Sólo la miopía necia e insolente de nuestros suplementos y revistas puede explicar el tibio recibimiento que ha recibido el libro de Gabriela Bejerman, Presente perfecto. Muchos son los fragmentos que podrían citarse. Elijo éste, que me provoca particular envidia:
"En un jarrón de vidrio amarillo, donde continuaba resonando el agua, tulipanes balncos. Rebeca llevaba ese perfume por toda la casa, cumpliendo, a la vez, tareas simples. El plumero era un alegre conversador esta mañana; el mate, su mejor amigo, y los insectos que vivían en sus plantas, un barrio entero dispuesto a entretenerla con intraducibles conversaciones" (pág. 85)
Las tres gracias
-
Mientras preparo un taller sobre el paso (siguiendo algunos motivos) de los
cuentos tradicionales, desde las lejanas cortes europeas a los libros que
hay...
Hace 3 semanas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario