jueves, 31 de mayo de 2007

Libros recibidos



Daniel Link. Teatro completo. Buenos Aires, Eloísa Cartonera, 2007

Pasivas fascistas quejosas mentirosas

Con respecto a las legislaciones vigentes, la mayoría de las provincias cuenta con una ley antitabaco. Sólo en Tucumán, Santa Fe y Córdoba existen los ambientes públicos ciento por ciento libres de humo. Resta el tratamiento en el Congreso de la ley nacional aún. En la ciudad de Buenos Aires la restricción es parcial, ya que bares y restaurantes con una superficie mayor que los 100 m2 pueden habilitar un sector para fumadores.
"De nada sirven los sistemas de extracción o purificación de aire. En los establecimientos donde se permite fumar, aunque esté separado del área de no fumadores, se comprobó que el aire de todo el salón está fuertemente contaminado con humo de tabaco", sostuvo la doctora Marta Angueira, de la Asociación Argentina de Tabacología y coordinadora de la Red Tabaco del gobierno porteño.
En este sentido, el doctor César Di Giano, presidente de la Unión Antitabáquica Argentina (UATA), agregó: "Donde fumó una persona, se necesitan más de 14 días para que desaparezcan las partículas nocivas del ambiente y la figura del fumador pasivo como potencial enfermo de las afecciones provocadas por la exposición al humo del cigarrillo, hoy es un tema que ya no está en discusión en ningún rincón del mundo".*

*En este rinconcito del mundo no cesaremos de discutir las estúpidas afirmaciones de la falsa ciencia ciega. La "figura del fumador pasivo como potencial enfermo" es una quimera: son enfermos (enfermos de paranoia) y la enfermedad es (no importa de cual se trate) del registro de lo imaginario.

Homenaje a Rafaela (Carrá)

A R T E S V I S U A L E S




Quirurgia . Sebastiano, mártir
Gabriela Rojas . Sebastián Freire

Inauguración Viernes 1 de Junio a las 20:30
Sábado 2 de Junio a las 11:00: Charla abierta con los artistas y proyección de videos

Habilitada hasta 27 de Junio de 18 a 20
y en horarios previos a cada función

Este evento se realiza con el aporte de la
Comisión Municipal para la Promoción de la Cultura
Encontrá más información en

www.lamascara.org.ar



Centro Cultural La Máscara
Constitución 250 :: tel/fax 03492 503222
Rafaela :: Santa fe :: Argentina

Sala subsidiada por el Instituto Nacional del Teatro



miércoles, 30 de mayo de 2007

Juventud, divino tesoro

Para todos los gustos: acá, poesía; acá, arte; acá, carne y estilo.

Blogolandia

A los que preguntan en comentarios que no publico para no repetir información ya dada, les contesto que sí, leí esto. La producción sigue siendo descuidada y perezosa. ¡Una sola entrega por semana no es precisamente mucho! Los panelistas todavía no hablaron y no se han planteado las razones que permitirán justificar las nominaciones. ¿Y cómo votarán las audiencias? Por si acaso, advierto que en caso de ser expulsado dejaré de contar las cosas mías.

martes, 29 de mayo de 2007

Estreno mundial



El amor en los tiempos del dengue, pieza insensible en dos actos y medio

Funciones: Sábados 9, 16, 23 y 30 de junio a las 23hs
Sábados 7, 14, 21 y 28 de julio a las 23hs

Sala Batato Barea (140 localidades)
Centro Cultural Ricardo Rojas
Av Corrientes 2038
Entrada $10

No son los tiempos de Pirandello, cuando los personajes andaban sueltos por el mundo. Sobre el escenario, dos personajes se matan (literalmente) para sobrevivir al amor en los tiempos del dengue. ¿Es que la desocupación ha llegado al teatro? Cuatro actores se entregarán a los dictados del azar para representar los únicos dos papeles disponibles, correspondientes a dos personas con diferentes acentos. Hablan de dinero, de amor, de las tiranías del lenguaje y la cultura. (Daniel Link)

Ficha Técnica

Elenco: Fabiana Falcón, Santiago Giralt, Esteban Meloni y Fabiana Rey
Escenografía y vestuario: Cecilia Figueredo
Sonido: Adriano Salgado
Asistencia de dirección: Matías Baraviera.
Texto: Daniel Link
Dirección: Saula Benavente

El texto de Link pone en escena dos personajes luchando por quedarse con el poder. Uno dando vueltas alrededor del otro, sin saber qué los une, qué los separa. Sólo sienten que hay una batalla que deben ganar. ¿Pero quienes son estas dos personas? ¿De qué cosas deben defenderse? ¿Y a dónde pueden llegar las mismas palabras, las mismas acciones, pero en otros escenarios, representadas por otras personas? Dos personajes. Cuatro actores y un mismo texto que se repite en busca de otras respuestas. (Saula Benavente)

Homenaje

El gran cronista de la Alemania del milagro
A 25 años de la muerte de
Rainer Werner Fassbinder, un ciclo propone una singular mirada sobre sus películas

por Marcelo Panozzo para
La Nación

En una entrevista promocional, de preguntas rutinarias, respuestas cortas y ganas de terminar de una buena vez, Rainer Werner Fassbinder decía, a propósito de su trilogía sobre la República Federal Alemana (las películas
El matrimonio de Maria Braun ; Lola, una mujer alemana y La ansiedad de Verónica Voss ): "Sabemos tan poco de historia alemana que tenemos que recuperar lo que podamos con informaciones elementales, y de esas informaciones tiene que componer el cineasta la historia que le entrega al espectador. Esto no significa otra cosa que hacer comprensible la realidad. Yo veo, hoy, muchas cosas que me vuelven a dar miedo, por ejemplo, las consignas de orden y tranquilidad". Poco después aquella entrevista, realizada en 1982, el mismo año del estreno de Verónica Voss , Fassbinder moría en Münich, producto de algún tipo de sobredosis, que pudo haber sido de drogas, claro, cosa ampliamente recogida por la crónica periodística y casi siempre documentada con vigoroso amarillismo. También es posible pensar en otro tipo de sobredosis, en un abuso de ese trabajo vital que lo llevó a firmar cerca de cuarenta títulos (incluyendo sus trabajos para TV) en poco más de 12 años, esa misma labor que el crítico estadounidense Kent Jones definió como "el intento de construir una casa con sus películas", redefiniendo la frase del francés Serge Daney, que en el diario Libération había escrito: "Fassbinder se desgastó construyendo una casa para guardar sus sueños".

lunes, 28 de mayo de 2007

La producción de monstruos

por Hernán Ferreirós para Radar

En términos muy generales, hay dos clases de monstruos. Por un lado están aquellos cuya alteridad se revela en un detalle, algo que no necesariamente se ve a simple vista: el meñique tieso en Los Invasores, la mente colectiva de las réplicas en La invasión de los ladrones de cuerpos, la incompresión de los “valores” familiares que demuestra Alex en Atracción fatal. Este tipo de monstruo parece más apropiado para representar horrores cotidianos porque encarna lo siniestro, esa categoría freudiana que describe lo horrible en el corazón de lo conocido. Por ello, fue el antagonista característico de la ciencia ficción de la guerra fría, que señalaba que un vecino o un familiar podía ser un otro, un monstruo, un comunista. Aunque la lista de momentos perturbadores debidos a tales seres puede ser inagotable, el mejor monstruo es aquél cuyo cuerpo mismo revela el caos, la ausencia de límites y de ley natural o social que es el punto de fuga del género fantástico, el arma con que el horror amenaza la vida de sus protagonistas y la nuestra. Esa es la otra gran clase de monstruos. Aquellos seres cuya alteridad es abrumadora, inocultable, los monstruos horribles, los que toman la mayor distancia posible de lo humano –lo reptílico y lo maquínico serían los extremos: el alien de Giger, no en vano, es una combinación de ambos. El monstruo que mejor nos interpela es esa fiesta enloquecida de la carne que se hace difícil de mirar, esa cosa sin una forma estable, como el alien, como, justamente, la Cosa en El enigma de otro mundo (otra vez Carpenter, 1981), como el mutante de Host, simplemente porque su monstruosidad radical hace que se vuelva un significante sin significado fijo. ¿Qué representa el monstruo en Alien: la sexualidad, la violación, la inclemencia del deseo, el horror a lo femenino, el temor al otro? Es indecidible, porque el monstruo es un intento de articular lo innombrable, lo que está oculto o no se puede mostrar, de ahí su poder subversivo. El monstruo se resiste a ser alegoría o metáfora, a ser integrado en un sistema de significados previsto.

