No se sabe bien cómo se llama la versión española del libro de Simeone Regazzoni (Barcelona, Duomo Ediciones, 2010, 136. págs, ISBN 978-84-92723-62-1). La tapa dice Perdidos y más chico La filosofía y todavía más chico Las claves de Lost. La portada reduce a la ambigüedad a Perdidos. La filosofía, con lo que podría pensarse que el libro tiene un doble título, como El género gauchesco. Tratado sobre la patria de Josefina Ludmer. El resultado, sin embargo, es bien diferente. Como sea, La filosofia di Lost (tal su título en italiano), dedicado "A Micaela, mi constante" (lo que ya dan ganas de sublevarse), es penoso. Parece querer justificar la adhesión al trascendentalismo derrideano en y por Lost, y parece querer justificar, con toda la culpa del caso, el gusto por el trash en el hecho de que "esta ficción que ha revolucionado la narración televisiva" "no tiene nada que envidiar a las llamadas obras de 'alta cultura' ". Lo segundo, Lost no lo necesita y lo primero, naturalmente, no lo autoriza, y es tan patente la "desviación" que no es raro que Regazzoni tenga que recurrir a los fragmentos de Deleuze sobre las islas, donde hay, por cierto, mucho más para decir de Lost que en las páginas de Derrida. Cosas de él (de Regazzoni), que ha creído que las audiencias de Lost necesitaban de una sabiduría (más bien rancia) para poder disfrutar de una serie que, desde el comienzo y hasta el último capítulo, ha demostrado que su único objetivo era transformar los desacreditados patrones de los géneros menores (la ciencia ficción, la novela de aventuras) en un suceso de masas.
Naturalmente, Regazzoni no debe de ignorar los incontables sitios de Internet que se dedican a la exégesis filosófica del acontecimiento audiovisual del siglo (incluido este blog), de modo que no es por audacia que su libro falla, sino precisamente por todo lo contrario: por la incapacidad de interrogar hasta las últimas consecuencias el modo en el que Lost interpela a sus audiencias (es decir, el modo en que se postula como un dispositivo de engaño). Lo "cult" de Lost, interesante como es, no deja de ser un condimento secundario de un melodrama bien urdido y, sobre todo, producido hasta la exageración milimétrica. No es, por lo tanto, el saber filosófico que Lost incorpora deliberadamente a su trama en lo que habría que detenerse sino precisamente en lo que Lost ignora sobre sí para poder sostener, ahora con justicia, una rigurosa postulación filosófica.
Creo que ni la televisión ni la filosofía, ni los adolescentes italianos ni los australianos necesitaban de este libro que es como esos viejos ejercicios escolares que, destinados a revitalizar una cierta pedagogía, utilizaban los discursos más preciados de los alumnos como "motivadores" (el análisis de letras de rock para introducir la poesía de Garcilaso, por ejemplo) y, así, terminaban aniquilando, al mismo tiempo, la pasión por el estímulo (el rock, Lost) y la misma disciplina (la poética, la filosofía).
No, Lost no es un ejemplo de discurrir filosófico y si lo fuera, habría que detenerse sobre todo en su (tal vez inadmisible) postulación de un universo dominado por la gnosis. Pero Regazzoni, que se apresuró a publicar estas notas de televidente, nada dice sobre el tema. Dejemos a Lost discurrir en paz hasta su final (lo está haciendo bien) y, mientras tanto, sigamos leyendo las últimas contribuciones filosóficas (L'amico de Giorgio Agamben, que me llega al mismo tiempo). Todo lo demás, es literatura.
Las tres gracias
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Mientras preparo un taller sobre el paso (siguiendo algunos motivos) de los
cuentos tradicionales, desde las lejanas cortes europeas a los libros que
hay...
Hace 2 semanas.
7 comentarios:
Compensate:
http://www.youtube.com/watch?v=m-z38VEeIkM
Hola Daniel. Como no pude ubicar una dirección de email tuya en el blog, opto por dejarte unas líneas por acá. Junto con otro escritor estamos impulsando un ciclo literario y nos interesaría hacerte una par de consultas. Te dejo mi correo de contacto: patricio.eleisegui@gmail.com. Un saludo cordial. Patricio.
y hablando del tema, ¿tenés algún post sobre capussoto? si no, hacé uno. o mejor, ¿harías uno?. desdeñándolo, halagándolo, o ignorándolo, pero uno.
desde ya, muchas gracias.
Diego, gracias por el buen momento!
Cuando se terminan los capítulos que voy viendo el único consuelo que me queda es venir a releer acá las etiquetas Lost. Excelentes estos párrafos.
"...ha demostrado que su único objetivo era transformar los desacreditados patrones de los géneros menores (la ciencia ficción, la novela de aventuras) en un suceso de masas."
I disagree. Los recursos de ciencia ficción de los cuales se sirve Lost (saltos en el tiempo, realidades paralelas y un largo etc.) ya fueron utilizados con éxito en Star Trek, y no negarás que esa serie fue un suceso de masas descomunal, y lo sigue siendo hoy. Lost no transformó nada, tan solo replicó de manera efectiva esos modelos clásicos (lo cual es bastante meritorio; creo que es la primera serie de tv que lo logra desde ST).
Yo, que soy trekie de la primerísima hora, puedo afirmar sin que me tiemble el pulso que Startrek nunca fue un fenómeno de masas sino un fenómeno de culto. Entre una cosa y la otra, cabe un alfiler, pero en la cabeza de ese alfiler se puede dibujar el mapa completo de la China.
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