Un joven venezolano de provincias, guapo y sensible (y un poco tarambana, como se revelará en días sucesivos, pero eso es otra historia) me interroga vagamente sobre las "mujeres argentinas". Intuyo que hay una historia amorosa que no me cuenta detrás de sus reclamos. Compara a las mujeres argentinas con los dos portentos de belleza que nos acompañan, Cauri, una morenaza enfática de ojos achinados y Carla, una niña lánguida que toma clases de tango y que yo, en mis ensoñaciones, ya estoy entregando a los brazos de Edgardo Cozarinsky, que gustaría de bailar con ella más de una milonga.
En la perspectiva de mi joven amigo, las mujeres argentinas hacen como que no entienden las señales que se les envían: arman programas que obligan a todos a penosos esfuerzos de coordinación, prometen aparecer, exigen protección y cuidado, llamados, y finalmente no acuden a las citas programadas y hay que salir a rastrearlas por los bares de la ciudad a ver si hubo alguna confusión. ¿Qué es?, me pregunta.
Estamos en la tercera ronda de whiskies, de modo que no me considero habilitado para una respuesta al alcance de la sabiduría que me supone en la materia. No hay otro misterio, pienso, que la incapacidad de mi amigo para comprender la distancia que la cultura ha introducido entre la libre flotación de los cuerpos. El veredicto de las mujeres argentinas ("ya no hay hombres"), que he escuchado tantas veces, sería incomprensible para mi amigo. Él diría que está él, aún cuando precisamente él sería, para cualquier mujer argentina, la evidencia de la ausencia. Tartamudeo: "toda generalización es un poco abusiva" y ruego al cielo que la salsa, monocorde como el subdesarrollo, cese por un rato.
(anterior)
Las tres gracias
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Mientras preparo un taller sobre el paso (siguiendo algunos motivos) de los
cuentos tradicionales, desde las lejanas cortes europeas a los libros que
hay...
Hace 2 semanas.
6 comentarios:
Daniel,querido
Me agrada eso de ser fantasma en tu blog. Y que aun la salsa -esa excusa con bongós y coros largos- no nos deje encontrar respuesta al enigma de las sirenas sordas.
Aun ayer continuó la contienda verbal con las "letras hispánicas" sobre los estragos de tu tesis novomundistas. Mi defensa esta vez no llevaba whisky encima, y tenia de fondo los gritos lejanos de Caracas en luces.
Un abrazo veneco y enorme.
ante desapariciones súbitas no descartar el posible ataque del descuartizador de mérida
El veredicto de las mujeres argentinas es, mas bien: ya no hay hombres venezolanos.
Decile a tu amigo tarambana, si vale aun la pena volver a la cuestion, que las mujeres argentinas somos disfuncionales e imbeciles en funcion de varones argentinos que arman programas desarmables, difusos, temerarios y temerosos, que nos arrojan a los bares en la compania siempre grata de nuestras amigas mujeres y nuestros amigos gays.
Aunque....un momento.... ahora mismo estoy viendo un joven argentino en tv, divino, pelo largo y sonrisa blanca, re glam, de los que marcan tendencia, divertido, sensible, las bolas bien puestas, recibiendo un premio merecido.
Ese si que escapa a la regla!
Se llama Leon Ferrari, pero......de esos, como los venezolanos, ya no quedan mas.
presentale a Stefania
Deliciosa la crónica de viaje, el tono zumbón (tan argentino: sos como un Lucio Mansilla, dicho sea entre nos, pero en vez de indios o nobles alemanes hay escritores).
Tommy Barban: halagada (si te refieres a mi) pero...es que estoy casada con un porteño que me agarró en NY...agotado por los histeriqueos de su entonces novia argentina
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