Los impresentables
sábado, 21 de junio de 2025
¡Volvé, Cristina!

En el corazón de junio
Por Daniel Link para Perfil
Las últimas declaraciones de la Sra. Cristina Kirchner ratificaron que es la política más importante de América latina en el Siglo XXI. Cristina se limitó a subrayar un par de hechos históricos indiscutibles: los bombardeos a Plaza de Mayo y los fusilamientos de José León Suárez como datos inequívocos de un odio visceral que no ha cesado en los últimos setenta años.
No hace falta ser peronista (yo no lo soy) para ser consciente de la atrocidad que esos dos acontecimientos representan y que, sumados a la represión de la Dictadura, constituyen la trinidad de la ferocidad imperdonable. Me limito sólo a las “heridas abiertas”, porque a esa nómina del fracaso como país habría que sumar también la Patagonia Trágica, la Campaña del Desierto y el genocidio Selknam.
Ante semejantes acontecimientos, los griteríos actuales de la derecha triunfante parecen meros cacareos de gallinaceos en celo. Y sin embargo...Las señales televisivas han dado muestras de un goce ante la condena de la Sra. Kirchner que hielan la sangre.
Yo soy de los que piensan que la Sra. Kirchner se equivocó: en algunos casos con sus políticas desencaminadas (en educación, me toca muy de cerca), en otros con sus decisiones caprichosas (la unción del Sr. Fernández como candidato a presidente) e incluso en no haber sabido desbaratar el sistema de corrupción que heredó de su marido (“vas a ir preso”, parece que le gritó alguna vez, sin imaginar que ella ocuparía ese lugar terrible).
Pero nada de eso es comparable con las salvajadas cometidas por el liberalismo (cuando fue gobierno constitucional o de facto). El día que los responsables de tanta aniquilación estén dispuestos a declarar que han exterminado, y que lo han hecho con ferocidad, se podrán discutir con calma los futuros posibles de este país que hoy parece imposible.
En cuanto a la Sra. de Kirchner, soy de los que respetan a quien cae después de haber peleado con uñas y dientes. Vivo a una cuadra de donde está el departamento que será su prisión domiciliaria. Pero vivo también en el conurbano, donde su prédica irá perdiendo influencia poco a poco.
No me preocupan tanto ni el barro en el que vivo en uno de esos domicilios ni el escándalo festivo de un acompañamiento que no ha disminuido con los días, en el otro.
Incluso, creo que habría que crear el movimiento de artistas “Salvemos a Cristina” para evitarle la condena adicional de tener que mirar televisión sin pausa. Hay que llevarle el cine, el arte, la poesía, la música y el teatro a la esquina de su casa, para que desde su palco penitenciario pueda descansar de las miserias de este mundo en el que ella no acertó a intervenir en la medida de sus posibilidades, pero que otros arruinaron y arruinarán definitivamente.
La destrucción irreversible de la red de ferrocarriles que llevó adelante el Sr. Menem en su momento y la destrucción actual del sistema de investigación en Argentina son apenas dos muestras de políticas cuyo daño excede las generaciones. Seamos conscientes, salvemos lo que se pueda.

martes, 17 de junio de 2025
¿Cristina Pérez es o se hace?

