Hace un par de días vinieron a hacerme el molde de yeso para el corset de polipropileno que me acompañará (que me vestirá) durante las próximas semanas (o meses). Pedí encarecidamente que la parte exterior de mi armadura tuviera six-packs bien marcados y unos pectorales sobre los cuales poder dibujar luego unas areolas suculentas y que dieran envidia al mismísimo Batman (el de Szuchmacher).
Hoy, cuando vinieron a probarme el dispositivo inmovilizador de mi columna (se supone que no debo agacharme, ni rotar el torso, en fin: las cosas que uno más gusta hacer cuando anda por el mundo), para mi sorpresa, la parte exterior de mi coraza me volvía más parecido a Humpty Dumpty que al vengador enmascarado de Ciudad Gótica. "No se puede todo", dijo el técnico, despreciando mis reclamos.
Mis amigos diseñadores y artistas plásticos ya fueron avisados, a ver si, un día de éstos, pueden intervenir el horrendo dispositivo como para que tenga algún sentido la fiesta de disfraces con la que se pretende celebrar mi regreso al mundo.
Las tres gracias
-
Mientras preparo un taller sobre el paso (siguiendo algunos motivos) de los
cuentos tradicionales, desde las lejanas cortes europeas a los libros que
hay...
Hace 2 semanas.
2 comentarios:
estos son los momentos en los que uno debe creer, más fervientemente que nunca, aquello de que el órgano más sexual es el cerebro (creo que lo dijo Moria o Freud, si es que hay alguna diferencia a esta altura de la historia)
Ánimo y a festejar tus 364 no cumpleaños.
Publicar un comentario