viernes, 15 de abril de 2011

El oso y las formas


Foto: Sebastián Freire

El mito de la caverna

Por Daniel Link para Soy


Más allá de las variantes culturales (que la antropología urbana no cesa de investigar), también pueden interrogarse los aspectos éticos de la aparición de una forma de vida que apenas si ha alcanzado la madurez: el oso, la cultura úrsida.


Cultura Debo a la conjunción de una película y una cita filosófica el impulso para emprender esta indagación. La película se llama Bearcity (2010, escrita y dirigida por Douglas Langway) y combina idénticas dosis de estupidez y dogmatismo para exponer algunas características de la comunidad úrsida norteamericana (el lugar de aparición de la especie) en clave Sex and the City: cuatro amig@s que exponen sus problemas sentimentales. Todos los años y como tradición de la cultura úrsida, se celebra en San Francisco el IBR (International Bear Rendezvous), que dura un fin de semana durante el cual se eligen a Mr. Bear International, Mr. Cub Internacional, Mr. Daddy Internacional y Mr. Grizzly Internacional (ver más abajo el vocabulario). La película imagina un festival similar, Bearcity, en el neoyorquino bar Eagle, donde se dan cita todas las variedades úrsidas.
La comunidad úrsida es una subcultura dentro de la comunidad gay. En Buenos Aires, la asociación Osos de Buenos Aires organiza actividades dirigidas a quienes con sus principios se identifican.

Un vocabulario

Úrsidos: género de la familia de mamíferos del orden de los carnívoros, de gran tamaño, generalmente omnívoros (salvo el ursus maritimus o polar, que por razones obvias, es totalmente carnívoro) y plantígrados (como el hombre, apoyan la planta entera de los pies al caminar). Las patas traseras están dotadas de cinco dedos. Se mueven con un caminar pesado, tienen orejas cortas y cola rudimentaria y carecen de los colmillos característicos de la mayoría de los carnívoros. Son de hábito solitario y no territoriales y pueden ocupar gran variedad de hábitats. El acoso de los seres humanos los han confinado a las zonas más apartadas y salvajes de las montañas, los bosques y las regiones árticas. Muchas especies se han extinguido. Algunas especies actuales son: el polar, el pardo (y la subespecie gris o grizzly), el negro americano (o baribal), el tibetano o negro asiático, el malayo, el bezudo, el ucumarí (o de anteojos), el único de Sudamérica (desde Bolivia y los Andes peruanos, colombianos y ecuatorianos hasta parte de Venezuela y Panamá), y el Panda (que no es propiamente un úrsido).

Oso (ingl. bear): hombre maduro de complexión fuerte o gruesa, con barba y generalmente con vello en el cuerpo.

Oso Pardo (ingl. grizzly bear): hombre robusto que puede tener panza sin ser gordo ni gigante. Muy velludo y de pelo oscuro.

Cachorro u osezno (ingl. cub): joven con contextura y atributos de oso.

Oso polar (ingl. polar bear): oso maduro con los cabellos y el vello prácticamente blancos.

Papá oso (ingl. daddy bear): oso que siente atracción por los cachorros.

MusculOso (ingl. muscle bear): musculoca peluda y de barba recortada.

Cueroso (ingl. leather bear): oso que viste, gusta del cuero y practica el bondage.

Electroso (ingl. electronic bear): oso que gusta de la música electrónica y el clubing.

Cazador (ingl. chaser): alguien que siente atracción por los osos sin identificarse con los estereotipos físicos de oso o de cachorro.

Quedada: encuentro organizado de osos, por lo general a lo largo de un fin de semana.

Jack Radcliffe: estrella del porno gay osuno.

Gordito (ingl. chubby o chub): hombre obeso, generalmente sin vello corporal.

Lobo (ingl. wolf): hombre de complexión normal y velludo.

Nutria (ingl. otter): hombre pequeño o delgado y velludo.

Sistema Natural de Clasificación de Osos (ingl. The Natural Bears Classification System, NBCS): sistema creado por Bob Donahue y Jeff Stoner durante el fin de semana de Acción de Gracias de 1989, mientras almorzaban en un Wendy's de Boulder (Colorado) como sistema "increíblemente científico" para la clasificación de osos. Como ambos tenían intereses en astronomía, adaptaron un sistema de clasificación de estrellas y galaxias, considerando grados de aparición (o no) de determinados atributos, como la B (para "barba") seguida de un numeral del 0 al 9; f (por fur, el vello corporal), seguido de una cantidad de signos "+", etc. Un marcador típico sería el de los propios autores del sistema: Bob Donahue, B5 c+ f s-: w t- r k?; Jeff Stoner, B6 f+ w sv w r+ k(+?).