domingo, 27 de mayo de 2007

Nainuanuan

Parecía que soñaba. Y soñaba según la lógica de esos seriales yanquies que miramos por la televisión. "Che, che", escuché que me interpelaba S. desde los pies de la cama en la que yo seguía roncando a pata suelta después de una larga noche que incluyó alaridos tangueros, opípara comida y sobremesa de intercambios políticos ("no se les cae una idea", me lamentaba yo; "estamos peor que nunca", sentenciaba melancólico José Miguel). "Hay gente en el balcón", conminó S., en este nuevo plano narrativo. Abrí los ojos y lo encontré vestido a los pies de la cama, reprochándome con su mirada mi profunda entrega a los brazos de Morfeo. Bien podría suceder que una escuadra de talibanes se presentara en nuestro domicilio y yo seguiría durmiendo, siempre y cuando no hicieran demasiado barullo.
Pensé en buscar el bate de beisbol para enfrentar a los intrusos, merodeadores o paparazzi (nunca se sabe). Y fue entonces cuando me dí cuenta de que no estaba ni viendo ni viviendo un episodio de la vida suburbana del gran país del norte, sino uno de una ciudad enloquecida, cada vez más salvaje e incontrolada, atravesada por tensiones que nadie quiere ver y mucho menos puede resolver racionalmente. No pensé nada de eso, cuando abrí los ojos, porque todo ya lo habíamos hablado en la sobremesa. "¿Cómo sabés?", murmuré. "Porque los oí", dijo S. Y haciendo coro con sus palabras, sonó el timbre (eran las 5.50 de la madrugada), y las gatas corrieron a esconderse, intuyendo lo peor (qué será para ellas "lo peor" lo ignoro, pero se escondieron con presteza). "Alguien" había subido a nuestro balcón, amparado por un andamio que desde hace meses se usaba para la reparación de la fachada del edificio en el que vivimos, en cumplimiento de las terribles disposiciones municipales que nos obligan a ello, so pena de multas y otras puniciones. Las voces inquietantes que había escuchado S. decían (me lo dijo después): "Toquemos timbre", "Así no se puede trabajar" y fue evidente, en ese después que no podría ubicar correctamente en el tiempo extraño de la duermevela, el despertar súbito y la inquietud por las cosas imprevistas, que eran palabras propias de los policías, a quienes S. había escuchado en la "escena del crimen", nuestro balcón. Dicho y hecho: cuando atendió el portero eléctrico, las fuerzas del orden lo conminaban a bajar. Y allí fue él, pálido como el fuego, al borde de la madrugada.
Curioso como soy por naturaleza, y no queriendo perder detalle de lo que sucedía, me levanté de la cama y subí un poco la persiana del estudio fotográfico de S., que da también a la calle. Vi un patrullero atravesado en la calle y una cantidad indefinida de agentes con las armas desenfundadas que, cuando me vieron, pensaron que yo era uno de los intrusos que habían perdido en la redada. "Abrí, abrí", me dijo uno, apuntándome con un arma que no soy capaz de identificar pero que era de grueso calibre. "No pienso abrir", contesté yo inútilmente detrás del vidrio cerrado, y bajé la persiana. "Está adentro, está adentro", dijo el agente que me había visto, y entonces mensuré mi error. Abriendo el vidrio, grité a la calle: "Acá no hay nadie más que yo (¿qué sentido podía tener la frase desde afuera? Ahora me doy cuenta de mi estupidez). Ya bajaron a abrirles". En efecto, S., en la puerta de entrada, explicaba que yo no era un intruso en su vida y en su casa (qué diálogo horroroso) y, al mismo tiempo, recibía los informes de los descontrolados agentes del orden. Habían visto a dos personas en nuestro balcón. Los había alertado el diariero de la esquina. Habían llegado a tiempo para capturar a uno de los intrusos, que se tiró a la vereda y dijo: "Mi primo siguió subiendo". ¡El hombre araña en nuestro barrio!
La policía quería subir a inspeccionar los pisos superiores. Como el departamento sobre el nuestro está desocupado y S. tiene la llave, tuvo que subir a buscarla y entonces me contó la marcha de la persecución. Subieron. "Entren ustedes, yo ni pienso", les dijo S., porque temía la balacera que habría de desencadenarse si encontraban al fugado. Por supuesto, arriba no había nadie. Yo, desde la cama, escuché los pasos de gigante que hacían temblar el techo y los gritos que decían "Por ahí", "Acá está abierto" (un ventanuco que da al pozo común de ventilación). Subieron un piso más, hasta el tercero, donde casi no quisieron abrirles la puerta, sin resultados: el otro, si es que acaso había existido, ya no estaba en ningún lado.
Bajaron de nuevo a nuestra casa (yo fumaba en la cama, nerviosísimo pero sin ganas de abandonar mi cálido refugio) y los agentes del orden exigieron inspeccionar el balcón. S. levantó la persiana mientras los demás se paseaban por la casa dando voces. Creí, ahora, que habitaba una película pornográfica (subgénero gay) y que esos uniformados iban a hacernos gozar como los cerdos gozan en el porno gay, sometiéndonos a sus caprichos: todo había sido una maniobra conducente a abusar de nuestra belleza, nuestra felicidad, nuestras (comprobadísimas) pericias amatorias. Mi imaginación colonizada, incluso, dio un respingo cuando uno de los agentes se asomó al dormitorio y me vio acostado en la oscuridad. Por supuesto, no me dio importancia. ¡No me dio importancia! Es sabido que las fuerzas del orden tienen su deseo puesto en la muerte y en la persecución. Les importaba más el balcón que mi película barata. Examinaron nuestro balcón. Vieron una huella. "Acá, acá: ¡una huella!". Dedujeron que los intrusos habían querido levantar la persiana haciendo palanca con el artefacto lumínico que utilizamos para dar a nuestras cañas el aspecto de hotel alojamiento que nuestras amistades tanto han celebrado en el pasado. "Pero no", dijo S. (yo lo oía sin perder detalle desde mi trinchera de duvet), "yo dejo siempre la persiana sin bajar del todo, por las gatas". Ellos insistieron en su teoría criminal. Zapateaban a metros de donde estaba yo, las manos prestas a desenfundar de nuevo, si fuera necesario. Le dijeron a S., todavía pálido como una hoja de papel de arroz, que debía ir a declarar, firmar un acta. "Es una excusa tuya", le dije yo, "para salir de madrugada con tus amigotes".
S. se fue, escoltado por las fuerzas del orden, que secuestraron el artefacto lumínico como prueba del delito (¿pero cuál, cuál?), y yo me puse a ver una película sobre un paranoico que, además, sufría de Alzheimer, protagonizada por Xavier (el capitán Picard), que algún demente había programado a esa hora insana.
Cuando S. volvió, me contó que de los cuatro patrulleros que se habían presentado ante nosotros, tres tuvieron que salir volando a cubrir un incendio en otra parte, y él tuvo que compartir el coche con dos agentes y el presunto delincuente, lo que no hizo sino intranquilizarlo. En la comisaría, tomaron fotos del manoseadísimo artefacto lumínico ("las sacamos ya, porque tenemos digital") pero lo retuvieron de todos modos para que fuera examinado por un perito científico. ¡CSI! El jovencísimo pillo declaró vivir en la otra cuadra. "Qué raro", dijo S. "Robar en el propio barrio". "Es que ya no hay códigos", le contestó un agente versado (pienso yo) en la semiología barthesiana y en la misma línea de lo que habíamos estado discutiendo en la ya lejana sobremesa.
Yo escuchaba el relato, pero quería volver a dormirme. S. dijo que nunca más iba a poder conciliar el sueño, en su vida. Le propuse que tomáramos turnos, para vigilar el fuerte. No hubo caso: dos horas después, otra vez el timbre repiqueteaba en mis sueños de cartón pintado y otra vez la policía quería examinar nuestro balcón, para fotografiar la huella (nítida, sobre la baranda recién pintada) con su camarita digital.
Pasaron las horas, dormitamos. Lentamente, las gatas recuperaron una tranquilidad que cada día más se les escapa ante el menor disturbio. Ahora, llaman a la puerta. Estoy solo en casa y no sé si atender o no.

miércoles, 23 de mayo de 2007

Invitación

La salud del Papa

El temido Limbo, localizado entre el Cielo y el Infierno según una tradición católica surgida en la Edad Media, va a ser enterrado definitivamente por la Iglesia esta misma semana. El problema es que, una vez abolido ese lugar sin gloria ni tormento, ¿a dónde se supone que van los niños muertos sin bautizar? Una Comisión Teológica Internacional, que reflexiona sobre este enigma desde ayer en el Vaticano, los quiere enviar directamente al paraíso gracias a "la infinta misericordia de Dios".

