miércoles, 11 de octubre de 2006

Nuestras mariquitas


Foto: Sebastián Freire

La de la foto es Catita. La otra se llama Chita (por Manchita), y son nuestras mascotas berlinesas (que por cierto, ni en sus mejores momentos pueden reemplazar a Tita Merello y Cartulina, con las que soñamos una noche de cada dos). No tenemos idea de lo que comen así que cada tanto las forzamos a que vayan a las plantas de las macetas, por miedo a que mueran de hambre, pero ellas prefieren andar por las paredes. Las hemos notado sedientas porque, más de una vez, cuando nos duchamos, se tiran dentro de la bañadera, con el riesgo que eso implica. Tememos que su imprudencia las haga desaparecer por el desagüe en cualquier momento. Pero tampoco sabemos cómo proveerlas de agua. En fin, se hace lo que se puede con los restos de amor hacia los animales que nos sobran.

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