Ética La cita la que aludí es de Giorgio Agamben y está en la página 94 de su libro Profanaciones: “la subjetividad se muestra y resiste con más fuerza en el punto en que los dispositivos la capturan y la ponen en juego. Una subjetividad se produce donde el viviente, encontrado el lenguaje y poniéndose en juego en él sin reservas, exhibe en un gesto su irreductibilidad a él. Todo el resto es psicología, y en ninguna parte de la psicología encontramos algo así como un sujeto ético, una forma de vida.”
La gordura (o la falta de ella) es un problema político en la comunidad úrsida, algunos de cuyos miembros consideran que la estilización del sobrepeso constituye una forma de autoindulgencia para con los propios trastornos alimenticios y sus consecuencias sobre la salud. Otros, por el contrario, consideran discriminatorio el rechazo de los obesos (su exclusión, por ejemplo, en los eventos de MusculOsos).
Incluso, se ha señalado un leve racismo en la comunidad úrsida, dado que la predilección ordenada alrededor de los cuerpos hirsutos inclina la balanza racial hacia quienes genéticamente están predispuestos a esa proliferación (los "caucásicos" o con mayor precisión celtas, mediterráneos, semitas, etc.) y traza un límite prácticamente infranqueable para los descendientes de pueblos originarios de América, negros y asiáticos, entre otros.
Tratándose de la ética, cada cual sabrá a qué atenerse y con qué comprometerse, por supuesto. Para alimentar un necesario debate, Soy ofrece dos posiciones de reconocidos ursólogos (uno norteamericano, el otro italiano).

El oso de la revolución está hibernando

Entrevista de Little Prince(ss) a Les Kirk Wright
(trad. D.L.)

Feo es bello: sería díficl pensar un oxímoron más contradictorio y más potencialmente revolucionario en lo se refiere a los juegos de poder en los que se funda el régimen de belleza. En el reino tiránico del rey “En Peso” y de la reina “Depilación”, ser orgullosamente gordo y peludo (ser fabulosamente feo) podría significar llevar adelante una lucha de liberación antropológica. Por otro lado, si se acepta el lugar común de que “gustos son gustos”, la definición de “feo” se torna ofensiva y políticamente incorrecta: el feo pretende ahora la certificación ISO de belleza y la canonización como “diversamente bello”. ¿Por cuáles de esas avenidas transitará el movimiento úrsido norteamericano, donde nacio y donde, tal vez, hoy agonice? Para contestar esa pregunta, nadie mejor que el erudito Les Kirk Wright, autor de The Bear Book: Readings in the History and Evolution of a Gay Male Subculture (1997) y The Bear Book, 2 (2001), curador de Bear Icons, y director del The Bear History Project.

¿Cuáles son las raíces de la subcultura úrsida? ¿Cómo sucedió que los hombres gordos y peludos se volvieran sexy?
En los años ochenta, los homosexuales comenzaron a hablar de sí mismos y de otros gay usando el término "oso" a manera de broma. En mi primera investigación he recogido muchas historias que muestran cómo sucedio eso en muchas partes de los Estados Unidos. Pero los osos dieron vida a una verdadera y específica identidad definida en un momento y un lugar precisos: los años ochenta en San Francisco.

¿Por qué?
En primer lugar, seguramente la epidemia de SIDA desempeñó un papel importante. Teníamos miedo a tener relaciones sexuales. Teníamos incluso miedo de que la misma comunidad gay colapsase y desapareciera. Algunos homosexuales creyeron (teniendo en cuenta el factor de desgaste físico propio de la enfermedad) poder evitar el SIDA engordando. Ser gordo podía verse como un sinónimo de salud.
En los años ochenta, como dije, en las grandes ciudades norteamericanas, los bares se vaciaron, los saunas cerraron sus puertas: los gays dejaron de tener sexo. Más adelante, en el medio de ese proceso de terror, los gays empezaron a mirar fuera de sus propios refugios antiatómicos.

