sábado, 13 de septiembre de 2025

Sobre las falsas relaciones

por Giorgio Agamben para Quotlibet

Una buena definición del poder político es aquella que lo caracteriza como el arte de poner a los hombres en relaciones falsas. Esto y nada más es lo que hace el poder, para poder luego gobernarlos a su antojo. Una vez que se han dejado introducir en relaciones oblicuas en las que no pueden reconocerse, los hombres son, de hecho, manipulables y orientables a su antojo. Si creen tan fácilmente en las mentiras que se les proponen es porque, ante todo, son falsas las relaciones en las que, sin darse cuenta, ya se encuentran desde siempre.

El primer paso de una estrategia política digna de ese nombre es, por lo tanto, la búsqueda de una salida de las relaciones falsas en las que el poder ha colocado a los hombres para poder gobernarlos. Pero precisamente esto no es fácil, porque una relación falsa es precisamente aquella de la que no se ve una salida. Algo parecido a una salida solo es posible si comprendemos que la relación falsa es la forma misma del poder, que encontrarse en una relación falsa significa estar en una relación de poder. Es decir, la relación es falsa no porque mintamos, sino porque falta la conciencia de su carácter esencialmente político. Que las relaciones aparentemente íntimas y privadas o las determinadas técnica o socialmente sean en realidad siempre políticas, que en ellas nos encontremos, es decir, desde el principio en una relación falsa, esta conciencia es la única forma de cambiar de raíz nuestra forma de vivirlas.

 

 

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