en radio continental, pero lo corrieron por sus varias similitudes con el gob. yo lo banco. ahhh. buen articulo. hizo efecto. estoy bajandome la peli. Saludos
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