Pero, ¿por qué en San Francisco?
En San Francisco, ese deseo de apertura se manifestó de varias maneras: el Lone Star fue el primer "bar de osos" que abrió en South of Market. En comparación con los numerosos locales leather (y los saunas, ya cerrados), allí se veían todo tipo de homosexuales, y eso marcó la diferencia. Luego, comenzaron a difundirse las fiestas sexuales privadas, con ingreso por invitación, sistema en el que tuvo un increíble suceso el grupo "Abrazo de oso". Richard Bulger tuvo olfato suficiente como para empezar a publicar una revista (al comienzo, apenas un fanzine fotocopiado) con avisos de contactos y fotos de desnudos que no se correspondían con el clásico canon de belleza gay, "joven y flaco". Como muchos homosexuales no podían encarnar ese ideal (o incluso se burlaban de él), el rechazo colectivo del "Castro clon" consolidó el ideal comunitario. Hubo una dimensión política en ese rechazo, aunque muchos osos hoy se rían de eso.
Hay que añadir a toda esta combinación de elementos, el nacimiento del ciberespacio. Internet no existía todavía, pero la casualidad quiso que hubiera un montón de osos trabajando en Silicon Valley, experimentando con el correo electrónico. Comenzaron a comunicarse entre si. El resto es historia...

Volvamos a esa dimensión política que mencionó antes. ¿Podemos considerar la estética úrsida como políticamente revolucionaria y subversiva?
La estética úrsida, para usar su expresión, tiene potencia subversiva y revolucionaria. En la comunidad gay masculina existe una corriente submarina, una ley no escrita según la cual más sexo se tiene cuanto más bello se es. Y cuanto más capital sexual, tanto más capital social.
En pocas palabras: el gay feo no tiene, no debería tener y no merece tener relaciones sexuales. Los gays "feos" tienen un capital sexual bajo y, por lo tanto, merecen un capital social bajo. Son, o deberían ser, débiles y marginalizados en todos los sentidos. Desde este punto de vista, podría decirse que la estética úrsida ha tenido algún efecto subversivo.

Tal vez tuvo ese efecto en el pasado, pero hoy no parece tener mucho...
Desafortunadamente, esta potencialidad quedó en gran parte sin explotar. Diré, en cambio, que en el interior de una sociedad dominada por la clase media, el efecto de la estética gay, en general, ha adquirido un matiz conservador. Y, por lo tanto, la mayor parte de quienes se identifican como osos probablemente no defiendan sino su derecho a participar del hiperconsumismo gay de clase media.

Pensando en el "Sistema Natural de Clasificación de Osos", ¿no hay un riesgo de excesiva formalización, un deseo de llegar a un standard de belleza osa?
Bob Donahue y Jeff Stoner fue ideado como broma. Usaron el sistema de clasificación de estrellas para ridiculizar el modo absurdo en que los gays se tratan unos a otros como objetos. Pero todo ese espíritu camp está hoy ausente de la comunidad úrsida. En resumen, al igual que los gays en general, los osos han adoptado los íconos que los medios de comunicación fueron capaces de venderles (Jack Radcliffe fue el primero en encarnar el nuevo canon de belleza osa, en sus películas porno de mercado específico).

¿Cuál es la relación entre ser un oso y la masculinidad?
Si utilizamos la palabra en su sentido más antiguo y generalizado, los "osos" son hombres que exhiben con orgullo los caracteres sexuales secundarios de los varones adultos: el pecho ancho, la fuerza física, una copiosa cantidad de pelo en el cuerpo, típico de ciertos grupos étnicos (celtas, mediterráneos, semitas, por ejemplo), la tendencia a engordar, especialmente con el envejecimiento. La masculinidad lleva consigo los aspectos impícitos del rol masculino, que varían de cultura a cultura.
A partir de la Edad Media, y por efecto directo de la acción de la Iglesia Católica, la atracción de un hombre por otro fue interpretada como "afeminamiento". No hay ninguna correlación natural entre esas dos cosas, pero es una verdad cultural de antigua data.

Hecha esta importante aclaración sobre la masculinidad, ¿que podemos decir de la relación con la cultura úrsida?
Si volvemos a los ochenta, vemos que los primeros osos eran con frecuencia obreros u hombres disgustados con la cultura gay urbana, dominada por los valores de clase media. O venían de la comunidad leather o eran camioneros, cowboys, motoqueros, obreros de la construcción. Abrazaron con alegría el nuevo credo de la revista Bear: "la masculinidad sin adornos". Eran gays "naturalmente masculinos". Lo nuevo fue que, con excepción de la comunidad leather, hasta entonces no se había desarrollado un discurso sobre la masculinidad (el ser "hombres") dentro de la comunidad gay.
Conviene aclarar dos puntos: no todos los osos eran "naturalmente masculinos" y, como la masculinidad no sino una forma de interpretar un rol, tampoco hay nada "natural" en la masculinidad. La "hipermasculinidad", el afeminamiento y la masculinidad "típica" son todas interpretaciones (más o menos deliberadas o inconscientes). Y aquí entramos en lo irresoluble: ¿se nace o se hace? Pero eso es otra historia...

