1) por María Moreno, para Radar:
La ética puede calzar el traje de payaso, puesto que es la figura del clown la que denuncia -a través de sus remedos al tony- la infatuación que oculta el deseo de prestancia, la ilusión que hay en toda solemnidad de encarar una verdad total, lo irrisorio de una autoridad que se tome por tal.
Acá, el texto completo.
2) por María Moreno, para Sudamericana:
La Plaza Miserere no formaba parte del proyecto que mi madre tenía para hacer de mí alguien saludable, y en el que el aire puro, junto con la vacunación obligatoria y la prevención de las enfermedades infecciosas, era uno de los pilares. Toda la plaza representaba para ella un foco si no de bacterias, de las fuerzas sociales que el peronismo había alentado bajo la forma de vistosa propaganda de la felicidad. El Once no sólo era el lugar de los mitines, también era el del tránsito de los habitantes de las afueras, que emergían o desaparecían en la entrada de la estación con la fuerza suficiente como para hacer ilusorio el cartelito de prohibido pisar el césped. De hecho, esas pisadas, que para mi madre tenían resonancias de malón, habían dejado una informe superficie terrosa donde el verde sólo asomaba en matojos semiaplastados y la única flor sobreviviente era la del diente de león.
Acá, un fragmento.
Las tres gracias
-
Mientras preparo un taller sobre el paso (siguiendo algunos motivos) de los
cuentos tradicionales, desde las lejanas cortes europeas a los libros que
hay...
Hace 2 semanas.
1 comentario:
Hola Daniel. Mirá este textito, que te tiene por personaje hacia el final:
http://diegoagrimbau.blogspot.com/
Publicar un comentario