Por Daniel Link para Perfil
Estoy en una esquina de la ciudad de Lima. Leo los nombres de las calles: San Martín y Sáenz Peña.
He leído, en otros carteles, Sucre, Bolívar, Junín y Ayacucho. Son los hitos (héroes y batallas) de la independencia de las repúblicas sudamericanas.
En esta esquina en particular coinciden el Libertador de América (San Martín) con “el argentino cuya voz en el Congreso panamericano opuso al slang fanfarrón de Monroe una alta fórmula de grandeza continental (“América para la Humanidad”), y demostró en su propia casa al piel roja que hay quienes velan en nuestras repúblicas por la asechanza de la boca del bárbaro” (para citar a Rubén Darío). Son nombres que intervinieron decisivamente en la formación de las sociedades criollas durante el siglo XIX, durante la independencia y después.
Pienso que las toponimias urbanas son una entrada privilegiada para el aprendizaje de la historia. Toda niña debería conocer el significado de los nombres de las calles por las que circula y, tal vez, deducir de la frecuencia de aparición de esos nombres, el tratamiento historiográfico que esos nombres han recibido.
Todo eso vuelve a Lima una ciudad profundamente familiar para nosotras porque, como señaló Borges en Evaristo Carriego, “La independencia de América fue, en buena parte, una empresa argentina; hombres argentinos pelearon en lejanas batallas del continente, en Maipú, en Ayacucho, en Junín”. La verdad del enunciado podría discutirse, pero no su entonación, que es criollista. Hay un impulso imaginario hacia lo criollo que tiñe el continente y que arrastra consigo los nombres de los próceres y los acontecimientos de los que participaron (batallas o reuniones diplomáticas).
Ahora estoy en otra esquina de Lima, para elegir el último almuerzo en la ciudad. En dos lugares nos dicen “no, no servimos comida criolla”. El desprecio globalizante hacia lo criollo nos sorprende, pero en el tercer lugar hicimos rancho: causas, ceviches, pisco sour y suspiros limeños. En el aeropuerto, como es fiesta patria, han organizado unos números danzantes: los bailarines se entregan al valsecito criollo. Y eso nos conmueve.

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