¿Entonces un oso podría ser "maricón"?
Desde mi más íntimo punto de vista, la definición de oso sigue siendo fluida. Cualquiera puede autoidentificarse como oso, y excluir de su (auto)definición aquello que no considera sexualmente deseable. Lo que, en todo caso, debemos preguntarnos, porque eso apunta directamente a "las reglas de la masculinidad", es: ¿quiénes carajo son esos que establecen qué es masculino y qué no? ¿Hay diferencias entre los osos europeos y americanos?
Hice una pausa en mis investigaciones del mundo úrsido entre 2003 y 2010, así que soy como Rip Van Winkel o la Bella Durmiente: me despierto después de un largo sueño y me encuentro frente a una comunidad que encuentro difícil de reconocer. ¿Los osos europeos, y los osos en general, han abrazado la transformación de la sociedad en el mismo sentido consumista que su contraparte norteamericana? Eso también yo quisiera saberlo...

Fuera de las jaulas

Por WARBEAR para Noirpink Modello Pandemonium

WARBEAR (así, todo en mayúsculas) es el nombre artístico (o nombre de batalla) de Macarone Francesco Palmieri, Master en Antropología Cultural por La Sapienza, quien se ocupa de cuestiones de género y estudios queer<, sexualidad y pornografía (su ensayo “21st Century Schizoid Bear: Masculine Transitions Through Net Pornography” fue incluido en la popular antología C’Lickme, disponible en internet). Como activista queer ha fundado E.U.RO (Epicentro Ursino Romano), cuyo eslogan es “Iguales a ninguno”. Artista polifacético, “El ano es una cicatriz abierta” es el título de una de las más recordadas performances (Berlín, 2009) de WARBEAR.

Un lugar común que serpentea en el movimiento gay occidental desde los años ochenta hasta hoy se refiere con inexactitud a la homomasculinidad y cómo ésta se representa en la subcultura de los osos. La falsificación histórica quiere que el oso sea un hombre que hace de su "natural masculinidad" (compuesta de pelo, barba y panza) el punto de ruptura respecto del panorama gay dominante. Pero desde una perspectiva de género y queer, se revela hasta qué punto la "naturalidad" es una categoría artificial y de poder.
La comunidad úrsida nació en los Estados Unidos hace poco más de treinta años como afirmación de un deseo de masculinidad nueva que superase el estereotipo leather/ sm, por un lado, y la sedimentación, a lo largo de 15 años de movimiento gay, del arquetipo que se deducía de la estética dominante, juvenilista y andrógina.
La no pertenencia se volvió matemática de conjuntos, incorporando a todos aquéllos que no daban con el modelo y que vivían al margen de cualquier espacio social –de las discotecas neoyorquinas de los años setenta a los bares gay, pasando por las fiestas sexuales leather).
La comunidad úrsida nació, así, usando como símbolo el ícono del oso como animal norteamericano que unía fuerza y dulzura en una dialéctica de liberación.
Hoy, décadas después, con una historia de riquezas humanas, clubes sociales, fiestas, revistas y encuentros internacionales, la comunidad úrsida está bien lejos de ser aquel espacio integrativo e independiente que representaba. Lejos de la nostalgia de un pasado libre y natural.
La estereotipización del lenguaje ha producido la enésima identidad funcional al mercado gay, donde los confines entre lo que está dentro y fuera, el justo modo de aparecer, vivir y comportarse, se transforma en un instrumento banal de mercadotecnia.
Basta tomar una persona cualquiera de género masculino (biológico o no, existen los "Transosos"), ponerle una camisa a cuadros, jeans Carhartt y borcegos Caterpillar (chaleco de cuero opcional), dejarle crecer la barba, tatuarle una zarpa de oso en el brazo y hacerlo engordar un poco. He ahí un “Mac Oso”: un belloso precocido listo para funcionar como combustible de la máquina-mercado del entretenimiento ursino.
Pero no durmamos sueños tranquilos, porque debajo del spleen ruge la revuelta. En el incontrolable placer de la espera, listos para alimentar el deseo sublime de animales que maldicen el reino de los cielos.

2 comentarios:

Otto dijo...

Miralo vos al oso... aguante el oso che!!! Entre la borrachera y el sueño lo único que puedo hace es irme a dormir!
Quizás mañana deje algo más interesante... hoy sólo mi blog!

http://baaltir.wordpress.com/

Saludos profesor! Arriba Agamben!

Druida del Sur dijo...

link fijate Poetry pelicula coreana de 2010 , tb trata el tema de ninios cometiendo delitos
de forma
ARTE, es una maravella