sábado, 7 de noviembre de 2015

258 argentinos dicen


Por Daniel Link para Perfil



Acabo de terminar un análisis precioso de los resultados de la elección presidencial en mi mesa electoral que no voy a publicar porque me van a decir que soy golpista, jinete del apocalipsis, traidor, o melancólico. Estuve horas analizando los números de mi mesa, y llegué a los siguientes resultados para el ballotage (para mi mesa, no generalizo): 50,38 % para el ganador, contra 43,02 % para el perdedor, con 6,6 % de votos en blanco.

Gracias a la digitalización de la información, ahora cualquiera puede analizar los resultados de su mesa (en la mía, la 449 del circuito 17, comuna 1, el corazón de Constitución, votamos 258 almas) y proyectar algún resultado.

Lo que sí conviene decir es la madurez política de los electores, que votaron aquello que les interesaba o sobre lo que tenían noticia cierta. O sea: nada que ver con los votos a ciegas o los votos por amor o los votos por odio. Los electores de mi mesa votaron estratégicamente. Cortaron boleta privilegiando algunas categorías sobre otras. Mezclaron las listas de diputados de izquierda (FIT o Progresistas) con votos presidenciales al bloque hegemónico (Macri o Scioli), dejaron en blanco las oscurísimas categorías del Parlasur, hicieron historia.

Mientras tanto, los candidatos y sus alucinados partidarios (que son incluso capaces de ver belleza allí donde sólo hay cirugía estética y balbuceos subnormales) se entregan a la imaginación apocalíptica, enumerando la cantidad de males que sobrevendrán, gane uno u otro candidato, como si hoy estuviéramos en el peor de los mundos y no en Roma, mientras Nerón toca la lira. Yo les digo: gane quien gane vamos a tener que salir a la calle a pelearla todos los días, qué duda cabe. La vida va a ser un caos, pero a eso nos llevaron. La única diferencia va a ser si puteamos a los de siempre o a algunos cosos nuevos. Veremos lo que piensa mi mesa, la única referencia seria que me importa.


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