sábado, 14 de junio de 2025
Darío metalero
Por Daniel Link para Perfil
El gran Inca Garcilaso de la Vega se preocupó, en relación de la etimología del nombre “Perú”, por publicar su hipótesis porque “Lo que ahora temo es no me las haya hurtado algún
historiador, porque aquel libro, por mi ocupación, fue sin mí a pedir su calificación, y sé que anduvo por muchas manos”.
La semana pasada, un amigo tuvo a bien citar en otro periódico unas palabras mías que introducían la noción de “ambiente estilístico” que, por las mismas razones que Garcilaso, yo había anticipado en la reedición de mi libro Clases.
¿Qué se entiende por “ambiente estilístico”? Por supuesto, no se trata de un “estilo” sino de un tramado de rasgos culturales, lingüísticos, tonales, afectivos, morales, prosódicos y léxicos, a partir de los cuales se construyen los estilos. La unidad de los ambientes estilísticos es el estilema, que ahora no funciona como unidad de “estilo” sino como un marcador complejo de ambiente estilístico.
Todo el mundo se preocupa por la violencia verbal del presente argentino (no tanto por los posteos en redes de nuestros políticos, sino más bien en el goce insolente de los conductores y panelistas de los programas de noticias). ¿Es eso un estilo? No, pero es un ambiente estilístico que permitirá la formación de estilos a partir de una determinada atracción mutua de estilemas.
No es del todo correcto hablar, históricamente, de estilo gótico o barroco. Esas etiquetas designan a ambientes estilísticos. Definamos el ambiente estilístico argentino actual y sabremos cuál es nuestro futuro. Borges había dicho en la década del cuarenta: “Si yo supiera cómo leerán esta página en el año dos mil, sabría cómo será la literatura del año dos mil”.
Es muy difícil definir ambientes estilísticos completos y el único que ha sido capaz de acercarse a algo parecido es el Foucault de Las palabras y las cosas, quien (no por casualidad) tradujo al gran estilista Spitzer al francés.
Yo he experimentado con esa noción en complicidad con una inteligencia artificial, a la que le pedí que musicalizara algunos de los poemas de Rubén Darío, figura clave dentro del ambiente estilístico del modernismo hispanoamericano.
Le pedí a esa IA que versionara “Caupolicán”. Pero tuve que hacerlo varias veces apelando a los estilemas de esta época (y no a la de Darío). Finalmente dimos con la canción adecuada. Como mejor suena hoy el escolar “Caupolicán”de Darío (poema muy diferente de “Sonatina”, mucho más heroico) no es como trap, o como rap, o como pop, sino bajo el rótulo estilístico del heavy metal con un toque de punk.

martes, 10 de junio de 2025
Boy Band: Los rubenes

sábado, 7 de junio de 2025
Hacer historia
por Daniel Link para Perfil
Como nunca… ¡otra vez! tiene un título tan complejo como su contenido. El “Como nunca” refiere a un famoso audio de la Sra. Casan, que se escucha al comienzo de la función. Allí, desde Córdoba, la estrella revisteril describía un entorno de “mucho chongo como nunca”. La frase, que se volvió célebre, aliteraba en “ch”, lo que es siempre un indicio de sensibilidad poética extravagante (“estuche de peluche” es otro ejemplo) pero además jugaba con valoraciones extremas (mucho-nunca). Como el espectáculo que adopta ese nombre alguna vez ocupó las carteleras porteñas, el “¡otra vez” señala esa circunstancia.
Se trata de un show que abreva al mismo tiempo del teatro de revistas y de su versión camp, el café concert. Con textos de Liliana Viola, puesta en escena de Alejandro Tantanian y música en vivo de Diego Penelas, Juampi Mirabelli y Franco Torchia se sacan chispas sobre un escenario ciertamente incómodo rodeado de mesitas (el lugar, Cástor y Pólux, es casi un museo de viejas escenografías de célebres producciones de Lino Patalano).
Franco Torchia “hace de” capocómico y sus monólogos (pronunciados con la velocidad de un Tato Bores o de un Enrique Pinti) se alimentan de la realidad política argentina, que como es tan disparatada y cambia tan velozmente, obliga a una renovación periódica porque la estupidez de ayer quedó sepultada ya por otra. Juampi Mirabelli, de un talento enorme, cubre el rol de la vedette (y, en este caso, la primera “vedette hombre”, dado que sus atributos masculinos no se ocultan en ningún momento) y se suma a los pasos de comedia que incluye el show. Su “petera presidencial”, que yo ya vi varias veces, conserva la frescura y la diablura de lo que ha sido inventado para siempre.
Algunos segmentos tendrán mayor impacto que otros, pero lo cierto es que, como totalidad, el espectáculo conmueve porque nos muestra la grisura de todo lo demás, de una sociedad ya dominada por el miedo. ¿Es posible que en un país donde el presidente dice hablar con perros muertos y entabla inconsecuentes demandas contra periodistas no haya en los medios o en el teatro más que esta muestra de humor político?
Más allá de eso, la elección de las figuras clásicas del teatro de revistas y su reversión en clave camp (lo que remite a los legendarios espectáculos de Gasalla, Perciavale, Edda Díaz y Nacha Guevara) intenta reponer fragmentos de memoria que nos han quitado. Hemos sabido reirnos de nuestras desdichas. Y Como nunca… ¡otra vez! nos recuerda cómo. Es una lección de vida.

