martes, 7 de octubre de 2008

La oscuridad

Aparentemente hay mucha gente a la que, como al alcalde, le molesta la oscuridad urbana. Habría que meditar más sobre el sentido de una ciudad oscura en oposición a una ciudad a giorno.
Ciudades a giorno son las italianas, y eso es por una cuestión turística: Firenze tiene que iluminar el Campanile de Giotto y París tiene que iluminar la Tour Eiffel por cuestiones comerciales (lo que no excluye, naturalmente, la belleza que podamos atribuir a esos monumentos ante los que nadie podría titubear en caer de rodillas).
No habiendo monumentos urbanos (como no los hay en Buenos Aires), la iluminación nocturna sólo puede molestar porque no hace sino eliminar la diferencia entre la noche y el día. Porto Alegre, Brasilia, pero también Berlín y Nueva York son ciudades oscuras de noche. Es lo que las hace diferentes de un set (Verona) y es, por otro lado, lo que las vuelve más económicas para sus contribuyentes.
El que quiera caminar de noche por una calle oscura, que tenga el derecho de hacerlo. Y el que no, que lo haga de día.

La iluminación a giorno que sufre actualmente Buenos Aires no hace sino alumbrar su fealdad constitutiva: la mugre, la roña, la vileza, su funcionalidad a los odios más recalcitrantes.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

la oscuridad es la escenografia mas economica. y la mas exquisita.
es suficiente con poder verle la cara a quien llevas de la mano

liberto dijo...

Daniel: perdón por hacer un comentario que no tiene que ver con la entrada, pero recién me fijé en el contador de visitas y vi que ya tenías casi diez mil después de haber llegado al millón ... entonces me pregunté: ¿dónde estaremos cuando llegues al segundo millón?; ¿cómo estaremos?; ¿estaremos?.