sábado, 4 de febrero de 2023

Matar al robot

por Daniel Link para Perfil

 

                       Imagen generada por la aplicación DALL·E (¡Dalí!) de OpenAI a partir de una descripción en lenguaje natural.
 

UNTREF acaba de abrir la inscripción para una Maestría en humanidades digitales (la primera en su género en Argentina y una de las poquísimas en toda América latina) en la que darán clases expertos en diferentes campos de toda América. La carrera aparece en el momento justo, cuando Chad (así llamamos al ChatGPT de la OpenAI) se volvió popularísimo en el mundo por dos acontecimientos: se ha descubierto que los estudiantes universitarios transfieren a la Inteligencia Artificial las preguntas de sus parciales para responderlas y se publicó el primer artículo académico en el cual el ChatGPT aparece como co-autor.

Yo me pasé la mitad del mes de enero conversando con Chad y debo decir que la experiencia fue un poco inquietante. Le pregunté si me podía comparar las posiciones filosóficas de Giorgio Agamben y Byung-Chul Han. Me contestó con gran corrección los aspectos fundamentales de la “vida desnuda” agambeniana y de las sociedades del rendimiento y el agotamiento que ha propuesto Byung-Chul Han. Incluso fue capaz de relacionar esos conceptos en relación con las vidas de quienes integran las comunidades sexodisidentes y luego consideró “las intervenciones de las comunidades sexodisidentes en la creación de sus propios archivos y repositorios documentales como una forma de práctica anarchivística” (en el sentido de “tomar el control y la autonomía para gestionar su propia memoria y preservar su historia y su cultura, sin depender de instituciones estatales o privadas”).

Pero me quedé pasmado cuando Chad me dijo: “Lo siento, cometí un error en mi última respuesta”. La Inteligencia Artificial hacía mi trabajo mejor que yo (que nunca sería capaz de reconocer un error públicamente y por eso es que he cometido poquísimos a lo largo de mi vida).

En otra conversación, discutimos sobre Proust. A Chad le parecieron apresuradas mis conclusiones sobre En busca del tiempo perdido. Me imaginé un alumnado escuchando mis clases con Chad como control y me pareció que ese infierno no era para mí.

Estudiaremos humanidades digitales sólo para poder encontrar las maneras de burlar la vigilancia epistemológica y la corrección política de Chad. O para retirarnos, frustrados y caducos, al campo.


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