jueves, 28 de febrero de 2013

Botonería

Querido blog:
Te he tenido abandonado por razones que nada tienen que ver con el amor que te tengo. O sí, tal vez. Quién sabe. 
He recibido incluso recriminaciones por parte de ciertas amigas alemanas, que sostienen puntos de vista incomprensibles para nosotros (para vos y para mí) sobre el espacio público, los medios, la política y que han llegado incluso a reprocharme que no hay forma, en tu diseño, para usar el odioso botón para compartir tu contenido en Facebook, calesita de gustos y disgustos que ni a vos ni a mí nos convienen.
Me recriminan ayer la Petibon, hoy Benn, es decir un banner esencial a tu arquitectura última que trae voces que nos interpelan. ¿Voy yo a privarte de esa escucha? 
En fin, es difícil hacerle ver a un(@) europe@ el espacio medieval que habitan (parece que hablan, allí, todavía, de mediaciones, de cosas hegelianas. En todo caso, como la regla sobre el Facebook es personal (inclaudicable), pero en modo alguno supone voluntad de convencer a nadie, y como mi distancia con Hegel (compartida por Kirkegaard y Deleuze, o mejor dicho: de ellos aprendida) es demasiado grande para tender cualquier puente, un puente cualquiera, vaya esta prueba para ver si quienes quieren ponerte a circular quién sabe dónde alcanzan a saciar su demanda de botones.
Mañana tal vez te cuente en qué he andado, qué tristezas me han apartado de tu superficie, qué desencuentros han dinamitado mi confianza en el prójimo, qué he mirado hasta altas horas de la noche, cuáles son mis obsesiones últimas.
Manosee un poco tu plantilla, ya que no podía escribirte, como para que no te sintieras tan abandonado. Espero que no te disgusten mis arreglos.

Compartir en Facebook

lunes, 25 de febrero de 2013

e-Chisme

NOVEDADES DE MARZO 2013
Precio en papel: $ 93.- ISBN: 978-987-1739-45-5 Páginas: 160
Nuevo museo del chismeEdgardo Cozarinsky
Esta visita guiada a los chismes más deliciosos de la historia de la literatura, de las artes y de la historia a secas, tiene como cicerone y maestro de ceremonias a Edgardo Cozarinsky, que ha demostrado ya en muy distintos géneros y registros su inteligencia, su veracidad y su rigor. La tensión dramática o humorística de la anécdota impone su eficacia. Tras esa límpida definición (gracias a la síntesis genial de Cozarinsky), poco puede agregarse en términos de estilo y escritura.
El Nuevo museo del chisme, que enriquece con veinticinco hallazgos la primera edición —hoy inhallable—, reúne un elenco de personajes que va de Dorothy Parker a James Joyce, de Victoria Ocampo a Ernesto Sabato, de Joseph Stalin al astronauta Tsibliyev. Abre el volumen un ensayo que cobra mayor importancia con el curso de los años, “El relato indefendible”, una indagación única y preciosa del chisme como núcleo indispensable de la novela –en Henry James y Proust, sí, pero también como indicio informativo de cualquier narración–.
El libro que hay que tener para que la literatura siga siendo la isla del tesoro del placer.

CHISME N° 20:
París, años 30. Joyce le dicta a Beckett su work in progress, que será Finnegan’s Wake. En algún momento llaman a la puerta, Beckett no lo oye y Joyce dice: “Come in”. Al final de la jornada de trabajo, el secretario lee en voz alta el dictado del día. Al llegar al “come in”, Joyce se sobresalta: “¿Y eso?”. “Usted lo dijo”. Tras un momento de reflexión, el autor decide: “Dejémoslo…”. 


Leé un fragmento ACÁ
 

sábado, 23 de febrero de 2013

Semiología trascendental

-->Por Daniel Link para Perfil
 

Tuve que recategorizarme y ahora reporto en la categoría H y facturo electrónicamente. Como mis predicciones de enero se cumplieron al pie de la letra, el universo político se volcó masivamente para saber qué va a pasar con tal cosa o con tal otra. Yo al principio me resistía a responder porque la videncia, la cartomancia y la lectura de la borra no son ciencias exactas y a veces las predicciones son ambiguas y uno tiene que hacer un esfuerzo interpretativo adicional. Por eso, en el renglón “conceptos”, en mis facturas figura “interpretación de indicios”.