viernes, 6 de junio de 2025
Fragmentos de un pensamiento

jueves, 5 de junio de 2025
Extinción (del dominio de las capacidades lectoras)

sábado, 31 de mayo de 2025
Mujeres y plantas
Por Daniel Link para Perfil
Los viernes en MALBA puede verse Caigan las rosas blancas, la última y esencial película de Albertina Carri, que empieza con un enunciado famoso: “O inventamos, o erramos”, una de las más famosas frases de Simón Rodríguez, el extraordinario pedagogo que orientó la juventud de Simón Bolívar. Recordarnos ese veredicto, ya es bastante. Lo que se lee en esa frase caracteriza al cine de Albertina Carri que es, fue y será lo que ese epígrafe convoca. Pero, al mismo tiempo, nos advierte sobre lo que veremos.
Por un lado, la cita velada alude a las actuales condiciones de existencia del cine, que han sufrido una transformación importante en los últimos años, con la hegemonías de la producción audiovisual de platarformas y el uso de Inteligencias Artificiales de todo tipo.
Puesta a pensar, como corresponde al cine de verdad, ¡Caigan las rosas blancas! elige un lugar incómodo que mienta al mismo tiempo la revolución y la tradición desde un paradigma excéntrico: el de Simón Rodríguez, tácitamente impugnado por la teoría marxista, o el aceleracionismo, que sostiene que hay deseos, tecnologías y procesos que el capitalismo hace surgir y de los que se alimenta, pero que no puede contener; y que es necesario acelerar estos procesos para empujar al sistema más allá de sus límites.
El relato comienza con una escena bizarra. Una filmación (primer género: cine dentro del cine). Tres mujeres jóvenes cuelgan del techo del estudio sobre un árbol fraguado asaetado por flores moribundas y frescas. La directora de la película (acá hay un rizo barroco: quien desempeña a la directora de esa película bizarra que se hace dentro de la película dirigida por Albertina Carri) se limita a decir “Más plantas, más plantas, más plantas”, mantra que repiten diferentes integrantes del equipo para desesperación de las colgadas. Finalmente la filmación se suspende, la directora ficcional decide abandonar el rodaje y las luces del set se apagan sin que las colgadas hayan sido completamente liberadas de sus arneses.
El reclamo de “más plantas” parece tener un sentido que supera holgadamente el sentido inmediato de la secuencia en la película que están filmando: más consistencia en la sensibilidad, tal vez sea lo que reclama la directora en la ficción. Las plantas, le responden, están viniendo. Como esa escena se corta, adivinamos que las plantas llegarán en las escenas subsiguientes. Y así es.
La siguiente secuencia es un paso de comedia. Vuelta a su casa, la directora espera a su amante. (ambas, hay que decirlo, constituyen parte de la troupe milagrosa de Las hijas del fuego, primera parte de la trilogía en la que Carri está embarcada). Juntas, con una de las colgadas, deciden irse al noroeste argentino, a la selva. Deciden irse, si que todavía lo sepan, a dar vuelta la historia natural de América latina. La siguiente secuencia es un musical. Luego sigue una road movie.
Ahí aparece el segundo elemento rector de esta película: la pregunta por los géneros. Esa pregunta, que en la primera parte de la trilogía había investigado los géneros como forma de actuación en el mundo y como codificación del deseo ha virado ahora hacia una especificidad cinematográfica: los géneros cinematográficos como matrices narrativas. La película participará sucesivamentre de varios géneros, de todos los géneros.
Ensambladas, las secuencias de ¡Caigan las rosas blancas! (cada una de las cuales supone actuaciones, percepciones e ilusiones distintas) forman un cine al mismo tiempo fragmentario y rítmico. El “más plantas” del comienzo se revela correlativo de la progresiva colorización de los paisajes, que abrazan la impresión mientras las viajeras atraviesan el mundo de los géneros cinematográficos en busca de la sensación, que les llega bajo la forma de lo fantástico, en un paisaje delirantemente tropical, donde un ser sobrenatural explica la conquista de América con acento español mientras realiza un ritual cuyas consecuencias últimas desconocemos.
Esa inmersión de las protagonistas de la película en sucesivos órdenes supone un doble rechazo. Por un lado, a un cine unidimensional consumible en un único registro y por otro lado, a la perspectiva iluminista-urbanista que encuentra en la “ciudad” su único campo de intervención y que siempre vio en la selva (es decir: en la proliferación insensata de lo vegetal) un riesgo que había que conjurar en favor del progreso.
¡Caigan las rosas blancas! levanta la bandera de que no hay humanidad que no sea en y con las plantas. A diferencia de lo que les pasa a los protagonistas varones de la emblemática novela La vorágine de José Eustasio Rivera, las protagonistas mujeres de este film philosophique se tragan la selva. No puede haber discusión más actual.

