Mañana estrenan Smash, la competencia de Glee. Muy de loca de Broadway, es como una novela con musicales, o como una novela en el medio de un musical (cuenta el proceso de producción de un musical sobre Marilyn Monroe). Se banca hasta ahí, sobre todo por las canciones (off Broadway) de Katherine McPhee y la presencia descomunal de Anjelica Huston. Lo peor es Debra Messing: nada de lo que pase a su personaje (salvo la muerte) puede llegar a alegrarnos.
Alcatraz no alcanza a hacer pie (o es un traspie tras otro). A la monotonía de cada caso, al gordo que ni puede caminar y tienen sentado frente a una computadora, al casting espantoso (salvo el director de la prisión, desempeñado por Jonny Coyne), suma la resolución sumarísima y de idéntica manera de cada caso (cada uno de ellos, de escasísimo interés). En el último episodio, Parminder Nagra resucita de su coma: habrá que ver qué pasa pero no creo que nada demasiado excitante. A ponerse las pilas, che.
Awake empezó por todo lo alto, pero ya el cuarto capítulo aburrió un poco. Por cierto, Jason Isaacs está impecable.
Y volvió Fringe, después de esas pausas incomprensibles que nos dejan fríos. Aunque es difícil calentar la atención nuevamente y engancharse con una nueva dirección impuesta al guion, nada hay que reprocharle a Olivia y sus amigos, salvo que cada tanto nos dejen solos, abandonados a la buena (a la mala) de las divinidades televisivas.
En las sobremesas, la gente ha vuelto a hablar de Seinfeld.
2 comentarios:
nunca dejamos de hablar de seinfeld
quiero el libro de las series, ¿pensaste un título? besos
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