Como una de mis predicciones acertadas involucraba el Metrobús en la 9 de Julio, la alcaldía me convocó y me preguntó de todo un poco y más sobre lo mismo.

Repetí: no se puede intervenir salvajemente en el paisaje urbano y encima andar talando algarrobos y jacarandáes sin pagar las consecuencias.

No me escucharon entonces, y no me escucharán ahora tampoco: aunque les digas que lo que hacen no sirve para nada (bicisendas, 9 de Julio, ¡habiendo un subte por abajo!) y les des incluso una solución alternativa (vean mis preciosos cuadros tarifarios para el transporte público), se plantan en cumplir con los contratos fraudulentos en los que empeñaron su palabra.

Mis vínculos con los planos trascendentales y patafísicos de la existencia no me eximen de reconecer mis errores. Los sectores de poder sólo reconocen su compromiso con la fealdad.

Otras consultas recibidas: ¿Habrá paro docente? Sí. ¿Aumentarán los precios después del congelamiento? Locamente. Tirame un número para las elecciones: 40 (cuarenta), con toda la furia. ¿Canal 7 transmitirá alguna vez en HD toda su programación? Tal vez. ¿Habrá devaluación? Ni loco te lo digo.

viernes, 22 de febrero de 2013

Benjamin secreto

Entrevista de Antonio Gnoli para La Repubblica

Giorgio Agamben ha curato una raccolta di scritti dello studioso mai pubblicati: “E’ una parte dei Passagen su Beudelaire più ampia di quella conosciuta”.

  “Gli inediti del filosofo che Einaudi non volle”



Terribili dovettero essere gli ultimi anni di vita di Walter Benjamin. In una sequenza di eventi negativi, tra il 1938 e il 1940, egli abitò a Parigi nell´isolamento e nell´estrema povertà. Le sue giornate trascorrevano alla Bibliothèque nationale, il solo luogo che gli garantiva la necessaria concentrazione per portare avanti il suo progetto. Lavorava alla stesura di un grande libro, tra le carte e i foglietti che maniacalmente appuntava. Poi la situazione precipitò. E fu come cadere rovinosamente da un precipizio. Nel giro di pochi mesi l´ebreo Benjamin intraprese una fuga che si concluse, come è noto, con il suicidio a Port-Bou, nel settembre del 1940, sul confine spagnolo. Si favoleggiò che insieme alle poche cose necessarie alla sopravvivenza Benjamin si trascinasse una valigia con il manoscritto al quale aveva febbrilmente lavorato. È molto probabile che quella valigia, che si disse fosse andata perduta, sia solo una leggenda. E che la verità sia un´altra. A raccontarcela è Giorgio Agamben che scoprì quelle carte, oggi finalmente pubblicate da Neri Pozza.

Come arrivò a quella scoperta?
«Casualmente. In quel periodo, la fine degli anni Settanta, stavo lavorando al ritrovamento delle ultime carte di Benjamin, compreso il famoso manoscritto dei Pariser Passagen che si riteneva fosse andato perduto. Quando un giorno, sfogliando delle lettere di Georges Bataille ne trovai una in cui Bataille, scrivendo a un amico conservatore alla Bibliothèque nationale, citava alcune buste contenenti dei manoscritti di Benjamin. In margine alla lettera c´era un´annotazione del conservatore che indicava la Bibliothèque nationale come il luogo in cui quei manoscritti si trovavano».


La entrevista completa, acá. Ordina subito!

(Gracias, Raúl, por el prefacio, que pongo a disposición de quien quisiere leerlo).


 

¡Otra denuncia estremecedora!

Impropriam influentiam

Además de las luchas de poder, detrás de la renuncia (del Papa) también habría habido una trama de sexo y chantajes e incluso un "lobby gay".

