sábado, 19 de enero de 2019

De la numerología

Por Daniel Link para Perfil

Hoy es 19 de enero del 19. La columna que, por azar, me correspondía escribir, debe tener 1.900 caracteres. Uno más nueve es diez, y 1 es el ordinal que le corresponde al mes de enero.
De todas las doctrinas presocráticas, la más hermosa es el pitagorismo.
Lo dijo Diógenes Laercio: “El principio de todas las cosas es la mónada o unidad; de esta mónada nace la dualidad indefinida que sirve de sustrato material a la mónada, que es su causa; de la mónada y la dualidad indefinida surgen los números; de los números, puntos; de los puntos, líneas; de las líneas, figuras planas; de las figuras planas, cuerpos sólidos; de los cuerpos sólidos, cuerpos sensibles, cuyos componentes son cuatro: fuego, agua, tierra y aire; estos cuatro elementos se intercambian y se transforman totalmente el uno en el otro, combinándose para producir un universo animado, inteligente, esférico”. Leibniz retomó el asunto monádico y propuso una Explication de l'Arithmétique Binaire.
Después vino Deleuze, para quien los números y el arte son geomorfismos (formantes del cosmos).
Si todas las cosas son, en última instancia, números, e incluso números binarios (1,0), esta fecha y esta columna se complotan para pronunciar una verdad que pocos (y tal vez, ni siquiera yo mismo, que soy sólo un instrumento de la música del cosmos) alcanzarán a comprender. Mi cuerpo, pensado como el efecto de un código binario, no se diferencia en nada de un avatar en un juego de consola.
Cualquier número decimal puede convertirse en binario mediante una serie de divisiones sucesivas (en internet hacen el trabajito por uno): 19 se dice, en binario, 100112.
Esta noche voy a dormir al aire libre, mirando las estrellas, cuya danza numérica me arrullará y me brindará las respuestas que le pida. No creo en el poder de los astros, sí en el del discurso. Trataré de registrar las secuencias, los ritmos, las entonaciones. Ése será mi año.


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