Descent into Limbo
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Descent into Limbo, de Andrea Mantegna, (1430-1506)

Decían los catecismos clásicos que el limbo de los niños o de los justos era un lugar del más allá al que iban a parar quienes morían sin uso de razón y sin haber sido bautizados. Los bebés muertos no han cometido pecados, por lo que su sitio no es el infierno, pero cargan con la culpa del pecado original, por lo que tampoco deberían subir al cielo. Así, su destino era hasta ahora una tercera clase de cavidad distinta del cielo y el infierno, donde pasarían la eternidad sin pena ni gloria. Allí, estas almas cándidas, además de estar privadas de la presencia de Dios, sufrían la ausencia de quienes habían tenido la fortuna de salvarse: padres, hermanos y demás familia. Este lugar fue descrito por Dante Alighieri en la Divina Comedia.

El "noble castillo" de Dante

El poeta italiano lo describe en el siglo XIII como un lugar lleno de almas que no conocieron en vida a Dios. En el "noble castillo", ubicó el hogar de Virgilio, un lugar sin pena ni sufrimiento y de deseo incumplido, donde se encontraban los niños no bautizados, los guerreros ilustres y respetables personalidades a las que se les impedía para siempre ver a Dios. Este lugar gris ha sido objeto de disputas en el seno de la Iglesia desde la antigüedad. El Concilio de Cártago, celebrado en el año 418 después de Cristo, le negó a los niños sin bautizo poder alcanzar la felicidad eterna. Para San Agustín (357-430) el "limbo para los niños" tenía que ser eterno porque el pecado original es eterno si no es borrado por el bautizo.
Esos principios, que nunca han sido doctrina de la Iglesia Católica sino una proposición teológica, se impusieron a lo largo de los siglos, pese a que Santo Tomás (1225-1227) admitió de que esos niños "son por naturaleza beatos". Después del Concilio Vaticano II (1962-1965), el concepto fue abandonado y cayó en el olvido, hasta el punto de que el Catecismo en vigor confía, sin elaborar demasiado el nuevo discurso, el destino de los no bautizados "a las manos de Dios". Pero el limbo nunca fue oficialmente abolido hasta la llegada de Juan Pablo II.
El anterior papa, que empezó por desmontar la visión tradicional del cielo, el infierno y el purgatorio -desde el verano de 1999 ya no son lugares físicos, arriba y debajo de la Tierra, sino estados de ánimo: la presencia de Dios es el cielo y su ausencia, el infierno-, ordenó en octubre de 2004 al cardenal Joseph Ratzinger hacer lo mismo con el lugar hasta ahora llamado limbo. Para ello, se creó una Comisión Teológica Internacional, liderada por el entonces todopoderoso prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (antigua Inquisión) y actual Benedicto XVI. Esta comisión está presidida desde abril por el arzobispo William Joseph Levada, que sustituyó en el cargo a Ratzinger.

Más, acá y acá.


Benedikt XVI. mit "Galero"
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AFP
Qué monstruo, Ratzinger, qué infame. ¡Y qué estúpido el periodismo especializado en asuntos teológicos! Qué me importan a mí los niños sin bautizar. Lo que importa es a dónde van a parar César, Homero, Sócrates, Ovidio, Luciano, Aristóteles y el mismísimo Virgilio, que habitaban el castillo límbico. Por supuesto, a Ratzinger no le interesa un ápice el destino de los sabios y, en última instancia, estoy seguro de que su objetivo, de una vileza que mueve a la furia y al desdén, fue sacarse de encima al gran Saladino, sultán de Egipto en el siglo XII, y a Avicena y Averroës, sin los cuales no hubiéramos podido conocer la obra de los griegos (¡imaginen ustedes la pobreza intelectual!). Por si todo eso fuera poco, al desaparecer el Limbo, también las mayores figuras del Antiguo Testamento ("¡judíos, judíos!", deben de haber pensado el inmundo Ratzinger y sus perros inquisitoriales) van a parar al Infierno, cuya existencia, no casualmente, Palpatine ha vuelto a reconsiderar con toda su fuerza. Yo estaba distraído, pero mis amigos (gracias, Ariel; gracias, María) me han hecho considerar la magnitud de la catástrofe y la necesidad de iniciar ya una recolección de firmas de personas nobles que nos oponemos al atropello ratzingeriano, a su inconsulta bula.


martes, 22 de mayo de 2007

Discurso sobre la infancia

por Daniel Link

"Siempre que hablo ante mucha gente me parece que me he equivocado de puerta. Unas manos amigas", las de Arturito, las de Prior, en este caso, "me han empujado y me encuentro aquí. La mitad de la gente va perdida entre telones, árboles pintados y fuentes de hojalata y, cuando creen encontrar su cuarto o círculo de tibio sol, se encuentran con un caimán que los traga o… con el público como yo en este momento"[1].

Arturo Carrera y Alfredo Prior han urdido un libro, Niños que nacieron peinados, que a simple vista (la pereza es lo que caracteriza nuestra actualidad) parece sencillo: fragmentos de poemas y retratos de niños. Una antología a cuatro manos de lo ya hecho, supone el fatigado paseante perdido entre árboles pintados y fuentes de hojalata.

Pero lo que Arturo Carrera y Alfredo Prior nos ofrecen en Niños que nacieron peinados es precisamente un tratado (filosófico, nos atreveríamos a decir, si la palabra no hubiera sido secuestrada por los hombres de la bolsa del concepto) sobre el surco de ese ya, es decir: un tratado sobre lo viviente y sobre el arte (¿acaso se trata de cosas separadas?) que hace de la infancia, la infancia como déjà fait, su piedra de toque y, al mismo tiempo, su punto de aniquilamiento: sabemos que toda filosofía verdadera sueña con su propia desaparición, y este libro majestuoso que nos entregan Arturo Carrera y Alfredo Prior (gracias a la generosísima disposición de enargeis y estación pringles) no es ajeno a esa corriente.


[1] Federico García Lorca: Poeta en Nueva York

El texto completo, acá.

lunes, 21 de mayo de 2007

Eva

La profesora abrió el sobre, se calzó los anteojos Armani que le regalaron en las épocas del 1 a 1 y dejó que su mandíbula golpeara con estrépito el escritorio, tan azorada quedó ante lo que leía. El año pasado había tenido un intercambio de palabras en el Museo Evita, cuando acompañaba la inmersión de un grupo de estudiantes extranjeros en los complejos vericuetos de la historia patria. Un guía de la institución, alarmado por la distancia que percibía entre las palabras de la profesora y el cuentito de hadas que le habían obligado a memorizar ("Eva no era hija natural...", "Eva no era pobre...", "Lo de Magaldi es mentira..."), pretendió imponerle silencio. Soliviantada, la profesora defendió sus derechos y exigió hablar con persona más capacitada e, incluso, amenazó con radicar una denuncia ante el Inadi. No lo hizo, porque finalmente la dirección la autorizó a hablar a lo largo del recorrido, siempre y cuando dejara a cargo del guía la exposición de los "hechos fácticos" y ella se limitara a los comentarios de interpretación cultural y literaria que ordenaban la visita.
Este año, ayer nomás, cuando hicieron la reserva correspondiente para el nuevo contingente de alumnos extranjeros, recibió como respuesta una perentoria carta que le señalaba que el recorrido debía ser realizado obligatoriamente con guía y que el docente que acompañara al grupo en modo alguno podía hablar durante el tiempo que durara el mismo. Hija de un caudillo peronista de la provincia de Buenos Aires, lo primero que la profesora se preguntó, íntimamente, fue cómo darle la noticia a su padre.