Todo, acá


Ahora disponible en versión digital



Fantasmas. Imaginación y sociedad

Fantasmas. Imaginación y sociedad


Autor: Daniel Link
Editorial: Eterna Cadencia, 2013 Idioma: Castellano Género: Ensayo ISBN: 9789871673803 Formato: ePub (Adobe DRM)


"Daniel Link se ocupa en estos textos de una de las categorías menos exploradas por la crítica en torno a los movimientos estéticos del siglo XX: la imaginación. A través de recorridos por textos literarios, imágenes y películas, Link traza un mapa de imaginarios (o formas de la imaginación) e intenta definir las unidades de una fantasmagoría. Así, el adentro (la familia) y el exterior (la ciudad como intemperie), hombres, mujeres, infancia, niños y niñas son examinados como figuras fantasmáticas, dueñas de una potencia que es 'pura potencia del ser (o del no ser), nunca un límite, siempre un umbral'. Una audaz teoría de la imaginación que señala a su autor como uno de los pensadores más importantes de la ensayística latinoamericana." 

Vínculo de la tienda.


martes, 19 de febrero de 2013

Últimas vacantes


Los muertos del verano

Por Edgardo Cozarinsky para Espacio Murena

Todos los años, para la rentrée, la morgue de París se llena de cadáveres no reclamados. En este ensayo, el escritor reflexiona sobre los ancianos, aquellos olvidados que mueren en verano.


Todos los años, para esa fecha que ningún almanaque registra con un nombre preciso (aunque lo tiene en el habla de todos los habitantes de París), primeros días de septiembre en que ya han vuelto los veraneantes de julio y agosto, cuando la luz del verano empieza a disminuir perceptiblemente pero el calor mantiene durante algunos días, aun semanas, la promesa de una vida menos ensimismada, mientras se pone en movimiento, ya perezosa, ya impaciente, la rutina del trabajo, la producción y esa ilusión de provecho que, creen muchos, hace andar al mundo… Todos los años, repito, para la rentrée, la morgue de París se llena de cadáveres no reclamados.

(...)

 

lunes, 18 de febrero de 2013

Les cuento un secreto...

Cada vez que mi contador baja y se estanca por debajo de las mil visitas diarias, invento un post que levante las estadísticas. No sé por qué lo hago, porque no gano nada con ello, pero me divierte azuzar a los lectores.
Gracias por venir y ¡felices carnavales para todos!

Sabias palabras

"La cárcel es la villa con rejas, y la villa es la cárcel sin muros" (Horacio Verbitsky para Agencia Paco Urondo)


sábado, 16 de febrero de 2013

Odio de clase media

--> Por Daniel Link para Perfil

Vivimos tiempos de carnaval. El sábado pasado mi hijo menor me convocó para ayudarlo a pintar su casa y mejorar el aspecto de su jardín. Al atardecer, emprendimos el regreso, porque teníamos una cena programada, pero olvidamos la pesadilla de los corsos barriales. Todas las avenidas de Buenos Aires se cortan para que unas comparsas lamentables toquen sus tambores (pom-po-po-pom/ pom-po-po-pom) y unas menguadas hordas de muertos vivos se muevan sacudiendo sus brazos alternativamente desde el torso hacia afuera en un ritmo monocorde de tribu arrasada mayormente por el paco.

Volver a casa a bañarnos fue una odisea y sigo sin entender a qué funcionario se le ocurrió que un espectáculo semejante ameritara la cancelación de toda posibilidad de circulación. No me refiero solamente a los vehículos, sino también a la circulación social, a la circulación de los cuerpos, porque sabido es que el carnaval siempre fue la suspensión de los órdenes, las jerarquías, la mescolanza y la transgresión de todo lo establecido (“por cuatro días locos que vamos a vivir”): el carnaval, como toda fiesta, es antiestatalista.

Puesto el Estado a “revitalizar el carnaval” el resultado es penoso, porque lo que se nota es sobre todo el odio a la incertidumbre carnavalesca. Si hubiera, como antaño, uno o dos corsos urbanos, las muchedumbres acudirían (o no: tampoco se puede postular la diversión obligatoria) a ellos y el espectáculo de la disolución de las clases y las categorías sería algo muy diferente que el subrayado actual de las diferencias entre un barrio y otro (¿pero qué diferencia puede haber entre el corso de avenida Independencia y el de avenida San Juan, separados por tres cuadras?). Los corsos barriales patrocinados por el Estado, que corta las avenidas para que sus patéticos desarrollos tengan algún efecto memorable (el embotellamiento) en el común de los mortales, son el índice de un miedo ciego y subnormal al populismo más ramplón y a cualquier forma de sofisticación cultural.

Participo de algunos de los más roconocibles estigmas de la clase media: la ilusión del ascenso social, la confianza en la educación y en el mérito, el laicismo, la contracción al trabajo, la actitud crítica ante el progreso y los procesos de modernización (que sin embargo sigo con interés), cierta sofisticación estética (las instalaciones de Alejandro Cesarco, el proyecto TOCAME EL ROK de Roberto Jacoby, la película en 3D de Ang Lee, Oruro, Copacabana), el cultivo de la limpieza, una curiosidad ilimitada por lo diferente y un apoyo irrestricto a las causas más liberales, lo que involucra una cierta ligereza a la hora de abrazar programas politicos partidarios.

Cuando escucho (en la televisión, mayormente) una condena tout court de los valores pequeñoburgueses que me consitituyen como sujeto social, siento un leve malestar y una sensación de extrañamiento muy grande: ¿de dónde vienen esas críticas y en qué clase se reconocen esos que dicen abominar de los comportamientos y los valores de la clase media?, ¿es que tan alienado en mis propias condiciones de existencia estoy que no soy capaz de evaluar correctamente las contradicciones que me constituyen?

La clase media ha dado lo mejor de este país (los mejores escritores: Arlt, Borges, Puig, Aira; los mejores artistas, los mejores músicos, los mejores periodistas, las mejores leyes, los mejores... carnavales). Y sin embargo, hoy se la desprecia como si se tratara del lugar donde la mala conciencia se hace carne, sencillamente porque la clase media es difícil de contentar o, incluso, de manejar electoralmente.

En vez de evaluar las propias limitaciones políticas en lo que se refiere a la capacidad de seducir a un electorado volátil, se le achaca a esa porción nada desdeñable de la civilidad un amor antipatriótico por los dólares, los dispositivos electrónicos importados, las novelas bien escritas, las ideas económicas sólidas y las fiestas exóticas.

Descalificada como si se tratara de un yuyo que hay que extirpar de raíz, basta que la clase media exprese públicamente su aversión a un funcionario cualquiera para que sea acusada de fascista (olvidando, por cierto, que el fascismo es una forma del Estado y no de la conciencia). Un poco por eso, la cancillería argentina se inclina a establecer relaciones carnales donde la clase media es una falta: Irán, Angola, cada vez más Venezuela y cada vez menos Brasil.

Es cierto que una clase media amenazada en sus condiciones de existencia puede abrazar un derechismo ominoso, pero mucho más derechista es odiar a esa clase cuyos fundamentos se dinamitan cotidianamente.


