En una remota playa de la costa atlántica, donde un grupo de esforzados ha decidido extender el verano hasta donde sea posible (es decir: hasta el domingo de pascuas) dos jóvenes se entretienen antes del almuerzo tomando una limonada de jarra y mirando, en la laptop, catálogos de pantalones (o zapatos).
De pronto, llega una mujer en su cincuentena, con un niño de entre cuatro o cinco años de la mano. Mira alrededor, como buscando sitio, y le dice a su pequeño acompañante (por cuyo futuro empezamos a temblar): "¡Mirá qué rico clericó!"
(anterior)
Wilcock, el precursor (Ricardo Strafacce)
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Este artículo publicado por Ricardo Strafacce en la revista Mancilla fue
una de las razones por las que me asomé a la obra de J. R. Wilcock. Creo
incluso...
Hace 1 día.
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