martes, 27 de agosto de 2013

Dicen que...

Hay en Proa varias obras fundamentales, como un Obelisco de Sara Facio, las tomas de Coppola y unas fotos estupendas de Annemarie Heinrich confrontando la instalación de Marcos López sobre cruel realidad de la Villa 31 y el carrito de cartonero de Liliana Maresca, una precursora talentosa que murió de Sida antes de que aparecieran los cartoneros de verdad. Para los elogios todos estuvieron de acuerdo. La obra favorita fue la abstracción de Daniel Link: un espacio vacío donde los espectadores se sientan a escuchar las voces de Borges, Lamborghini, Manuel Puig, Cozarinsky, entre otros. Además, claro está, el éxito de Link se acentuaba al verlo, con sus pantalones multicolores y llamativos en extremo. Ni siquiera Minujín con su traje rojo pudo opacar el despliegue.

Fuente: Charlas de quincho 
 

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