viernes, 15 de febrero de 2013

May the Force be with you

Las papas queman

por Daniel Link para Soy

Un Papa tan parecido como Ratzinger al emperador malvado de La guerra de las galaxias no era el más adecuado en términos de despertar vocaciones para el bien. La Estrella de la Muerte estaba en su horizonte, él supo comprenderlo, y ahora se retira a su villa de verano en Castel Gandolfo donde empacará su guardarropa papal: los zapatitos rojos de Prada, las túnicas blancas de algodón egipcio, los bonetes de colores para llevar a las fiestecillas con los monaguillos.
Ratzinger no tiene fuerza suficiente, dice, para sostener una Iglesia cada vez más amenazada por la violencia del mundo: por un lado, las incesantes denuncias de excesivo amor cristiano de los curas por los niños y jóvenes fieles; por el otro, la insolencia lesbiana de sacarse el corpiño frente a San Pedro y frente al ministro petrino, que siempre fue antes un teólogo que un animador de muchedumbres (a diferencia de su predecesor, bruto y simpático): ¿qué podía hacer Benedicto contra las denuncias de los niños cantores de Ratisbona, que salieron a decir que en los años cincuenta y sesenta habrían sido víctimas de la lujuria eclesiástica, bajo la mirada tolerante de su hermano Georg, el mismo que admitió haber inflingido castigos corporales a los educandos que le confiaban? ¿Qué podía hacer el sucesor de Pablo de Tarso ante la avalancha de matrimonios universales (es decir, de personas del mismo sexo) que se le venía encima en todos los países? Ni el Doctor Angélico habría tenido sabiduría suficiente para sostener una impugnación teológicamente pertinente a tales demandas de reconocimiento civil, y el perdón público que Ratzinger expresó en nombre de la Iglesia a comienzos del año pasado (“Pedimos perdón insistentemente a Dios y a nuestros hermanos gays y lesbianas, mientras prometemos hacer todo lo posible para que semejantes actos de violencia y discriminación no vuelvan a suceder jamás”) no fue aceptado sin las suspicacias del caso, como si después de las disculpas viniera un coming out (incluso, un desenmascaramiento al estilo Tootsie).
Además, parece, el departamento papal en el Vaticano quedó a la miseria y lo primero que se supo es que durante el tiempo de sede vacante se lo acondicionará para el nuevo Pedro. Un anuncio semejante vuelve a despertar sospechas: por una parte, ¿a qué excesos se entregaba Ratzinger en sus aposentos? Por el otro, si la decoración avanza antes de la fumata, tal vez la elección del nuevo Papa ya está decidida (y las reformas se harán según sus sugerencias), o los Papas tienen todos los mismos gustos, con lo cual nada cambiará demasiado en la Iglesia.
Como sea, Ratzinger volverá a sus argumentos teológicos, harto ya de tanta ceremonia pública y de la grasada inherente a la exposición sostenida ante los medios. Para él es mejor, para nosotros, que vivimos mesiánicamente el tiempo que resta, un acertijo difícil de descifrar de aquí a las Pascuas. El próximo Papa deberá o apelar al amor infinito de Cristo o a los negociados viles del Opus Dei y los poderes temporales del mundo.


jueves, 14 de febrero de 2013

Un mundo difícil

Que todo se desarrolla con todo puede parecer un criterio paranoico de interpretación de la realidad, pero no deja de ser inquietante la articulación propuesta por perfil.com:


JUE 14 de febrero de 2013.17:40
perfil.com


Política

Sucesión Papal

Caputo vincula la salida de escena de Hugo Chávez al acuerdo con Irán

El ex canciller dijo que el bolivariano era una bisagra básica para la relación, que le permitía al gobierno no pagar demasiados costos.


Chorra paqueta

Boudou defendió el gasto en muebles: "Como si los hubiera llevado a casa"

El vicepresidente defendió la compra de objetos sofisticados "de autor" por 100 mil pesos para su despacho.



¿Y esto con qué se come?




¡Felicidades, Daniel!

Estás en el 5% de perfiles de LinkedIn más vistos en 2012.

LinkedIn tiene ya 200 millones de miembros. Gracias por
ser una parte especial de nuestra comunidad.