(anterior)

sábado, 19 de mayo de 2007

Mejor la destrucción, el fuego

From: Fede de San Telmo*
Sent: Wednesday, May 16, 2007 8:03 PM
Subject: MUNDIAL DE FUTBOL GAY

Te dejo el link:
Un duro partido amistoso. Argentina contra Chile o Los Dogos contra Los Cóndores.
Saludos.


*Dice S. que cuando quieras pasar a ver algún partido, te hacemos el aguante...

viernes, 18 de mayo de 2007

Para el bronce

Anoche, a la salida de ArteBa (salida precipitada porque hay algo tóxico en una reunión de tantas mujeres ricas interesadas por el arte contemporáneo y sus maridos, ceos y gerentes que, mientras ellas recorrían los pabellones con copitas de champagne en la mano, las seguían a discretísimos tres pasos por detrás, susurrando disculpas vía celular a sus amantes, porque la inauguración de la feria de arte, ¡otra vez!, coincidió con la porteñísima noche de trampa), nos encontramos con Fernando Noy.
En rigor, coincidimos en el restaurante, y allí nos enteramos de que veníamos huyendo del mismo tumulto (donde no nos habíamos visto, pero sí habíamos charlado con las mismas personas, por esos milagros de las megavernissages). Espléndida como siempre, la Noy, a sus sesenta años. "Estás mejor que Susana", le dije, y agradeció el merecidísimo cumplido.
Edgardo, que nos acompañaba, se vio obligado a desempolvar un viejo recuerdo. Dijo que Noy dijo alguna vez que Pizarnik dijo... Momento: ¿a quién atribuirle la frase? ¿A la divina Alejandra, a la espléndida Noy, al artista conceptual que nos regalaba el chisme de museo? ¡Qué momento difícil!
Llegado a Buenos Aires, dice el relato enmarcado en una espiral de citaciones, Noy fue a tocarle timbre a Alejandra Pizarnik, a quien admira desde siempre y para siempre. Cuando la poeta lo vio, exclamó:

"Parecés una lesbiana berlinesa"

(anterior)

Correspondencia: Book-town

Las "book-town" se concentran en Europa Occidental, en lugares muy civilizados, de atractivos paisajes naturales y que no tienen comunicaciones de fácil acceso. En estas pequeñas ciudades encuentras con sorpresa que las librerías de viejo o de segunda mano ocupan la calle principal y los lugares visibles. Si eres turista puedes pasar un día divertido buscando y rebuscando libros, sin estar garantizado ningun hallazgo relevante. Si eres bibliófilo, serás mas exigente con estos sitios.
Aquí abajo, el listado de ciudades de libros. (Coloco en cabeza a la pionera, Hay-on-Wye en Gales, que organizó Richard Booth. Las demás han seguido este modelo)

Hay-on-Wye

Bredevoort

Fjærland

Montereggio

Redu

Sedbergh

St-Pierre-de-Clages

Sysmä

Tvedestrand

Wigtown

Wünsdorf-Waldstadt

En España no hay. Hubo un proyecto en Requena (Valencia), parece que irrealizable y abandonado. Actualmente hay un nuevo intento en Urueña (Valladolid).Y hay otro en Alabalate (Cuenca). ¿Dará para hacerlo en Argenina?
El problema de las ciudades de libros depende fundamentalmente de dos partes: una administración local -a la que se le ocurre que puede promocionar turisticamente su pueblo de esta forma- y libreros dispuestos a montar allí su librería. Esa es la parte más difícil, pues la librería es un negocio, nada fácil en un pueblo pequeño.

Mapa de las ciudades de libros

Proyecto de la Ciudad del Libro en Urueña

Abracci

NGV

Conversiones, inversiones, perversiones

por Cristina Fangmann

Mencionaré no menos de cinco niveles en los cuales Bolivia Construcciones es experimental en su uso de otros textos; en especial, de uno en concreto, el de Nada. Resulta programáticamente experimental, si se atiende a la novela misma e igualmente si se leen, ya desde la primera entrevista, las declaraciones de lo que puede configurarse como una “poética de autor”, aunque en este caso la expresión sea problemática.

El texto completo, acá.

jueves, 17 de mayo de 2007

Nos vamos a mirar vidrieras

La mayor vidriera del arte se inaugura hoy en La Rural
Expondrán sus obras 76 galerías

Más de 5000 personas -entre invitados especiales, coleccionistas y autoridades- asistirán hoy a la inauguración de la mayor feria de arte contemporáneo latinoamericano del país.

A las 19, cuando se levante el telón de la XVI edición de arteBA, que este año suma un 40% más de superficie en los pabellones verde y azul de La Rural, su presidente, Mauro Herlitzka, y la plana mayor de la feria cortarán la cinta inaugural acompañados por la senadora Cristina de Kirchner y el jefe de gobierno porteño, Jorge Telerman, entre otras autoridades.

Esta edición de arteBA promete desplegar el envío más ambicioso de su historia. Y no sólo por la cantidad y calidad de las propuestas que 76 galerías de diez países mostrarán durante cinco días en Palermo, hasta el martes, de 13 a 22, con entrada general a $ 16 y a $ 8 para estudiantes y jubilados.

Tutte le poesie

miércoles, 16 de mayo de 2007

Fan Club



César Aira

PEQUENO MANUAL DE PROCEDIMENTOS

El a-ban-do-no

La nueva escritura

La poesía del soporte

Qué hacer con la literatura

La traducción

Lo incomprensible

La utilidad del arte

El ensayo y su tema

Cecil Taylor

El ingenuo

La cifra

La intimidad

Kafka, Duchamp

Por qué escribí

Organización Eduard Marquardt & Marco Maschio Chaga

Editorial Arte & Letra, Curitiba, PR, Brasil, 2007.

Dicen que...

"Literaturas postautónomas, v. 2.0", por Josefina Ludmer

martes, 15 de mayo de 2007

Choque de culturas

lunes, 14 de mayo de 2007

Mejor la destrucción, el fuego

Por Daniel Link para Veintitres

Miro televisión, leo libros, asisto a representaciones teatrales, lo que sea, por placer: me dejo llevar por la fuerza del placer que un buen libro, una buena pieza de teatro y un buen programa de televisión me procuran. Pero ese placer, como es un placer intelectual, no es nunca ajeno a la calidad de la construcción a la que me someto: imagino, formulo hipótesis, calculo cómo ha sido hecho eso que me arrastra. No es el placer narcisista de la constatación de lo que soy lo que me gusta en aquello que me gusta, sino el placer de imaginarme otro, diferente: ¿qué sería yo si hiciera esta novela, esta película, esta puesta teatral, este programa de televisión, tal como han sido hechos?
Dicen que la televisación de la gran final de Gran Hermano 2007 fue el programa más visto de todos los tiempos. ¿Más que las finales de los mundiales de fútbol de las que participó Argentina? No lo creo: quienes ponen a circular esas especies mienten, amparados en el olvido que la relación con la televisión implica.
Vi, de a ratos, esa "gran final" porque quería ver en qué regocijo terminaba el baño de inmundicias cuyos pormenores seguí hasta el 15 de marzo, cuando preferí otros destinos para el vacío de sentido existencial que ahogo en mi relación con la pantalla. Nada de lo que vi me sorprendió. La conducción del programa seguía siendo tan errática como siempre, y la producción llegó a niveles de improvisación tan altos que me quedé atónito: sucesivamente, los finalistas iban llegando al estudio donde se los halagaba hasta la náusea, pero no se había previsto que hubiera una mesa (artefacto de cuatro patas que sirve para apoyar cosas) donde pudieran dejar los regalos que los miserables convenios de canje les habían conseguido. Así, se vio a la ganadora del ciclo luchar con una montaña de bolsas y paquetes y un micrófono que no servía para demasiado, hasta que tuvo que apoyar todo en el suelo.
A lo largo del programa, la voz del conductor y la (intolerable) voz de Gran Hermano habían asegurado a los finalistas que en las paredes de la casa que abandonaban quedaban sus huellas, sus voces, sus historias, que ese galpón mal decorado que alguna vez llamaron casa, en algún sentido, les pertenecería para siempre. ¿Por qué entonces la producción decidió que, como última secuencia, se viera a una cuadrilla de Benny Hills destrozando el lugar sin ton ni son? ¿Qué algarabía química les indicó que ese pandemonium de aniquilación era la última humillación, la que faltaba? ¿Por qué nos obligaron a ver eso? Todo mal hecho. Y sin embargo...

*

Fue la noche más unánime de la televisión argentina. ¿Cómo se explica un fenómeno semejante? Podría decirse que, pese a todo, nuestra televisión es un espacio vacante y que no hace falta más inteligencia, más sensibilidad, más imaginación, mejor producción para garantizar la adherencia de las audiencias. Sea.
Sabemos, también, que el irrepetible "genio" de los gerentes de programación hizo coincidir el comienzo del ciclo con el momento más vacío de las pantallas argentinas. Sin nada para ver, no hacía falta más que Gran Hermano para divertir a quienes no vacacionábamos durante los rigores de la canícula. Pero hubo también un saber (perverso) sobre el funcionamiento de lo imaginario que garantizó, al mismo tiempo, la adhesión de las audiencias y la supervivencia de los finalistas.
Desde el primer momento (lo registré en mi bitácora televisiva el 24 de enero) resultaba clara la buena fortuna que habría de tener el cordobés, precisamente por su acento y por su incapacidad de articular una sola frase con sentido. Ese disturbio del lenguaje que significa extranjería radical al medio televisivo (porque la televisión argentina censura los acentos provinciales) hizo de Juan un montañés que llegaba de un siglo antepasado, por milagro de la tecnología, hasta nosotros. Bastaba con agregarle una inocencia pastoral como rasgo de personalidad (algo que cualquier director de casting con dos dedos de frente habría resuelto en esa dirección) para desencadenar los procesos de identificación imaginaria de la audiencia (porque sí: porque eso y no otra cosa es una audiencia).
Muy pronto quedó claro (lo registré en mi bitácora televisiva el 13 de marzo) quiénes llevarían adelante la buena fortuna de los inversores de Gran Hermano, la disciplina inverosímil de la "otra Argentina" para sostener a sus candidatos en el juego, esa Argentina cuya pronunciación evita con obstinación las horrendas sonoridades del habla rioplatense. Es como pensar en Ricardo Rojas, en Sarmiento, en Facundo Quiroga, en la Aduana Seca del virreinato... Todo el siglo XIX bailando la danza de los muertos en la calesita loca de la televisión de aire. Todas las horas del pasado desovilladas en un espasmo de repulsión.
A través de Gran Hermano (pero sólo a través de Gran Hermano), la televisión argentina ponía en escena la pasión de la identificación narcisista, irreflexiva, con lo minoritario: el ex convicto, el homosexual bueno pero triste y sobre todo: los dialectos. Triunfaban, en el más gigantesco dispositivo de humillación que imaginarse pueda, los humillados. Y la televisión daba a los humillados la posibilidad de devolver, una por una, cada humillación. Que los tres finalistas (los más votados) hayan sido, finalmente, los de dialecto más marcado, más "extranjero", habla de la incapacidad constitutiva de la culltura argentina para pensar su propia diferencia, para resolver las heridas históricas que arrastra.
¿Ganó, porque ganó Marianela, el conservadurismo de provincias? Es inútil formular la pregunta en esos términos, porque en Gran Hermano (y en los procesos de identificación que desencadenó) nadie representaba nada, pero sobre todo: no había representaciones de clase, sino identificaciones de tierra. Ganó el conservadurismo, sí, porque lo que ganó fue el uso vil, la infame sabiduría sobre cómo transformar dolorosos procesos de identificación primaria en sueldos para "trabajadores" de la televisión argentina, es decir: porteña.


sábado, 12 de mayo de 2007

En esta estación...

...paran todos los trenes de la imaginación: Estación Pringles.

viernes, 11 de mayo de 2007

Por los escritores y periodistas desaparecidos

El próximo sábado 12 de mayo, a las 11 de la mañana se inaugurará en el Parque Indoamericano de la ciudad de Buenos Aires el monte de los Escritores y los Periodistas víctimas del terrorismo de Estado hasta 1983.
La SEA junto con la UTPBA dirán Presente a los nombres de sus compañeros asesinados y desaparecidos grabados sobre una lámina de acero representando una hoja de papel rasgado.
Invitamos a quienes quieran acompañarnos hasta el monte de algarrobos del Paseo de los Derechos Humanos donde se halla ubicada.
En Plaza Italia habrá ómnibus gratuitos dispuestos por la Fundación Memoria Histórica y Social Argentina. Saldrán a las 9.30. de Av. Sarmiento 2704.
El parque se encuentra en Av. Escalada y Castañares, de Villa Lugano

RESERVAR LUGAR EN:
comunicacion@memoriaabierta.org.ar o al 4951-4870/3559.

POR AUTOMÓVIL:
Ver mapa
http://www.memoriaabierta.org.ar/p_ddhh/paseo_DDHH_como_llegar.php

COLECTIVOS:
5, 7A, 36, 47, 50, 56, 86D, 86E, 86G, 101A,114, 193


SEA
Sociedad de Escritoras y Escritores de la Argentina


Sobre el Paseo de los Derechos Humanos:
Tel.: 4951 4870 / 3559
comunicación@memoriaabierta.org.ar
http://www.memoriaabierta.org.ar/p_ddhh/index.php

Feria del libro



Daniel Link, Margarita Cea, persona no identificada, Nona Fernández, Alejandro Zambra, Álvaro Bizama y Francisca Solar en la mesa redonda "Nueva Narrativa Chilena".

La extimidad del maestro

Por Daniel Link para Márgenes

Raúl Antelo. María con Marcel. Duchamp en los trópicos. Buenos Aires, Siglo XXI, 2006 (328 págs., ISBN 987-1220-41-3)

