Por Daniel Link – Escritor y Catedrático, para Qué pasa
Mi relación con la obra de Ernesto Sábato (junio de 2011-abril de 2011) reconoce cuatro momentos bien diferentes.
El primer libro de Sábato que leí fue Sobre héroes y tumbas (1961), en 1971, cuando tenía once años, y me arrebató. Fue el primer libro “para adultos” que leía y fue para mí un pasaje y una transformación (como la primera experiencia sexual, muchos años después). Por supuesto, me enamoré de los personajes (Alejandra Vidal Olmos, su padre, Martín: de todos ellos), pero me enamoré, sobre todo, de la novela existencial (¿acaso hay alguna novela que no lo sea?).
Cuando salió publicado Abaddón el exterminador (1974) yo tenía quince años, pero el régimen de lecturas al que me había forzado me garantizaban que ése fuera un texto que yo podía comprender. Creí haberlo comprendido. No sé cómo, conseguí el número de teléfono de Sábato. Una tarde, mientras una compañera de colegio me asistía por si sufría algún desmayo, lo llamé desde un teléfono público (yo no tenía teléfono en mi casa) y me pasaron con él. Me explicó que en ese momento estaba enfermo (¿o deprimido?) pero que volviera a llamarlo para verlo algún día. Jamás lo hice.
Pasaron los años y me fui formando, lo que implica la asimilación de una cantidad de información siempre difícil de procesar. Algunos de esos fragmentos de saber vienen de los libros, otros de la chismografía. Me contaron que, cuando lo visitaban, Sábato dejaba caer del bolsillo de su camisa (o la prenda que fuere) un sobre con una carta que le había mandado André Malraux, para que las visitas lo vieran. No me impresionaba tanto el hecho de andar desperdigando gemas de correspondencia, sino que se tratara de ¡Malraux! (si alguna vez Foucault me hubiera favorecido con una misiva, yo, que le escribí una carta pública de amor después de su muerte, la habría estampado en mi uniforme de trabajo). Por esos años debo de haber leído El túnel (1948), que me pareció una porquería. No entiendo por qué se tortura a los alumnos de la escuela media obligándolos a leer ese libro, siendo que El informe sobre ciegos es tan hermoso (al menos en mi memoria: nunca quise ver la película).
La tercera vez que mi vida se tocó con la de Sábato (porque lo que importa siempre, siempre, es esa relación táctil entre un texto y una vida) coincidió con la publicación de su penosa autobiografía, Antes del fin (1998). Quedaba claro, ya desde entonces, que Sábato quería morirse. Como en tantas otras cosas, querer no es poder, y se sobrevivió 13 años.
En 2005 publiqué un poema de estilo japonés que se llamaba “Pesada herencia” y que, siete años después de aquella muerte anunciada, se preguntaba: “Muerto Sábato, ¿Piglia, Tomás o Saer? ¿Fogwill o Feinmann?” (Senryu, 45). Las circunstancias quisieron que también sobreviviera (aunque se aseguró de no llegar a los 100) a Tomás Eloy Martínez, Juan José Saer y Fogwill. La pesada herencia (ser “el más importante novelista vivo de Argentina”), hoy deberán disputársela Ricardo Piglia y José Pablo Feinmann, los únicos que quedan.
Las tres gracias
-
Mientras preparo un taller sobre el paso (siguiendo algunos motivos) de los
cuentos tradicionales, desde las lejanas cortes europeas a los libros que
hay...
Hace 2 semanas.
16 comentarios:
¿Feinmann?, ¿bajo qué fundamento?, ¿o es una ironía?
¿Feinmann??
Tú anécdota sobre Fogwill (tus primeras críticas literarias).
Tú anécdota sobre Viñas y tu primer libro.Esta anécdota sobre Sábato: ¿Se desconstruye un pasado en fragmentos o se construye un presente de esos fragmentos?¿O ambas cosas? ¿Otra forma de alcanzar la infancia?
pd: Gastón: es una ironía.
Con respecto a la disputa por el trono, no sé hasta que punto vale la pena semejante debate...con respecto a Sábato, creo que merece un respeto mayor que Feinmann...acabo de terminar de leer "el flaco" y no lo puedo creer...relamente no puedo creer que se pueda editar algo así...da asco realmente.
Se supone un libro sobre kirchner y no es más que una masturbación idiota de 300 páginas.
Había leido cosas de este tipo antes y alguna que otra cosa pude rescatar, pero en este libro se pasa de rosca.
Lo voy a usar para el asado del domingo. Lo juro.
Daniel, ¿te parece que hay alguien en disputa por el trono? No se, digo, ¿qué trono se ocupa? A mí me daría asco (lo juro) ocupar el trono de "la literatura argentina"...Me voy a hacer el San Agustín (y te hablo a vos como Petrarca): "¡Aleja la gloria de tí!" Porque si la lucha por el trono se juega en un terreno con un tipo como Feinmann, estamos jodidos...De Piglia no leí nada, así que me callo...=P
Feinmann, q engendro!!!!... el Aguinis nacional y popular, el que explica por tv que el ser y la nada son lo mismo, qué angustia! cuánto saber!...
Me quedó con Narosky, el aforista goy
Te olvidaste de Castillo. El que tiene ser, Crónica de un iniciado.
Y Castillo? El que tiene sed, Crónica de un iniciado.
Repetí sin querer, pero ahora agrego: ¿Y tu amado Aira? recuerdo cuando decías que La Mendiga era una de las diez mejores novelas de la Argentina... ¡Y ahora ni amerita en tu top teen!