Leer más

200 MILLION           

martes, 12 de febrero de 2013

Zapping

Aunque casi ya no veo televisión distribuida por los canales habituales, un día, probando el nuevo sistema de alta definición descubro dos anacronismos: está por terminar Fringe (que ya vimos completa) y está empezando Mistfists, que ya va por su cuarta temporada.
Sobre la primera he escrito bastante, pero nada sobre la última temporada, que parece un ejercicio de la maldad caprichosa de unos productores a los que les sobraron unos pesos y decidieron invertirlo todo para que olvidáramos el placer de las temporadas anteriores.
Como se recordará, la cuarta temporada había terminado con una bala en la cabeza de Olivia que la amada (por sus fieles seguidores catódicos, entre los que me cuento) expulsaba gracias a los poderes que le otorgara el cortexiphan, droga de efectos narrativos todopoderosos y la gran conspiración urdida por el Sr. Spock (o como se llamara el personaje) para destruir dos universos y en su lugar erigir uno completamente diseñado por su mente malévola y caprichosa (y, por eso mismo, doble ficcional de la conciencia del guionista) había sido descubierta y neutralizada.
La quinta temporada, una vez que todo había terminado, como en Lost, vino como coda: una nueva línea narrativa (que no voy a contar por pereza pero, sobre todo, para no legitimar el bodrio) se impuso a los sufridos personajes pero sobre todo a Olivia a quien, para mayor desconsuelo de la actriz y el personaje, le matan a la hija lo que la dejó un poco deslucida: casi una testigo atónita más de los esfuerzos de los Bishops, ya intolerables, por "salvar a la humanidad" de no se sabe qué peripecia atolondrada.
Por supuesto, un viaje en el tiempo habría de resolverlo todo y la familia Bishop-Dunham sería feliz hasta el fin de sus días de cabellos cepillados.
Mistfists, ah, es como Héroes, pero bien (al menos las dos primeras temporadas, que funcionan como relato único y sin fisuras; después se vuelve irritantemente episódica, muy vulnerable y solemne, con algún episodio vomitivo y algún otro cuya trama está, en efecto, robado de Héroes): un rayo cae y les da a unos jóvenes ingleses unos poderes un poco estrafalarios: una chica calienta sexualmente a quien la toca, un negro rebobina el tiempo (no viaja a través de él, sino que rebobina lo vivido), como si se arrepintiera, un freak puede volverse invisible y una chica bruta oye los pensamientos de los demás. El quinto (lo sabremos al final de la temporada y por eso lo escribo en blanco, spoiler, spoiler, es inmortal).
Las dos primeras temporadas combinan sabiamente los pasos de comedia con los elementos propios de la tradición fantástica y son encantadoras desde el primer minuto hasta el último. Lamentablemente, nada dura para siempre y hay que tener paciencia.
Un personaje falta (se va a vivir a otra parte) y los poderes, que los jóvenes han vendido por un puñado de libras, cambian. Y vuelven a cambiar. Y aparecen los nazis. En fin, tediosa hasta la náusea. Pero en la cuarta temporada (cuando otros dos de los personajes originales son reemplazados) la serie repunta y alcanza sus anteriores brillos (que no eran pocos).
Misfits pone (al menos al principio) la humanidad bajo el signo del accidente (tormenta eléctrica, rayo) y las transformaciones que esos cuerpos son capaces de experimentar una vez que se han convertido en otra cosa no son precisamente dones dichosos para quienes los portan en secreto por el mundo. Un poco por eso y otro poco por el signo de los tiempos, esos jóvenes obligados al trabajo comunitario hacen una comunidad extraña, siempre al borde del desbarajuste: la comunidad de los que no tienen comunidad.
En síntesis: vean Misfits, no vean el final de Fringe.

sábado, 9 de febrero de 2013

What pass?

