Rodolfo Walsh: Sólo me interesa escribir para muchos. No quiero escribir para ejecutivos. Ésa es hoy la técnica periodística. A veces me tientan con cifras respetables, pero puedo resistir la tentación.
Usted vive muy alejado. ¿Por qué ese aislamiento?
RW: El Tigre es mi método de trabajo. La gente no me atrae demasiado. Cuando estoy entre ella no puedo escribir. En la misma casa que vivo concluí Operación Masacre.
¿Este cuento que publica Extra es absolutamente verídico?
RW: Sí.
¿El coronel existe?
RW: Sí.
¿Cómo se llama?
RW: No puedo decirlo.
¿Por qué?
RW: Si yo digo que Desiderio Fernández Suárez -Jefe de Policía en Operación Masacre- es un asesino, puedo probarlo cabalmente. He acumulado todas las pruebas materiales para convertir mi acusación en algo irrefutable. Si yo doy el nombre del coronel de este cuento sólo puedo avalarlo con mi certeza, mi memoria de un diálogo. En estas condiciones no lo voy a nombrar.
La entrevista, publicada en Extra, acompañaba la primera edición de "Esa mujer" de Rodolfo Walsh.
1 comentario:
Qué curioso e impresionante es que RW diga: "Es un cuento absolutamente verídico". Se parece a los chicos del secundario que, desprovistos de la chatarra terminológica, advierten sin embargo que han leído algo literario que ha ocurrido efectivamente fuera de la literatura, y que denominan con el nombre supragenérico de "cuento". Curioso es también que RW elija una forma canónica de lo literario porque espera ser leído por "muchos" (palabra evitista si las hay) en desmedro del periodismo, que (suponemos por RW), leen pocos. En el extremo de esta operación, Piglia concibe, desde la literatura y en su mismo cauce, un planteo semejante al de RW. Me refiero a ese cuento perfecto que se llama La loca y el relato del crimen. A contramano de RW, lo más curioso, al menos en las concidiciones que lo hacen posible, es que hoy Gran hermano circule como "realidad" aunque concite las más diversas discusiones sobre su estatuto aparente-real-ficcional. Este Walsh, que parece obviar todo debate "de época" sobre el estatuto de lo ficcional, tiene mucho más para dcirnos que cualquier tratado de semiótica. Aun a costa de ser parcialmente negada (o reafirmada con una visión de futuro incomparable) la literatura sigue aventurando el mundo.
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