por Daniel Link para Perfil
Sigo la crónica escrita por IrinaHauser para Página/12 para que no me acusen de complotar con
las mafias periodísticas. La Unidad Especial de Procedimientos
Judiciales de Gendarmería allanó, por orden del juez federal Sr.
Daniel Rafecas, un departamento en Puerto Madero que pertenece al Sr.
Amado Boudou y las oficinas de la administración del edificio, como
parte de la investigación en la que se intenta determinar si el
actual vicepresidente intercedió para sacar de la quiebra a la ex
Ciccone Calcográfica, hoy Compañía de Valores Sudamericana (CVS).
El inmueble, que fue encontrado vacío,
está alquilado supuestamente (el subrayado es mío, pero el
adverbio es de Irina Hauser y se justifica porque el contrato de
locación nunca fue presentado) a nombre del Sr. Fabián Carosso
Donatiello, quien vive en España y lo usaría para cuando viene a
Buenos Aires. No es que Carosso sea dueño de un departamento propio
que decidió no alquilar por si acaso decidiera cruzar el Atlántico,
sino que alquiló expresamente uno para esa eventual circunstancia.
Y, como los hombres de negocios no pueden estar en todo, lo dejó
vacío. O sea que si llegara a venir a Buenos Aires (dudo que lo
haga), no podrá usar el pied-à-terre que tan
previsora (y tan inadecuadamente) preparó.
De acuerdo con la documentación
incautada, al menos un mes de expensas (agosto de 2011) fue pagado
por su amigo y socio el Sr. Alejandro Vandenbroele, actual director
en la ex Ciccone, quien a su vez era el que mantenía el contacto con
la firma administradora de la propiedad, según surgiría de una docena de correos electrónicos incautados.
Allegados al vicepresidente (¿quiénes,
cuántos?) añadieron que “es lógico que un amigo de Carosso
Donatiello le maneje las cuestiones del departamento que usa cuando
viene al país cada tanto”. Lo que no explicaron es para qué lo
usaría, si el departamento está vacío, ni por qué, con lo que
paga de alquiler en caso de un eventual capricho o necesidad
traslaticia (sus padres viven en Santa Fe), mejor no se reserva una
suite en el Hilton o se alquila un amueblado en bastay.com, o en
luxuryba.com, la empresa a la que la Sra. Fernández confió la renta
temporaria de su departamento en la zona K de Puerto Madero.
No podemos suscribir ciegamente el
lugar común de discurso según el cual “los amigos de mis amigos
son mis amigos”. El Sr. Boudou ha negado ya más de tres veces (en
eso lo supera a Pedro) toda relación con el Sr. Vandenbroele, pese a
la amistad que, a cada uno de ellos por separado, los une con el Sr.
Alejandro Núñez Carmona, socio del Sr. Boudou y responsable de la
gestión del alquiler.
Pero lo que indudablemente se
deduce de la crónica es algo que el Sr. Diego Pirota, representante
legal del Sr. Núñez Carmona, asignaría a lo “nada novedoso”
con que caracterizó el hallazgo de los gendarmes: en el entorno
del Sr. Boudou y en el “entramado de relaciones” que con él se imbrica el dinero circula a una velocidad de vértigo y por razones
poco claras (se alquilan los departamentos más caros, para no
usarlos) si uno no comparte el estilo de vida Isidorito Cañones.
Para el campo nac&pop del que el Sr. Boudou se considera su
representante debería ser alarmante que “niños argentinos”
anden tirando manteca (rancia) al techo en tiempos de crisis y
con tantos muertos a nuestro alrededor: ¿alguien sabe algo de Once?
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