jueves, 29 de mayo de 2025
Matando pollitos a garrotazos
©Daniel Link / Easymusic.ai

Próximamente en todos los ascensores de las naves espaciales
©Daniel Link / Easymusic.ai

miércoles, 28 de mayo de 2025
Rubén Darío en Movistar Arena (un adelanto)

sábado, 24 de mayo de 2025
Deserción masiva
por Daniel Link para Perfil
La decadencia argentina no tiene límite: nos precipitamos hacia el abismo de la insignificancia y, hay gente que tiene razón, la señal más alarmante es la incapacidad del periodismo para notar lo evidente: el hartazgo del electorado. La mitad del padrón de la ciudad de Buenos Aires decidió no votar al señor de Adorno (sigo las enseñanzas de un maestro de la denominación), ni a su patrón, el Sr. Milei y, al mismo tiempo, ¡decidió no votar a nadie más! Como si una voz colectiva dijera: no voy a votar a ninguno de estos payasos, pero tampoco te voy a votar a vos, y por las mismas razones. De la otra mitad, sólo un treinta por ciento apuesta a un futuro libertario. Hagan las cuentas: eso da un 15 % del padrón electoral.
Es cierto que estas elecciones tenían por objeto la nada misma, el colmo de la inoperancia y del vacío de sentido, que es la Legislatura de la ciudad. De todos modos, revela una crisis política de una magnitud que yo no recuerdo, acompañada como de una aparente inmovilidad o apatía pero que es en realidad un movimiento a tan grande velocidad que se vuelve imperceptible, pero está ahí.
El electorado está desertando masivamente de la payasada a la que pretenden someterlo. ¿Y qué se pregunta la prensa? Que si Milei se comió al Pro, que si el peronismo porteño es o no kirchnerista, que si Larreta es un traidor o un héroe. ¿A quién le importa?
En Italia, la izquierda se defiende cuando se la confronta con la adhesión del electorado a Giorgia Meloni al grito de “El voto es optativo” (en verdad: la abstención no se sanciona). Aquí, donde el voto es obligatorio (la abstención se sanciona, al menos formalmente), el asunto es más grave porque implica no sólo la resignación de un derecho sino la impugnación de un sistema de representación.
Por supuesto, los payasos de la pista no pueden sino actuar su algarabía, hacer sus gracias, cagarse de risa. Pero debería ser el deber de los más sabios subrayar que no hay imaginación política que pueda resistir un magro 15% de adhesión (para citar sólo el porcentaje más alto en esta larga lista de fracasos).
Desertar, entonces. El gesto debe ser entendido en toda la dimensión de su desprecio (“que se vayan todos”).