Por Daniel Link para Perfil

Como en el caso del I Ching, el libro En busca del tiempo perdido contiene todas las respuestas a cualquier pregunta. En el final de la segunda parte de Por el camino de Swann, Marcel Proust le hace pensar a Charles Swann unas palabras terribles e indelebles: “Cada vez que pienso que he malgastado los mejores años de mi vida, que he deseado la muerte y he sentido el amor más grande de mi existencia, todo por una mujer que no me gustaba, que no era mi tipo!...”.
No hay caso: en los tomos siguientes de la Recherche, Swann se habrá casado con esa mujer que ama más allá de sus fuerzas, más allá de las convenciones sociales (Odette era una cocotte, lo que hoy llamamos “gato” del París finisecular) y más allá de sus propios gustos.
El narrador proustiano, siendo niño, ya había conocido a ese personaje cuya belleza sólo podía competir con la vulgaridad de sus outfits antes de convertirse en Odette y en Mme. Swann, una “dama de rosa” por entonces amante de su tío, y le había sorprendido uno de los rasgos más estúpidos de la pobre inteligencia de Odette: el uso indiscriminado de expresiones en inglés como signo de un estatus pretendido: «-¡Ves qué amable! Es muy galante, y ya le llaman la atención a las mujeres; sale a su tío. Será un perfecto gentleman -dijo apretando un poco los dientes para dar a la frase un leve acento británico-. ¿No podría ir un día a casa a tomar a cup of tea...?»
El joven narrador recibirá, en A la sombra de las muchachas en flor, repetidas invitaciones a tomar el té (“como usted lo toma en su studio”, “le haremos toasts”) y elogios a su vieja nurse.
Para desesperación del narrador, “Swann estaba ciego, en lo que hacía a Odette, no sólo para aquellas lagunas de su educación, sino para lo mediocre de su inteligencia”. Una y otra cosa se manifiestan en los latiguillos en inglés que Odette le propina incesantemente o en la costumbre “de gritar mucho para que la oyeran todos los fieles”.
Como de todo se aprende (incluso del fracaso) el narrador proustiano sostiene la conclusión de que “en muchos hogares es usual esa sumisión de los espíritus selectos a los vulgares”.

viernes, 8 de febrero de 2013

Para el ipad de la dama y el kindle del caballero



martes, 5 de febrero de 2013

Muerte anunciada

"El Riachuelo es un río muerto; un río sin oxígeno o con niveles muy bajos, como señalan los resultados de los monitoreos realizados, es un río altamente contaminado y que no permite el desarrollo de la vida acuática. Durante los 5 años de mediciones, los niveles marcan una contaminación alta y media a lo largo de casi toda la Cuenca", declaró Pujó.
"Es necesario que las autoridades redefinan los objetivos de recomposición de la Cuenca, modifiquen las políticas de control industrial, y pongan en marcha un plan de saneamiento integral que apunte al cese total de los vertidos, como lo dispuso la Corte Suprema de Justicia de la Nación tras el fallo histórico del año 2008", explicó la ambientalista.
El informe de Greenpeace sostiene además que "si las técnicas utilizadas para la medición de algunos tóxicos estuvieran empleadas correctamente, los datos de la contaminación serían aun peores".
Las mediciones "confirman que los cursos superficiales presentan altos niveles de concentración de diferentes contaminantes, y contradicen así las supuestas mejoras anunciadas por el Jefe de Gabinete de Ministros de Nación, Juan Manuel Abal Medina, y el Secretario de Medio Ambiente, Juan José Mussi", dijeron.

Anticipo



Exposiciones. Tres novelitas pequeñoburguesas es una trilogía compuesta por Los años noventa (Adriana Hidalgo, 2001), La ansiedad (El cuenco de plata, 2004) y Montserrat (Mansalva, 2007), precedidas por un Antiprólogo de Mario Bellatin.  
Sólo en soporte electrónico.
De 1990 a la actualidad, del contestador automático al blog, pasando por el mail y el chat, Exposiciones registra quince años todavía presentes de las tecnologías de comunicación interpersonal. En el borde difuso entre ficción y autobiografía, esta trilogía también es una manera de entender –de contar– el amor, la familia, el dolor, las relaciones, la enfermedad, el trabajo. Siempre atento a los nuevos modos de narrar el mundo, Daniel Link compone una obra que funciona como una actualización de la novela, al mismo tiempo que cuenta una larga historia que es, fundamentalmente, sentimental.

Disponible en Amazon, etc, a partir del 11 de febrero.


lunes, 4 de febrero de 2013

Batalla perdida

Aplausos y abucheos en el festejo por el combate de San Lorenzo

El vicepresidente Boudou fue insultado y silbado en el Campo de la Gloria, durante el acto para recordar esa gesta


"Bajemos los decibeles con las agresiones. Nosotros formamos un gobierno lleno de amor. Tenemos mucho para dar", agregó en su discurso interferido por insultos.

sábado, 2 de febrero de 2013

El último bebé

--> Por Daniel Link para Perfil


A veces uno vuelve de vacaciones más cansado que al partir y con mil preocupaciones por el tiempo perdido. Ya un mes entero del año quedó atrás. Me entretuve con mis trabajos campestres, que una vez al año me reclaman para mantener la casa un año más en pie: un farol en aquel rincón oscuro del parque, una nueva manguera, la ampliación de la casilla del gas ya que hemos perdido toda esperanza de acceder al fluido natural, mil llamados infructuosos a la compañía telefónica para solucionar los problemas de conectividad a internet, la reparación del techo de la leñera, que se vino abajo, la renovación parcial de la plomería.