María con Marcel. Duchamp en los trópicos se abre con una frase contundente pero que debe ser corregida: "Este libro pretende ser la reconstrucción de un sistema de saber, un conjunto heterogéneo, cuando no abiertamente misceláneo, de objetos culturales" (pág. 9). Es verdad que el libro de Raúl Antelo pretende eso (reconstruir un sistema de saberes y, además, un conjunto heterogéneo de objetos culturales). También es cierto que, minuciosamente, lo consigue; no es sorprendente para quienes han venido siguiendo la biografía de este libro en sucesivas apariciones públicas (artículos o intervenciones en congresos). Pero María con Marcel reconstruye, además, un estado de la imaginación de y sobre América Latina -o mejor dicho, dos: el que se corresponde con los instantes que el libro evoca y reconstruye, y el que se corresponde con el instante que nos envuelve y nos arrastra (el presente).
María con Marcel es un libro de teoría, un libro de historia y, también, una ficción crítica de una ambición pocas veces vista (y pocas veces conseguida) en el contexto de los estudios latinoamericanos.
A lo largo de siete capítulos (la inteligencia de cada uno de los cuales sólo encuentra competencia en la abrumadora densidad que los sustentan), Raúl Antelo suministra una imagen, pero además la maqueta del aparato óptico que ha servido para (re)producirla. Su interés por Duchamp se revela así muy diferente del interés oportunista que puede leerse en otros trabajos que se han dedicado al período sudamericano del pálido maestro del arte no retiniano. Casi podría decirse que interesarse por Duchamp es para Antelo al mismo tiempo una experiencia íntima, teórica y política. Le permite decidir para si una colocación en el mundo, una política en relación con los saberes, un modo de imaginar el tiempo histórico y de definir las coordenadas del presente (de un presente) evitando, con el mismo elegante movimiento, el dogmatismo que solemos atribuir a operaciones semejantes.
Es difícil reseñar María con Marcel sin insistir en destacar sus obsesiones temáticas y formales (y el solo intento agota el espacio posible para una reseña): por un lado, que es complicado, dada la actual configuración de fuerzas culturales, sostener una versión de la modernidad latinoamericana (de una modernidad "diferencial"). Lo que Antelo va suministrando en su libro son los hitos de una arqueología según la cual "modernidad" y "América latina" se presuponen: no hay una modernidad más allá de la modernidad latinoamericana. No hay eurocentrismo, dice el libro (como antes, otras intervenciones críticas de Antelo), sencillamente porque no hay centrismo (sino excentricidad). Como América latina, la modernidad es excéntrica (y viceversa).
Lo que lleva a Antelo a sostener, naturalmente, una obsesión formal y un statement sobre el barroco y la suspensión de las contradicciones que supone (su estallido en una miríada de perspectivas, ninguna de las cuales alcanza para soportar una mirada por si misma). Si hay sentido es porque sólo se puede notar la huella de su ausencia: en el instante mismo en que miramos hacia allí el sentido ya está en otra parte. Fantasmas, fulgores entópticos, el espejo de lo imaginario, rasgado y habitado por larvas de insectos.
De las muchas perspectivas que Antelo podría haber elegido para medir la fuerza de sus convicciones (teóricas, estéticas, políticas), no es casual que elija la que (grosera, rápidamente) podemos asociar con los nombres de Antonio Candido y Ángel Rama (sobre todo del primero como apuntador del segundo).
Lo que Antelo observa sobre la perspectiva de Rama (racionalista, pedagógica, disciplinadora) es lo mismo que señala Haroldo de Campos respecto de Antonio Candido: el secuestro del barroco en la formación de la transculturación moderna (el salto modernizador como escalera a un cielo siempre imposible y no como carousel).
Es como respuesta al escándalo de ese secuestro, podría decirse, que María con Marcel ha sido escrito. Y ha sido escrito también como demostración de que una cierta pedagogía barroca es posible. Que el barroco es una pedagogía (y más específicamente, una pedagogía de la contrarreforma) ya ha sido suficientemente analizado. Una pedagogía del barroco, pues, sólo podría funcionar como una pedagogía al cuadrado, un trompe- l’oeil que, por efecto de esas circunvalaciones típicas de la historia entendida según una maqueta helicoidal ("el eterno retorno se niega, así, a someterse al orden vigente, con la disculpa de recomponer constantemente todo, pero de otro modo"), ha perdido hasta lo más característico de si: la posibilidad de engaño óptico.
La única verdad "pedagógica" (¿neobarroca?) que María con Marcel sostiene es la necesidad de situar a la nada (no el néant, polo de una dicotomía trascendental, sino el rien de la fatiga, la disolución, en fin, el desgaste propio de un trilema) como la condición misma de posibilidad de la modernidad.
María con Marcel. Duchamp en los trópicos no es un libro fácil; es un libro decisivo, y que nuestra época, huérfana hace tiempo de maestros, necesitaba.

jueves, 10 de mayo de 2007

Historiografía hermética de un hereje

por Laura Buccellato

Aproximarse a la obra de Alfredo Prior es practicar un juego inagotable con imágenes habitadas por el pulso del sentido.
Prior es un Heráclito contemporáneo en quien las palabras graves y agudas rezongan sumergidas en un magma pictórico de donde emergen jubilosas metáforas.
Si hilvanáramos el fraseo que forma con sus títulos, construiríamos una narración irradiada con caprichosos hemistiquios, donde los tiempos históricos visten un ropaje cromático, con rugosidades plásticas de inimaginables dimensiones, plagadas de confesiones. Una capa de atractiva sensualidad anticipa pequeñas y grandes tragedias de un animismo transformado en su reverso. Personajes zoontransformados, barcas, mitos e historias, flotan y navegan como lo hizo el Ulises de Homero, bajo la batuta de su diestro pincel. Haces de pensamientos provocan zozobras y exilios: Prior es un desterrado e incansable viajero que se vale del vasto repertorio historiográfico para espiar el alma humana.
Es un acierto más del artista haber elegido para escribir este libro al humanista Rafael Cippolini, a quien inmediatamente se percibe como un profundo y a la vez sutil conocedor de su obra. Nadie como él para desentrañar esa pasión profusa que tanto tiene de erupción volcánica.
Emocionantes trazos de un espíritu torturado y sapiente, que canta con épico tono cuentos inventados que llegan de confines orientales, o escribe relatos que firman identidades falsas; pues, a la manera de Hesíodo, él crea su propia "teogonía".
La provocativa actitud de Prior nos lleva a fronteras que el azar sopla, pero me impongo un alto en el camino, comprometida placenteramente en este prólogo, para agradecer la generosa amistad del artista y para cursar una invitación ferviente a internarse en la lectura de este libro: una Venecia donde pulpa y reflejo son rozados por la ascensión del cuarzo traspasado por flechas.

Tomado de Alfredo Prior [ISBN 987-23358-1-8/ 978-987-23358-1-6].
Buenos Aires, Vasari, 2007, pág. 11

Otra denuncia estremecedora

Santa Cruz: 23 heridos en violentos incidentes
La policía local reprimió una movilización de municipales

RIO GALLEGOS.– En la jornada más violenta que se recuerde aquí desde que se recuperó la democracia, la policía provincial reprimió ayer con balas de goma y gases lacrimógenos a empleados municipales que reclamaban un aumento salarial, episodio en el que resultaron heridos 18 trabajadores y 5 policías.
Horas después, en medio de un clima de creciente tensión, una importante movilización callejera, la más numerosa de las últimas semanas, reunió a manifestantes de los gremios docentes, estatales, municipales, judiciales y legislativos, y recorrió la ciudad para protestar contra la represión policial, de la que responsabilizaron al gobierno provincial y al presidente Kirchner. Ayer, varios comercios minoristas y supermercados cerraron sus puertas en señal de apoyo a la protesta.
Tras los incidentes, el gobernador Carlos Sancho reapareció en una conferencia de prensa que brindó en la Casa de Gobierno, a la que sólo se invitó a dos canales de TV manejados por el oficialismo.
Allí, el mandatario acusó al radicalismo santacruceño de “tratar de generar un estado de miedo y de caos” en la provincia.

La teoría de Kirchner es que hay una asociación entre el Partido Obrero y el radicalismo santacruceño, encabezado por el intendente de Río Gallegos, Héctor Roquel, para desestabilizar la provincia. "Están buscando un muerto", dijo uno de los hombres de confianza del Presidente.

miércoles, 9 de mayo de 2007

De bellum civile

Correspondencia: Intervención antidemocrática en el Lenguas Vivas

Estimados todos: el jueves 3 de mayo el Lenguas Vivas fue violentamente intervenido por autoridades del Ministerio de Educación del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Les escribo para enviarles el texto de la nota de repudio a la intervención en el Lenguas Vivas. Las adhesiones (Nombre, DNI) pueden enviarse a:


INTERVENCIÓN ANTIDEMOCRÁTICA EN EL LENGUAS VIVAS


En la tarde del pasado 3 de mayo, alegando una supuesta "crisis institucional" y en un claro atropello de la autonomía académica de la institución y que vulnera los derechos democráticos, el Ministerio de Educación del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires intervino el Instituto de Enseñanza Superior en Lenguas Vivas "Juan Ramón Fernández".

El desencadenante de esta medida avasalladora es un conjunto de acusaciones sobre irregularidades en el manejo de fondos de la Asociación Cooperadora del Instituto y respecto de la firma de convenios haciendo ejercicio de facultades que el sistema no otorgaría, por lo que la institución estaría aparentemente en una crisis institucional. Sin embargo, el Ministerio no se limitó a circunscribir las acciones a los hechos denunciados y a suspender a la Rectora por 90 días como resultado del sumario sustanciado, sino que con claro desconocimiento de los mecanismos básicos de funcionamiento institucional que respaldan su autonomía procedió a suspender el Reglamento Orgánico y a poner en funciones a una "Delegada Normalizadora" en un acto de llamativa hostilidad con las restantes autoridades de la institución.