sábado, 17 de mayo de 2025
Ensalada de papas
Por Daniel Link para Perfil
Después del “Habemus papam” y la bendición del nuevo pontífice salí lo más rápido que pude de Piazza San Pietro. Ya era tarde: en la boca del metro la policía había establecido un cordón y dejaban entrar a las personas de a tandas. Ya fuera del metro, esperando en la parada del tranvía que me llevaba a mi casa romana (ocupado casi siempre por migrantes africanos, bangladesíes y latinoamericanos como yo) escuché a dos peruanas que conversaban sobre el resultado del cónclave: “es un peruano”, “estoy muy orgullosa”.
Por supuesto, como se sabría al día siguiente, habían acertado. León XIV se reconoce como un peruano nacido en los Estados Unidos, porque uno no es del lugar en el que nace sino del lugar donde entrega el alma.
El asunto es particularmente sutil en tiempos de desprecio al migrante y expulsiones masivas. La elección de Prevost (¡ya teníamos un abate, ahora un Papa!) me pareció bastante inteligente, teniendo en cuenta la advertencia mafiosa que le envió al Cónclave el Sr. Trump, disfrazado de Pontífice y con el dedo adminitorio. ¿Cómo se genera una imagen semejante? Hay que pedirle a la IA: “cara amenazante”.
Trump no tuvo sino que felicitar al “compatriota”. Peor asesorado, el Sr. Milei festejó el nombre elegido por Prevost, que consideró un homenaje a su persona. Alguien debió decirle que el “seudónimo” del nuevo Papa aniquila el suyo propio, porque ahora cada vez que alguien diga León, se referirá al obispo de Roma y no al presidente provisorio de Argentina.
Lo segundo que consigue León de entrada es equilibrar los asuntos celestes con los mundanos. Porque el Trono de Roma necesita tanto un Papa que bregue por la paz, ore por los desposeídos, clame por la justicia (¿qué otra cosa podría decir un Papa?) como uno que consiga los millones de dólares para cubrir el déficit del Estado Vaticano (la generosidad china jugará ahí un papel decisivo).
Dicen que es Prevost es versado en matemáticas y filosofía. Lo imagino pitagórico. Confieso que le he descubierto a León un cierto aire a Palpatine (pero nunca tan acentuado como el de Ratzinger) por lo que no confío demasiado en él y sus políticas. De todos modos, me conformo con que nos ahorre las hipocresías teatrales de Francisco.

jueves, 15 de mayo de 2025
Nada vuelve, todo cambia

martes, 13 de mayo de 2025
Pánico
Sólo un fragmento del texto de Bifo. El resto acá, vía Coyunturas
Pánico
Una ola psicótica recorre la sociedad occidental: la causa de la psicosis masiva de pánico es una especie de colapso senil de la mente occidental. ¿Qué es el pánico? En el último capítulo de ¿Qué es la filosofía? Deleuze y Guattari reflexionan sobre el envejecimiento y hablan de la senescencia en términos de la relación entre el orden y el caos: “Un poco de orden para protegernos del caos. Nada es más angustioso que un pensamiento que se escapa a sí mismo, que las ideas que se escapan, que desaparecen apenas formadas, ya erosionadas por el olvido o precipitadas en otras que ya no dominamos (…) infinitas variabilidades, cuya aparición y desaparición coinciden (…)”. “Caos” se define aquí en términos de velocidad, de aceleración de la infoesfera en contraposición a los ritmos lentos de la razón y de la mente emocional. Cuando las cosas empiezan a fluir tan rápido que el cerebro humano se vuelve incapaz de elaborar el significado de la información, debido al caos, entramos en estado de pánico. Pánico es la incapacidad de tomar decisiones porque lo que sucede a nuestro alrededor es demasiado rápido, demasiado complejo, y por lo tanto indecidible.

