miércoles, 20 de junio de 2007

La canción de la tierra

En los camarines de la sala Batato Barea se filtra el vaho de las cloacas. Los actores, mientras se cambian y maquillan, encienden inciensos poderosísimos y aromatizan el lugar con esencias de maderas de la selva brasileña. Cierro los ojos, en la platea. Si sonara un tam-tam, la ilusión sería perfecta y sólo faltarían los chamanes y las brujas para completar un ritual pagano de fertilidad. ¿Faltan, o están allí, transfigurados?
Edipo responde al llamado de la Tierra. Aniquila al monstruo ctónico (la Esfinge), sin saber o no queriendo saber que él mismo es un monstruo ctónico (la marca corporal, el pie hinchado, es la misma que en todas las mitologías tienen los hombres que salen de la tierra). Hay una tensión entre lo autóctono y lo poiético (lo que constituye siempre un tema de lenguaje, pero también un tema de identidad: el extranjero). Para los griegos, esa tensión reproducía la tensión entre lo ctónico (los monstruos del inframundo) y lo olímpico (los dioses celestiales). Una misma pregunta que lo cubre todo: ¿cómo hemos sido engendrados, y para qué? Una pregunta, al mismo tiempo, sobre la reproducción, sobre el género, sobre las formas del lenguaje, y los modos de organización social (la construcción de las ciudades).

El teatro es un ritual, pero además es un ritual nocturno que se desarrolla bajo la vigilancia atenta de la luna de los aquelarres.
Todo el teatro que conocemos está dominado por el inframundo, la idea del infierno (una cierta modalidad de lo irrepresentable, de lo pura y solamente imaginable). ¿Qué clase de infierno es el que desarrolla Seis personajes en busca de autor de Pirandello? Porque hay allí, efectivamente, un infierno, como lo hay en A puertas cerradas de Sartre, en ¿Quién le teme a Virginia Woolf ? de Albee, en Mahagonny de Brecht-Weill y en Esperando a Godot de Beckett.
Todos los sábados, a las 23, la sala Batato Barea conecta con el inframundo y las brujas y chamanes se adueñan del espacio y vienen a destruir el teatro del mundo (el teatro, y el mundo). No sé si son demonios personales o impersonales los que aparecen en el escenario. Pero sé que lo que sucede, sucede en un infierno.

(anterior)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sin ánimo de ofender, tampoco para es para tanto...

Amalia Pedemonte dijo...

"El teatro es un ritual, pero además es un ritual nocturno que se desarrolla bajo la vigilancia atenta de la luna de los aquelarres. Todo el teatro que conocemos está dominado por el inframundo, la idea del infierno"... El teatro es el encuentro con la otredad( también el inconsciente es nuestro más allegado Otro); y la referncia a Sartre en Huis Clos es ineludible, casi una elipsis de la asimilación entre teatro e Infierno que hacés , daniel... L´enfer c est les autre (y agregaría: Et nous mêmes , aussi)...

Saludos, Aquileana