sábado, 20 de octubre de 2012

Votos para todos y todas

por Daniel Link para Perfil

Los argumentos del senador Daniel Filmus en favor del proyecto de ley para la ampliación de la ciudadanía (a partir de los 16 años) oscilaron, de acuerdo con sus declaraciones, entre el humor sombrío, la precisión histórica y el disparate perceptivo. A propósito de lo primero, evocó una fecha cuya celebración el poder regente había relegado en el personaje más antipático de sus filas, el Sr. Boudou: "es interesante que la votación se realice el 17 de octubre ya que coincide con una fecha muy significativa: ese día hubo una ampliación de la participación popular en la defensa de los intereses y la soberanía del pueblo", dijo.
En relación con lo segundo, señaló con solvencia que "hace poco más de 100 años se aprobó el derecho de voto a partir de los 18 años, cuando la mayoría de edad era a los 22 años", y correlacionó ese dato con porcentajes de escolarización (pudo haberse referido también a la expectativa de vida, pero no lo hizo).
Por último sostuvo que "si hay un sector que, en general, se rebela contra el orden establecido es la juventud, que siempre se caracterizó por demandar tener más derechos", como si el proyecto hubiera sido la solución estatal a una masiva rebelión adolescente y no una ocurrencia cuyos insípidos resultados nos arrojarán a los adultos (entre 18 y 70 años) a la rebelión cívica.
Partidario como soy de toda ampliación de derechos, sé que todo derecho es universal, o es un mero privilegio. La nueva concepción electoral nos pondrá a los adultos (entre 18 y 70 años) en situación de vulnerabilidd y discriminación: como a los adolescentes, que no nos penalicen por no votar, si no tenemos ganas de hacerlo o las opciones políticas no nos satisfacen.

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