Feinmann? Para papel higiénico...
Fragmentos de "El flaco¨ (Diálogos irreverentes con Nèstor Kirchner), último libro de José Pablo Feinmann...
"Entre tanto hay que hacer cosas, presentar libros, escribir, pinchar al poder, tratar de que todo sea menos brutal de lo que es"
Salu2
Danillo
"No vas a hacer historia. Historia se hace cuando uno cambia las reglas de hacer política."
"Yo fui el primero en criticar a los Kirchner. Los vi en la tapa de Gente, entre los personajes del año, y me volví loco de la bronca. Le pedí a Ernesto Tiffenberg las dos páginas centrales del diario y saqué un texto ensayìstico sin apelación posible"
"El flaco toma la decisión de su vida. Decide inventarse. Sabe, como el hombre sartreano, que es nada. Pero sabe que esa nada le abre el infinito, la tarea vertiginosa de ser sus posibilidades, de elegirse, de darse el ser."
"Durante esos días advertí -un poco preocupado- que me había convertido en una especie de faro moral, por decirlo de algún modo. Este país es así."
"Si te asesoro, mi palabra va a ser la tuya. Cuando hables vos, van a decir que te lo dije yo. Cuando hable yo, van a decir que hablo en tu nombre. En el nombre del oficialismo. Que ya no soy un intelectual independiente"
"Durante eso que llamé mi década prodigiosa, con la colaboración de Hugo Soriani, hice en Página esos fascìculos desmedidos. Que llegaron a 55 en La filosofía y el barro de la historia y a ¡130! en Peronismo. Filosofía política de una obstinación argentina. . Que, para el primer tomo de Planeta (720 páginas, el segundo dará 800), cambió a persistencia, y limó ese aire subjetivo que tenía obstinación."
"Y sobre el filo de la década una novela que es poderosa: Días de infancia. Será difícil, tendrá un lenguaje literario complejo, será horrorosa, freaky, dolerá leerla, pero es una gran historia de amor entre tantas calamidades y una novela superlativa. Crèanme. No estoy fanfarroneando. No tengo por qué. No soy un debutante."
"Di cursos masivos que llegaron a 950 personas en 2005, y que tuve que dividir en dos porque ¿dónde iban a entrar?"
"Cuando hagas esas cosas yo te voy a criticar. Los intelectuales tenemos eso. Somos puros."
"Nosotros estamos en un país único con un fenómeno único: el peronismo. ¿Qué es? Una cosa. Un aparato. Ya està constituido. Està totalizado para siempre. El aparato es lo que jamás se destotaliza. Para cambiarlo hay que destruirlo. Para destruirlo hay que ser más fuerte que él. Nada es más fuerte que el aparato en la Argentina.
No pudieron superar el problema que presenta la horizontalidad del rizoma. Vos sos nuestro árbol, nuestra raíz, nuestro esquema arborescente. En suma, el jefe que necesitàbamos. No pongas esa cara. Me voy. Eso te lo explico otro día."
"Bien, después está Nicole Neuman. Pareciera ser más piola que las otras y tiene una marcada malignidad en la cara. Ni me verás, Nicole. No soy tan importante (segùn ustedes entienden la importancia) ni tengo tanta guita para andar por ahí. Sé que me sos imposible. Pero, ¿qué me importa?. Hay tantas minas que me son imposibles: Naomi Watts, Charlize Theron..."
"Yo no soy un individualista. Soy -con algunos otros; con Osvaldo Bayer, sin duda- el más comprometido y jugado de los intelectuales de este país. La mayoría son cobardes que cuidan sus becas del Conicet o ganan la Guggenheim. Asumo, desde siempre,la figura del intelectual sartreano."
Hoy lo quemè, pero, espero sepan disculparme, no pude resistir a la tentaciòn de rescatar algunos pàrrafos jugosos para el deleite de todos ustedes.
Espero lo hayan disfrutado...
Jajajajajajajajaja...Qué basura, che!
Estimado Gustavo: como bien notás, una cosa son mis gustos ("tu amado Aira") y otra cosa lo que digo en mi columna. Yo no me refiero necesariamente a lo que a mí me gusta, porque de ese modo estaría ejerciendo sencillamente el capricho y el exhibicionismo de contingencia (convengamos que los gustos propios son, como tantas otras cosas, muy variables). Me refiero a un lugar, que ni siquiera me atrevería a decir que es literario, sino sólo cultural. Se podrá dudar de sus propiedades (no creo que sea un "trono", porque no hay relación de soberanía por parte de quien ocupa ese lugar), pero no de su existencia.
En cuanto a la ironía... ¿qué se entiende por ironía? ¿No podría ser un sarcasmo? ¿Y qué diferencia habría entre ironía y sarcasmo? De todos modos, no se trata ni de una palabra ni de la otra (ambas, manejadas con la misma liviandad con la que las palabras suelen circular actualmente: sin ética, sin responsabilidad).
Me hago cargo de lo escrito, que no es una "ocurrencia del momento" sino el resultado de un pensamiento (que puede estar equivocado, naturalmente) sobre la literatura argentina.
Ah, y si por ahí anda algún Top Teen alzado, yo no tengo nada que ver, aunque también podría hacerme cargo...
A Feinmann le chupa un huevo Nicole porque a él seguro le cabe Sasha, que es sartreana.
Ja, ja. Saludos. Gus.
http://losotrosnosotrosylodeallado.blogspot.com/2011/05/sabatiana-irredenta.html
Publicar un comentario