sábado, 15 de enero de 2005

Tratado de cosmetología

La regresión

Por Daniel Link

Siempre nos dijeron que el futuro de la raza es calvo. O que venimos de la pilosidad animal (éramos primates), pero vamos hacia la estilización propia de los alienígenas de todos los tiempos: delgados, de voz átona y calma (o, en el mejor de los casos, inexistente: comunicación telepática) y sin un solo pelo en toda su morfología.
Después de los 30, naturalmente, esa predicción se nos revela como una fantasía cruel. Una mañana despertamos y somos Chewbaca: pelos en la nariz, en las orejas, las cejas diabólicas de Natán Pinzón, la espalda como un tapiz de pelo de foca. Los gordos caen irremediablemente en la categoría (simpática) de "oso". A los flacos, nos dicen, ni siquiera esa bondad se les reserva: "Vos no sos oso, sos nutria". Qué escándalo.

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