domingo, 9 de enero de 2005

Hundido

Horacio Verbitsky piensa que "Ni el jefe de gobierno ni el de la oposición estuvieron a la altura que requería el dolor por la catástrofe. Ni la Agrupación Retro que intentó fabricar un 20 de diciembre como si todo fuera igual a 2001, ni la gran esperanza blanca Blumberg que intentó volver a abril de 2004 tuvieron éxito, lo cual no es una mala noticia. En vez de convocar al único funcionario que intentó prevenir el incendio, Ibarra corrió a tontas y a locas en defensa de su imagen, con lo que terminó de hundirla. Un estilo político asfixiante en crisis", que "las reiteradas advertencias de la Defensoría del Pueblo, en tres de los cinco años del mandato de Ibarra, son agravantes de la indiferencia que mató a tantas personas, cuando el jefe de gobierno acababa de lanzar su propia línea política nacional con la que pensaba sustentar una futura candidatura presidencial. Estos antecedentes explican la reacción culposa con que encaró el desastre y que lo fue enredando en explicaciones contradictorias, desmentidas por los hechos a las pocas horas. Cuando creía que los bomberos habían habilitado Cromañón, Ibarra firmó el disparatado decreto que declara caducos todos los certificados y exige nuevas habilitaciones. Luego desechó esa información pero no anuló el decreto. Tampoco nadie se comunicó desde el gobierno de la Ciudad con el Defensor adjunto Alimena, que es el único funcionario que tomó la cuestión con la seriedad que merecía antes de que todo ardiera. En cambio, se aceleró la sucesión compulsiva de gestos que simularan seriedad y acción" y que "hizo falta una gestión presidencial para que Ibarra hiciera lo mínimo esperable de un gobernante después de un episodio tan tremendo, que es reunirse con sobrevivientes y con familiares de los muertos por asfixia. Después de ese encuentro y de la marcha de varios miles de personas que caminaban y lloraban, la noche del mismo jueves funcionarios de su gobierno se dedicaron a evaluar el impacto sobre la imagen de Ibarra y las posibilidades de que aumentara o disminuyera la presión social en demanda de su renuncia. Este análisis puede tener sentido en la intimidad de un político, pero su difusión a través de los medios con el propósito de influir en la opinión pública profundiza la ruptura de un sector de la clase política con las personas normales, como dijo en su conmovido discurso en la Legislatura Milcíades Peña, quien perdió un sobrino en Cromañón".

No hay comentarios.: