domingo, 16 de enero de 2005

Diario de un televidente

El sábado a la noche: banquete McEwan. Cinecanal dio, uno tras otro, los tres episodios de la miniserie Le rouge et le noire, una versión fílmica del clásico de Stendhal que hizo las delicias de nuestras juventudes: ¡Julien Sorel, en primer término! Una versión, habría que decir, poco inteligente, que sólo se salvó del zapping por el appeal a-rro-lla-dor de Ewan y porque S. y yo habíamos apostado sobre si se desnudaba o no (yo que sí, él que no: "es una miniserie para televisión"). Gané yo, naturalmente (el diablo sabe por diablo pero más sabe por viejo). No veo las horas de que se estrene Episodio III así Ewan abandona para siempre la piel y el vestuario insoportables de Obi Wan (también ansío que Amidala se lleve al infierno sus raros peinados y que le pongan la careta al muñeco subnormal que hace de padre de Luke). ¡Que nos devuelvan a Ewan, el cine de verdad lo necesita!

No hay comentarios.: