martes, 27 de septiembre de 2016

Ay, que me corro





sábado, 24 de septiembre de 2016

Conversaciones peregrinas

por Daniel Link para Perfil

La historia de los pueblos podría contarse sólo a través de la historia de las lenguas. El azar (o los votos matrimoniales, que me obligan a compartir una determinada herencia gallega por la vía jurídica) me lleva a examinar de cerca la lengua gallega, su historia, su relación con el reino de España y ciertas mistificaciones como el camino de Santiago (invención del siglo XII que debemos a los nobles de Asturias, que al desparramar por el mundo la especie inverificable de que en tierras de Compostela estarían enterrados los restos del apóstol Santiago (que es como decir: un auténtico soldado de Cristo), inventaron el turismo y, sobre todo, impidieron la secesión gallega.
Volveré o no sobre el punto, pero no es en lo que hoy quería detenerme.
La lengua gallega es extraordinaria por su carácter transicional entre el portugués y el castellano. Creo que debe ser el único caso en que una lengua semejante, formada en el contacto y el rozamiento entre lenguas diferentes, adquiere estatuto escolar, literario e identitario. ¿Cómo será una identidad que se forma en el desgarramiento de otras dos lenguas?
Los argentinos conocemos bien a los gallegos porque ellos, junto con los italianos, explican nuestra cultura (A Coruña es el antecedente de Mar del Plata, aunque ésta quiera reconocerse más en Francia;el paisaje cordobés está formado por gajos de morriña gallega y así sucesivamente).
Charlando con un joven treintañero, nativo de Villagarcia de Arousa, en las rías baixas, éste se queja de que los gallegos, a diferencia de los catalanes y los vascos, se dejaron arrebatar la lengua. Sus padres, dice, renunciaron al gallego y, al hacerlo, hicieron que para él fuera una lengua aprendida y no materna. Su tía quiere corregirlo y dice que no es así, que ella habla gallego cuando se le da la gana.
Como veo que la discusión sube de tono y el joven, que es antimonárquico y que habla del "Dictador" (refiriéndose a Franco) cada vez con más vehemencia, les regalo esta prenda de amistad: les cuento que nosotros tenemos la costumbre de llamar a quienes ellos consideran sus amos y sus usurpadores, los españoles (en general, pero sobre todo los de Castilla), "gallegos". De esa manera, sin saberlo, colocamos a los humilladores en el lugar de los humillados.
La operación les resulta simpática, pero después de un rato vuelven a herir de muerte la lengua del Estado. "Perdimus", dice el joven gallego.

martes, 13 de septiembre de 2016

miércoles, 7 de septiembre de 2016

Lo fatal




domingo, 4 de septiembre de 2016

Para Beto




Domingo pomeranio

Los socialdemócratas ganan y la extrema derecha supera al partido de Merkel en su Estado de origen
 

El Partido Socialdemócrata de Alemania logra en Mecklemburgo-Pomerania Occidental un 30,5% de los votos mientras que AfD sería segunda fuerza con el 21%.

El Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) puede apuntarse la victoria en las elecciones regionales celebradas este domingo en el Land alemán de Mecklemburgo-Pomerania Occidental (noreste). Según los primeros sondeos, realizados a pie de urna, los socialdemócratas han conseguido un 30,5% de los votos. Sin embargo, la formación xenófoba Alternativa para Alemania (AfD), que ha captado buena parte de la atención prestada a estos comicios por la elevada intención de voto que le atribuían los sondeos, también puede reivindicar un triunfo en toda regla. En virtud del 21% de los votos que ha logrado, AfD se ha erigido en la segunda fuerza política en Mecklemburgo-Pomerania Occidental.
AfD, formación fundada en 2013, no contaba con escaños en el parlamento regional de Mecklemburgo-Pomerania Occidental, un Land que apenas suma 1,7 millones de habitantes en un país de más de 82 millones de personas. Los sondeos previos a esta cita con las urnas llegaron a situar a la formación xenófoba como segunda fuerza política más votada, por delante de la Unión Cristiano Demócrata (CDU) que lidera la canciller Angela Merkel. Este extremo ha terminado confirmándose.
La CDU, que también ha gobernado en Mecklenburgo-Poremania Occidental durante los últimos cinco años gracias a una “gran coalición”, ha quedado relegada como la tercer partido de la región. A Merkel, cuya circunscripción por la que tiene escaño en el Bundestag se encuentra en este Land, se le ha visto especialmente implicada en la campaña de esta cita con las urnas. La jefa del Gobierno germano ha invitado incluso a votar a los partidos con “soluciones a los problemas”, lo que “no incluye a AfD”, según los términos de la canciller. Pero, con los primeros resultados en mano, parece que un buen quinto de los electores ha dado la espalda a la canciller optando por AfD.
Las elecciones de este Land del noreste alemán tienen lugar apenas medio año después de que AfD se confirmara en el panorama político germano logrando una significativa presencia en los parlamentos regionales de Renania-Palatinado (oeste), Baden-Wurtemberg (suroeste) y en Sajonia-Anhalt (centro-este). En esta última región, AfD se hizo con un 24,3% de los votos, en Baden-Wurtemberg un 15,1% y en Renania-Palatinado un 12,6%.
“Asegurar las fronteras, parar el terror”, era uno de los mensajes con los que AfD ha buscado ganarse a los electores en Mecklemburgo-Pomerania Occidental. Temas como la inmigración o la seguridad nacional, aunque sean ante todo competencia del Gobierno federal que dirige Merkel desde Berlín, han sido los más utilizados en estos comicios por el líder de AfD en este Land, Leif-Erik Holm, y su equipo.
El socialdemócrata Erwin Sellering, presidente del Gobierno regional de Mecklemburgo-Pomerania Occidental, ha desarrollado una campaña más integradora. “Juntos por el buen camino”, era uno de los eslogánes electorales que ha empleado este político, que antes de gobernar en coalición con la CDU como hace desde 2011 hizo lo propio con el Partido del Socialismo Democrático, formación fundacional del partido izquierdista Die Linke.
Sellering ha reivindicado con razón en su campaña que la economía de su región es “fuerte”. Con él al frente el paro en la región nunca estuvo en niveles tan bajos (ronda el 9%) y el PIB jamás había totalizado los 39.000 millones de euros actuales – un récord. En estas elecciones, el SPD ha cosechado un 30,5 % del apoyo de los votantes, un porcentaje sensiblemente menor al 35% que le valió la victoria en 2011. Para gobernar podría contar con de nuevo con la CDU, o con Die Linke y Los Verdes. La formación ecologista se hizo con un 5% de los votos, según las primeras estimaciones. Die Linke consiguió un 12,5%.

RESISTENCIAS A LA POLÍTICA MIGRATORIA
 
Al igual que en ocurrió en los comicios de Renania-Palatinado, Baden-Wurtemberg y Sajonia-Anhalt, los comicios de Mecklemburgo-Pomerania Occidental han servido a muchos para expresar un voto de protesta que beneficia claramente a AfD. Mecklemburgo-Pomerania Occidental es conocido como uno de los Länder más conservadores de Alemania, debido, entre otras cosas, al 6% de los votos que recogió allí la formación neonazi que es el Partido Nacionaldemócratico de Alemania (NPD) en las anteriores elecciones regionales. En 2006, el apoyo al NPD fue del 7,3%. En la votación de este domingo, este partido se quedó en un 3,5%.
Los estudios demoscópicos previos a los comicios de este domingo han dado cuenta de que buena parte de los electores del NPD estaban dispuestos a apoyar a AfD. La formación xenófoba está capitalizando en términos políticos el descontento que ha generado en parte de la población la política de inmigración del Gobierno de Merkel.
El pasado miércoles se cumplió un año desde que la canciller pronunciara su ya celebre frase: “Lo logramos”. Merkel, que no ha dejado de repetir esos términos en los últimos doce meses, quería convencer así a sus conciudadanos de que su país puede recibir e integrar a los más de un millón de demandantes de asilo que han llegado a Alemania en los últimos dos años.
Pero esas palabras, convertidas ahora en una especie de mantra, se están encontrado con una fuerte resistencia. El resultado de las elecciones en Mecklemburgo-Pomerania Occidental son una nueva muestra de ello. La ciudad-estado de Berlín, que celebra las elecciones para formar un nuevo parlamento regional el próximo 18 de septiembre, planteará otro serio test para Merkel, su partido, y la gran coalición que lidera junto a los socialdemócratas.

Fuente: El español


 

sábado, 3 de septiembre de 2016

La destrucción del pasado


Por Daniel Linkpara Perfil

El año pasado fui a la República Checa para recuperar unas briznas de pasado familiar. Antes de internarme en la Moravia profunda, de donde vino mi abuela, vagué por Praga, donde había estado tantos años antes que la ciudad me resultaba irreconocible. Yo había estado allí en otra capa geológica, cuando acababa de caer el Muro de Berlín y las repúblicas socialistas todavía no habían sido arrastradas por la fuerza destructiva del capitalismo. Entonces Praga me había parecido una tranquila y hermosa ciudad imperial de segundo orden, cuyos habitantes eran un poco rústicos. Ahora, en cambio, la encontré devastada por el turismo de la peor especie y el capitalismo más abyecto: la venta de souvenirs fabricados en cualquier lugar del mundo, a la medida de viajeros rapaces que son incapaces de establecer con los lugares una experiencia diferencial, medianamente auténtica. O sea: me había vuelto viejo al mismo tiempo que Praga se entregaba a la celebración del comercio de baratijas.
No reconocía las calles en las que me había gustado perderme: todas eran hileras de tiendas más o menos conocidas y más o menos globales. Incluso, no pude encontrar un recuerdo queridísimo, la plaza Wenceslao que, allá lejos y hace tiempo, me había impresionado por sus dimensiones y la belleza de sus edificios modernistas y art decó. Musitaba: bajando desde la estación de tren, hacia allá, se llegaba a la Plaza de Wenceslao. Pero, claro, la vieja estación de tren es ahora un museo ferroviario y todo sucede en los subsuelos, donde los trenes combinan con el metro y donde es imposible orientarse.
La Plaza seguía allí, en alguna parte, pero ahora no tenía nada que ver con mi memoria. Recuerdo ahora esa experiencia abrumadora porque mi hija está aterrizando en Praga y me costó darle referencias de mi primer viaje. Le dije: no dejen de visitar el barrio de los artesanos en el castillo. Parece de Harry Potter.