Hace dos años había comprado una manguera en reemplazo de la anterior, que estaba ya muy dañada y no servía para regar. Cincuenta metros de una pulgada. Entonces me había equivocado y en lugar de comprar la “super-reforzada”, compré la “reforzada” que no duró ni la mitad de los años que la otra nos había tan bien servido.

Esta vez, estaba decidido a “ir por todo” y comprar una manguera que me sirviera para siempre.

Comprobé que la relación de precios entre la reforzada y la super-reforzada no permitía sostener grandes esperanzas: una salía apenas 20 % más que la otra. Pedí más. Me ofrecieron una belleza verde, con un tramado que la hacía parecer escamada, como la piel de una serpiente a punto de lanzar su veneno. El precio de ésta superaba en dos veces y un tercio (2.30) el de la super-reforzada y su durabilidad estaba garantizada por la marca. Me pareció cara pero la mejor opción para acompañarme en mi tercera edad. El pensamiento me arrastró hacia una melancolía leve porque ponía ante mis ojos una “última vez” de las muchas que empezarían a aparecer en mi horizonte.

Cuando surgió el tema en los intervalos de las furiosas partidas de “Mezcladitos” a las que nos entregamos con mis hijos, alcanzando puntajes delirantes mi hija me dijo que había que planificar bien el asunto, porque ella aspiraba a darme un nieto antes de que el alquiler de vientres que mi marido y yo planificábamos diera sus frutos. Planificábamos cuál sería “el último bebé” de mi vida.


viernes, 1 de febrero de 2013

Tortitas de verano

Nos había quedado este resto del 2012, que ahora podemos disfrutar en HD:



La película tiene poco que ver con el trailer, y casi nada que ver con todo lo visto últimanente en nuestra pantalla privada. 
Se trata de apenas dos chicas a las que, sucesivamente, les sangra la nariz, que se encuentran, se enamoran y se entregan al tijereteo. Es apenas un fragmento de realidad cuyo sentido, si lo hubiera, estaría dado por su integración en una totalidad mayor (Balzac sabía que ése es el problema del realismo: carece de interés sin una Comedia Humana que lo contenga).
Un poco por eso, en una decisión sin duda audaz y muy inquietante, los realizadores agregaron a las inocuas y fascinantes pinceladas de realidad (la película, en su extrañeza, es muy divertida) unos planos de transformación licántropa o monstruosa, como para sostener una intriga que no existe.
Jack & Diane es una coqueta meditación sobre el realismo, es decir, sobre lo típico, que ni siquiera pudo ganar en los dos festivales marginales a los que estuvo nominada. Una película sin mercado (ni las pochoclerías, ni los festivales) siempre merecerá nuestra atención. Sobre todo cuando subraya el necesario devenir monstruoso de todo sistema de representación, la imposible articulación de toda forma salvo como pieza de un ejercicio espiritual de impreciso resultado.
Y si todo esto fuera poco, está Kylie Minogue haciendo un papelito apenas visible pero muy intenso.

Las dos chicas son soberbias,  en particular, la nieta de Elvis Presley que interpeta a Jack, a quien veremos próximamente en la saga de Mad Max (quién sabe en cuanta otra porquería), pero que por ahora hace cosas como esta película o este corto (horrible y alegórico):




En Jack & Diane (aquí, el torrent), ella y Juno Temple sostienen sin esfuerzo un relato de amor (lesbiano) sin ninguna épica, sin ninguna estridencia, sin explicación y casi sin ninguna gracia pero, sobre todo, sin ningún error.