por Alejandro Katz para La Nación
Como en toda teología, la promesa fundada en la fe es más importante
que la evidencia. Si la vida política gira en torno de la disputa por la
autoridad, la vida del movimiento lo hace en torno de la comprensión de
los propósitos del líder. Interpretar sus gestos -no sólo sus
palabras-, sus estados de ánimo, sus fatigas y sus entusiasmos es el
modo de obtener argumentos para dar validez a sus actos, sin interrogar
de ningún modo sus intenciones. Al líder, enseñan, no se le habla: se lo
escucha.
Que un sistema de creencias religiosas se convierta en
una doctrina de la vida política no es nuevo en la historia de
Occidente. Que los kirchneristas actúen movidos por la fe no debería,
por tanto, sorprendernos. De hecho, una parte de la historia argentina
del siglo XX ha estado dominada por movimientos mesiánicos. Con algunos
de ellos el kirchnerismo comparte un rasgo que entristece un panorama
triste: si los kirchneristas actúan movidos por la fe, sus dirigentes
están guiados por el interés. Por el interés más elemental y más
terrible: el del poder y el de la riqueza. Si de por sí nos parece
incomprensible que las ideas teológicas todavía inflamen las mentes de
los hombres provocando pasiones mesiánicas, que esos hombres de fe sean
conducidos por los cínicos no provocará otra cosa que ruinas.
El texto completo, acá.
Las tres gracias
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Mientras preparo un taller sobre el paso (siguiendo algunos motivos) de los
cuentos tradicionales, desde las lejanas cortes europeas a los libros que
hay...
Hace 2 semanas.
2 comentarios:
Es espantoso lo que escribe este hombre. Pero si se pidiera un esfuerzo supremo de paciencia al lector ¿por qué no sería aplicable el mismo diagnóstico a la izquierda o a la derecha bienuda que el diario tan bien representa?
Parece escrito por un demente
Tal vez sería mejor que LN empiece a gastar tiempo y tinta en preguntarse seriamente acerca de la falta de opciones políticas viables, en vez de publicar este mamotreto infumable. Esos diarios le vienen bárbaro al kirchnerismo, y parece que no se dan cuenta.
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