El Reglamento Orgánico del Lenguas Vivas estipula en su artículo 15 inciso 3 estipula: "En caso de vacancia por renuncia, separación del cargo, fallecimiento o cualquier imposibilidad que afecte definitivamente al Rector en ejercicio del cargo, asumirá el Vicerrector con mayor antigüedad en la enseñanza superior siempre que faltaren 6 meses o menos para completar el periodo. Si el mandato finalizara después de los 6 meses, el Vicerrector que asuma, con conocimiento del Consejo Directivo, convocará con un plazo no mayor de 30 días a elecciones de un nuevo rector para completar el mandato." Significa esto que la medida de intervención aplicada por el Ministerio de Educación (Resolución Nº 1401 firmada por la Señora Ministra Ana María Clement) lesiona y desconoce las atribuciones que por sucesión natural les corresponden a los órganos de cogobierno de la institución, legítimamente designados.

El I.E.S. en Lenguas Vivas "Juan Ramón Fernández" no estaba en crisis: la institución funcionaba normalmente (docencia, investigación, conferencias, seminarios, organización de un congreso, vínculos con prestigiosos centros académicos nacionales y extranjeros, presencia de profesores visitantes, desarrollo de propuestas pedagógicas innovadoras y de un postítulo, diagnósticos institucionales externos, articulación con los Niveles Medio y Primario, funcionamiento de las cinco bibliotecas, de las salas de computación y del Departamento de Comunicación Educativa, etc., así como su aparato administrativo).

Por el contrario, lo que instala una gravísima crisis institucional por tiempo indeterminado (por lo menos 180 días hábiles renovables) es la intervención del Ministerio de Educación del GCBA, intervención esta que se llevó a cabo con formas y procedimientos inaceptables en tiempos de democracia.

En este marco y conscientes de la gravedad que implica la interrupción de todo orden democrático, los abajo firmantes manifestamos nuestro absoluto repudio a los hechos ocurridos en la institución el día 3 de mayo. Convocamos a toda la comunidad a movilizarse en favor de la centenaria institución y a no permitir que prospere el cercenamiento de su autonomía y de los principios democráticos esenciales.


martes, 8 de mayo de 2007

Cartelera latinoamericana

PROYECCIÓN DEL DOCUMENTAL

JUÁREZ: "la ciudad donde las mujeres son desechables"
Fecha: 11/05/2007
Horario: 21 hrs.
Lugar: Facultad de Ciencias Sociales Salón G2.
Martínez Trueba y Constituyente. Montevideo.

En la Facultad de Ciencias Sociales (Martínez Trueba y Constituyente), organizado por Conbronca TV y la Comisión de DDHH del CECSO, y apoyado por "Nuestras hijas de regreso a casa" y dentro del Cliclo "Viva México, cabrones!!" se proyectará el documental "JUÁREZ: la ciudad donde las mujeres son desechables". Posteriormente, y con la participación de un compañero mexicano y miembros de Amnistía Internacional se desarrollará un debate. Animamos especialmente a todas las personas que trabajan por los derechos de la mujer y a las interesadas en la situación mexicana a asistir al acto.


El qué dirán




lunes, 7 de mayo de 2007

Preguntan si...

¿Recuerda algún libro de texto en particular, de su experiencia escolar? ¿Y de su paso como docente por la escuela media?

Recuerdo casi todos los libros de texto de mi experiencia escolar, aunque es probable que sea incapaz de recordar los títulos de los libros o los nombres de los autores. Recuerdo la experiencia amorosa que me ligaba con esos libros que eran, para mí, las fuentes del conocimiento, las pistas que me iban a permitir seguir leyendo. Durante la primaria (eran los años sesenta) tuve un libro de lecturas que volvió a sorprenderme cuando volví a encontrarlo, muchos años después, por la modernidad de las selecciones que proponía. De la secundaria, recuerdo el insufrible Loprete que, no obstante, funcionaba como una sólida antología. Por entonces (era la década del setenta), comenzaron a aparecer perspectivas "de izquierda" que resultaban más adecuadas a la sensibilidad de la época y que, además, estaban mejor planteados, como los libros de Alfredo Veiravé y los de Jacobson-Pagliai (¿o era Yacubson?, me fastidia no poder recordarlo). Recuerdo también la extraordinaria experiencia de Capítulo, en la que mi generación fue sistemática entrenada.
Como docente de la escuela media me encontré con un páramo: era el retorno de la democracia y todo lo que había me resultaba insulso, inadecuado, pobre. Por fortuna, tenía amigos que me prestaron libros franceses (a mi juicio, Francia tiene excelentes libros de texto) de los que pude aprender, sino una pespectiva que me venía ya dada por mi formación, al menos una estrategia pedagógica.

¿Cuáles fueron sus motivaciones para escribir tres libros de texto?

Se trataba, un poco, de intervenir en un campo devastado y, por otro lado, de responder a la sostenida demanda de los docentes con los que me reunía: no sabemos qué dar a leer. Procuré que mis libros (los Literator, el Pequeño comunicólogo ilustrado) no sólo fueran modernos (en el sentido de que introdujeran nuevas temáticas y perspectivas), sino adecuados estratégicamente a la reconstrucción de un campo de saber. Pretendía al mismo tiempo, tal vez ilusoriamente, que mis libros pedagógicos encontraran ese mismo lector niño que había sido yo, dispuesto a leerlo todo a partir de un fragmento que me revelaba un mundo. Después de todo, una pedagogía eficaz es también una estrategia de seducción.

Existió en nuestro país una tradición académica según la cual, antes de acceder a una cátedra universitaria o de concretar ciertas intervenciones, se pasaba por la enseñanza media o, incluso, se publicaba un libro de texto. Pienso, por ejemplo, en Enrique Pezzoni, en Nicolás Bratosevich, en Ana M. Barrenechea, en Mabel Rosetti. ¿Cuál cree usted que eran los supuestos que manejaba esa tradición sobre la relación entre el conocimiento y la enseñanza? ¿Cómo se ubica usted en ella? ¿Hoy pervive? ¿Se ha resignificado?

No sé si se trataba (o se trata) de presupuestos epistemológicos o meramente laborales: la escuela es siempre la fuente de trabajo más accesible para los profesionales recién formados. Como, además, el mejor (sino el único) destino de la crítica y la historia literaria es la escuela, siempre será conveniente que quienes se dedican a pensar la literatura hagan la experiencia de su pedagogía, en todos los niveles. No hay separación, en este punto, entre conocimiento y enseñanza, entre investigación y transmisión: se trata de una sola y la misma cosa. La ciencia de la literatura (si se me permite el bello anacronismo) sería una ciencia necesariamente aplicada. En lo que a mi respecta, siempre he sentido un inmenso placer en la enseñanza en los niveles más elementales y, si no insisto en ello, es por la misma razón que el resto de mis compañeros de trabajo: porque no nos forman (ni queremos ser formados para eso) para negociar problemas disciplinarios (es decir: afectivos). Si la escuela como institución pudiera hacerse cargo del mínimo orden necesario para el desarrollo de una clase (por ejemplo: otorgando créditos por materias, según la libre elección de los alumnos o cualquier otro mecanismo igualmente democrático de los que en el mundo se aplican) estoy seguro de que cualquiera de nosotros (me refiero a los profesores universitarios) aceptaríamos el desafío de la pedagogía en los niveles primario y secundario. Tanto nos interesan las experiencias más antiguas del aprendizaje de la literatura que, con un grupo de amigos, estamos organizando un concurso de declamadoras.

Usted ha dicho que "los libros de texto son los únicos libros que vale la pena escribir". ¿Podría aclarar el sentido de esta afirmación?

Bueno, se trata un poco de lo que antes decía: el destino de la crítica y de la historia literaria no puede ser sino la pedagogía y es por eso que "el libro", en ese sentido, es el libro de texto o el manual de lectura. Naturalmente, se trata de concebir un libro que no sólo sorprenda a los profesionales por su rigor metodológico o su audacia epistémica sino que, sobre todo, seduzca a los alumnos. Son libros difíciles de hacer y, por eso mismo, todo un desafío.