El pañuelo de Macron

sábado, 10 de mayo de 2025
Espionaje, corrupción y fascismo
por Daniel Link para Perfil
Son tantos los índices de insanía argentina o, como dicen, de neurodivergencia que uno sabe bien sobre cuál fijar su atención. Dejo de lado el último anuncio de Luis Caputo: Argentina el primer país del mundo en el que las drogas recreativas están prohibidas pero su comercio podrá bancarizarse. Me detengo en la reacción en cadena que tuvo la singular interpretación del Sr. Milei de una columna del Sr. Pagni, quien glosó un libro que plantea que una de las razones del ascenso de Hitler a la cancillería alemana fue la confusión política que reinaba en Berlín en ese momento, que impedía la comunicación entre las diferentes facciones políticas. La hipótesis es tan cierta que no sirve para nada. Cualquier catástrofe política supone un caos previo. Para que se entienda el asunto: Hitler no dio un golpe de Estado (lo había intentado antes y había ido preso) ni fue elegido por la ciudadanía: el presidente alemán Paul von Hindenburg lo nombró canciller (como sucede en cualquier régimen parlamentario) el 30 de enero de 1933.
El golpe final lo dio el Parlamento, al conceder a Hitler plenos poderes en marzo de 1933. Eso sí que es mala comprensión de los alcances.
Argentina, mucho más precavida, le negó esos poderes al Sr. Milei y nuestro parlamento redujo los tomos de la Ley Bases a la tarjeta bancaria para la Pasta Base que acaba de anunciar el Sr. Caputo.
Pueden trazarse comparaciones siempre y cuando se parta de los hechos históricos.
En segundo lugar, no se entiende por qué el Sr. Milei, con la rápida ratificación de esa institución derechista, la DAIA y el Estado de Israel (ultraderechista), que respondieron con premura a su preocupación, identifican exterminio nazi con el pueblo judío únicamente, cuando está históricamente demostrado que las víctimas judías del exterminio fueron 6 millones de los 11 (o más) documentadas. Olvidarse del exterminio romaní justamente en el año que el reino de España ha declarado como “Año del pueblo gitano” parece de una crueldad inaudita.
El Sr. Pagni fue acusado de “banalizar” el Holocausto. Primero: la designación “holocausto” es ideológica, no histórica. Hay quienes la aceptan y quienes no. Segundo: Hannah Arendt, que aceptó el trabajo de asistir al juicio de Eichmann en Jerusalem propuso la herramienta teórica de la “banalidad del mal” que hasta ahora ha sido bastante útil para explicar la locura que supusieron los campos de exterminio, tanto conceptualmente como existencialmente, algo que la película Zona de interés (2023) desplegó con una calidad expresiva todavía memorable. Y cuarto: no parece ser un tema para tiempos electoralistas. Lo que consigue el Sr. Milei con sus arrebatos (que su equipo acompaña con entusiasmo suicida) es distraer la atención del hecho de que el gobierno reasignó veinticinco mil millones para su central de inteligencia, de los cuales ocho mil son reservados (es decir: descontrolados). Eso es un paso más hacia una forma de fascismo. De lejos, la psicosis argentina da tanto miedo como pena y vergüenza.

viernes, 9 de mayo de 2025
¡Todas contra Pagni!

jueves, 8 de mayo de 2025
¿Quién es el nuevo Papa?
Recién, volviendo en el tranvía a casa después de una agotadora jornada en el Vaticano, dos migrantes peruanas trabajadoras domésticas comentaban la elección del papa (decían) peruano y lo orgullosas que se sentían.
Más información sobre la agenda papal, acá.

lunes, 5 de mayo de 2025
Psicosis creciente
Mi pedido:
1 ladrillo de cocaína peruana sin cortar.
10 gramos de Tina
2 consoladores de modelos norteamericanos de 11"
24 unidades de Rush Total Destroy
10 jockstraps Addicted, tamaño Large
2 pares de stilletos talle 43 comprados en la Rinascente de Roma
10 frascos de GH
100 latas de alimento blando para gatos