¿Cuál es la importancia de los libros de texto en la era de la Internet? ¿Qué pronostica sobre su futuro?

En principio, las relaciones entre Internet y el libro. El libro sigue siendo (y es probable que lo siga siendo durante bastante tiempo más) el soporte más dúctil para los aprendizajes y la transmisión de información: puedo leer en una playa, en el campo, en la montaña, sin necesitar luz eléctrica o conexiones a Internet. Luego, las relaciones entre Internet y escuela. Ya conocemos la necesidad de alfabetización en lo que se refiere a las nuevas tecnologías, pero la escuela en Argentina está bien lejos de poder hacerse cargo del problema, por deficiencias materiales en las que sería ocioso insistir. Es verdad que prácticamente todo lo que puede considerarse como meramente "informativo" está ya en Internet, pero lo que siempre faltará, de todos modos, es el punto de vista que permita organizar la información. Para eso, hace falta trazar un campo de problematización, unos lineamientos estratégicos, etc… Es en los libros donde puede darse un debate que conduzca a eso, y no en Internet.

Usted considera a la cibercultura como una aliada de la cultura letrada. ¿Cree que aún genera resistencias? ¿Por qué?

No creo que Internet genere resistencias. La única resistencia es la de la ignorancia. Y sí, creo que Internet recupera gran parte de los "valores" de la cultura letrada para ponerlos a circular de otra manera, algo que la cultura audiovisual nunca hizo.

Si, como usted señala, Internet es una poderosa herramienta de investigación escolar, ¿qué puede hacer la escuela para tenerla en cuenta?

Las escuelas deberían estar conectadas a la red, como sucede en cualquier país preocupado por su sistema educativo. En Argentina, ese proyecto se llamó (y se llama) EducAR, que tuvo en su momento los fondos necesarios para hacerlo. Lamentablemente, con el presupuesto millonario que manejaban, los funcionarios radicales que debieron llevarlo a cabo apenas si consiguieron conectar a dos escuelas (creo, y no exagero). Lo demás fue robo. Una vez que las escuelas estén conectadas a la red, es muy fácil establecer programas de investigación para niños y jóvenes que les permitan, además de buscas específicas sobre tópicos de cualquier área, el necesario y decisivo entrenamiento para la discriminación de datos, que son a menudo, dado el libérrimo sistema de publicación de la red, la piedra del escándalo para la educación: dónde encontrar información fidedigna y cómo optimizar los buscadores es una de las habilidades esenciales de cualquier ciberalumno.

¿Por qué usted decidió escribir libros de texto sobre literaturas americanas y española/europea? La pregunta se la formulo sabiendo que, desde hace unos quince o veinte años, pareciera que la enseñanza de la literatura privilegiara el trabajo con textos de lectura (novelas, sobre todo) y no "de estudio". En otras palabras, ¿cuál es su concepción sobre la enseñanza de la literatura en la escuela media, en particular, en el momento actual en el que ha desaparecido como la conocimos nosotros, es decir, con un estatuto diferenciado y no, tal como viene sucediendo desde la Reforma de los ´90, como una "práctica discursiva" en el contexto de otras prácticas?

Hubo presupuestos ideológicos respetables en la reforma que hizo de la literatura una "práctica discursiva" más entre otras prácticas, al pretender quitarle ese aire de "cosa vaga y misteriosa", alimento del espíritu y qué se yo cuántas más vaguedades reaccionarias. Pero lo cierto es que la pedagocracia (una casta de expertos un poco ignorante) aprovechó la circunstancia para vaciar de contenidos la enseñanza, con el resultado de que daría lo mismo enseñar a leer una receta de cocina que enseñar a leer El capital de Marx o, para no llegar tan lejos, el Martín Fierro. Más allá de la participación o no respecto de un campo de conocimiento determinado, nadie podría negar que la escuela es una institución humanista y su proliferación histórica es un indicador de la expansión del humanismo (como ideología y como doctrina) por el mundo, de modo que considero inconcebible pensar en una escuela que no ponga en primer lugar lo que es el más acabado producto del humanismo: la literatura. Alguien de quien sería imposible sospechar bonhomía humanista como Roland Barthes decía que a la pregunta sobre si se puede enseñar literatura en las escuelas habría que responder: sólo se puede enseñar eso. Naturalmente, habría que establecer niveles pedagógicos (digamos, una pedagogía elemental y una especializada) que sirvieran para cubrir todas las necesidades. En ese punto, la opción genérica por la "novela" no es signo sino del mismo embrutecimiento escolar al que antes me referí. Y que se reserve para los libros de literatura la mayor parte del tiempo pedagógico del que escasamente se dispone, una distorsión preocupante. Que lean los alumnos los libros en sus casas, y en la escuela que contextualicen. En cuanto a mis Literator, fueron pensados específicamente para responder a una determinada crisis de las literaturas nacionales que, creo, ya no pueden seguir estudiándose aisladamente. Son, si se quiere, una experiencia pedagógica de literaturas comparadas y por eso organicé uno alrededor de las literaturas europeas (con preeminencia de literatura española) y otro alrededor de literaturas americanas (con preeminencia de literatura argentina).

Tradicionalmente, los libros de texto del área de literatura transmitían a las nuevas generaciones ciertas lecturas paradigmáticas (un canon): Echeverría, Hernández, Sarmiento, por mencionar solo algunos… Es dudoso que se siga enseñando masivamente a Echeverría, probablemente tenga mayor difusión Hernández, pero es casi seguro que el Facundo ya no se lea. ¿Qué opinión le merece este viraje? ¿La escuela debe enseñar algún canon o tan solo debe privilegiar, como pareciera, el "gusto por leer"? ¿Cuál es el estado actual de ese canon? ¿Qué escritores argentinos del siglo XX debería incluir? ¿La escuela debería tener en cuenta los gustos literarios de los alumnos?

Así como la escuela no centra su acción pedagógica en el gusto por el logaritmo o la fascinación por la cuenca del Danubio, no entiendo por qué milagro de la mala interpretación de las lecciones barthesianas habría de insistir en el gusto o el placer de la lectura. Como todo gusto y todo placer, el de la lectura podrán sostenerlo y desarrollarlo algunos, pero no todos, y está bien que así sea, en el mismo sentido en que no todos estamos obligados a desarrollar el gusto o el placer por cosas tan escatológicas como el fútbol. La escuela debe enseñar operaciones de lectura no porque en eso se juegue algo del orden del placer sino porque en eso se juega algo del orden del conocimiento y de la libertad. En cuanto al canon, sólo importan de él los momentos menos dogmáticos, es decir: los más debatibles, en los que encontramos todavía las tensiones que nos consituyen como ciudadanos.

¿Cuál es su opinión sobre el estado actual de la enseñanza media, en particular, su opinión sobre la enseñanza de la Lengua (que, en algunas jurisdicciones, ha pasado a llamarse Prácticas del lenguaje) y de la Literatura?

No creo que la enseñanza de la lengua y de la literatura pueda pensarse sin pensar previamente en la crisis profundísima de la escuela media.

Según su parecer, ¿quiénes deberían decidir los contenidos de la enseñanza y quiénes no? ¿Sobre la base de qué supuestos? ¿Por qué?

Conocemos el resultado desastroso de la peregrina idea de la descentralización educativa. Los contenidos mínimos deberían ser pensados en conjunto por la comunidad educativa pero también por los intelectuales y decididos a nivel nacional sobre la base de los presupuestos a los que antes me referí: educar para el conocimiento y para la libertad. Naturalmente, una vez establecido ese campo de problematización, sería deseable que los docentes pudieran intervenir con cierta libertad en relación con él. Lo peor para la educación es siempre el establecimiento de una burocracia pedagógica, a la que son tan afectos los pedagócratas, a quienes no confiaría sino los aspectos más técnicos de una futura reforma en ese punto.

Entrevista de Alejo Rodríguez de Fraga a Daniel Link para revista Limen