martes, 17 de julio de 2007

Arrastrada, una vez más

Fui arrastrado (¡a mi edad!), después del mediodía del lunes, a una reunión "privada" convocada por el equipo de asesores en temas de cultura que trabajan en una de las candidaturas presidenciales para las elecciones de octubre. La consigna era clara: hablar durante cuatro minutos y llevar propuestas concretas. En la lista de invitados había dos personas que yo conozco personalmente (y que terminaron desistiendo, porque nunca se les vio el pelo), y un amigo al que pedí asesoramiento me aconsejó que fuera, como quien se asoma a un abismo.
Alrededor de la mesa había gente de las más diversas procedencias e inscripciones profesionales. La persona a mi lado, formada en no sé qué rama de la disciplina filosófica, se presentó diciendo: "Fui candidato a premio Nobel". Más allá, había una estrella teatral de la calle Corrientes preocupada por el "interior de las personas" y se detuvo en la necesidad de llevar el teatro a las escuelas para que los niños "tomen conciencia de su propio cuerpo". Cuando leí los seis puntos que yo había preparado para los cuatro minutos indicados (cada uno de ellos una propuesta concreta de gestión), una burócrata en la otra punta de la mesa exclamó "Eso es un disparate", refiriéndose a uno de ellos en particular.
Le pedí aclaraciones sin obtenerlas en el momento, pero esperando que se disculpara cuando le llegara el turno de exponer a ella. No lo hizo, sino que (luego de citar, mal, a Habermas y hablar de las "industrias culturales") se puso a leer unas estadísticas berretas sobre la producción de contenidos para celulares en Estados Unidos. Harto, le pregunté si ella estaba proponiendo que el Estado argentino se dedicara a producir contenidos para celulares. No sé qué contestó porque ya me pareció que era hora de irse de esa reunión desencaminada y me estaba poniendo el saco. "Esa es una idea caduca", alcancé a oir que me decía la burócrata (que no cesó de mascar chicle en toda la reunión y de reírse a carcajadas de cosas que sólo a ella podían divertir, como su divisa: "No se puede trabajar con personas con inteligencia inferior a la de mi perro").
Yo aclaré, para beneficio del equipo de asesores de la candidatura presidencial (cuyo vértice estaba presente en la reunión, por cierto), que pudieran dejarse impresionar por la catarata de sandeces, lo preocupante de diseñar políticas según las modas en cuanto al management cultural, que es lo que los burócratas han venido haciendo en los últimos quince años, para poder seguir robando. Como la burócrata era de esas personas que no hacen pausas al hablar, para evitar precisamente ser interrogadas sobre la cantidad de necedades que rebuznan, me vi obligado a levantar la voz más allá de lo que suelo, y de lo necesario.
Cuando me retiré del recinto, después de haber saludado a los anfitriones (sólamente), las ciento cincuenta personas que estaban trabajando en sus cubículos (el lugar parecía una redacción de un periódico norteamericano) me miraron para ver quién era el loco que había gritado de ese modo en el despacho presidenciable.
Otro papelón más para sumar a la larga cuenta, una carrera política abortada de cuajo y una escena deliciosa para incorporar a una futura obra de teatro.

20 comentarios:

Anónimo dijo...

Daniel: a mí me pasó algo similar el día sábado. Fui a escuchar una oferta de un "equipo" de comunicadores para una candidatura a nivel municipal y cuando les pedí lo justo, un pago económico, (ya que si pegan carteles en la calle bien pueden pagarme a mí para sugerirles como comunicar su nefasta propuesta) invirtieron lo que habían dicho antes, "esto es un trabajo" por el "pero esto es militancia". Después de exponerle sus contradicciones y de tener que levantar, también, un poco más la voz. Me fui diciendo: "y bueno, es el mundo en que vivimos mientras saludaba a un posible futuro concejal.

Saludos,

Andrés

Linkillo: cosas mías dijo...

Andrés: yo no fui por trabajo, sino por curiosidad. Quería ver qué relaciones puede haber entre cultura y realpolitik. Quedé anonadado por el desprecio profundo (o el terror, tal vez el terror) hacia la cultura. Por otro lado, soy un pésimo comunicador e incapaz desde nacimiento de convencer a nadie de nada...

Anónimo dijo...

daniel: queremos los nombres....

Linkillo: cosas mías dijo...

No firmé ningún contrato de confidencialidad, de modo que podría darlos, pero no me parece pertinente: lo que la reunión mostró fue una lógica, independiente de los nombres propios.

Anónimo dijo...

Al menos decí de qué partidos no se trató. ¿Las iniciales de la candidata con CFK?

Anónimo dijo...

Asi me gusta: te retiraste ofuscada y taconeando.

Saludos.

Anónimo dijo...

No vayas a esos lugares, linkillo, aun cuando algun amigo tuyo lo frecuente. La "gestión cultural" es un club muy amplio en el que obtienen el "master"- card muchas personas doloridas por no haber recibido la gracia de ser artistas, ni intelectuales, ni casi nada. La cultura no es cuestión de estado: es su madre, y los "equipos técnicos" saben que la gente hace cultura solita, sin necesidad de sus conciertos gratuitos al aire libre,ni sus bienales de cuarta, ni sus talleres barriales de arcilla. Pero hay que hacer caja, viste?
La próxima, mejor Chueca.

Anónimo dijo...

Te amo, Linkillo. Está muy bien. Seguí haciendo papelones. A mí Filmus, en una reunión en el Ministerio, casi me trompea. Hay que ser despreciable con esa gente. Despreciable.

Demóstenes dijo...

No me extraña para nada lo que contás. Y me imagino el asco que habrás sentido al tratar con gente tan guaranga. Lo que sí me llama la atención es el tiempo asignado, ¿sólo cuatro minutos? Supongo que sí se puede decir algo en ese tiempo, pero ¿igual no es muy poco?
Saludos.

Anónimo dijo...

Lo único que puede hacerse en ese tipo de reunión es ir al baño con la excusa de mear, a ver si son tan lerdos que aún no retiraron el bolso modelo Miceli.

Edgardo

Anónimo dijo...

Hoa!! Yo una vez me reuní con Rodríguez Saa, ALberto. Me encantó. Fue una erlebnis grossa.

sergio dijo...

podrías contar las propuestas que llevaste para los cuatro minutos? me intriga conocer la que fue considerada un disparate...
saludos,
sergio

Anónimo dijo...

¿Se puede saber cuál era tu propuesta "disparatada"?

F. dijo...

¿Ves? Tendría que haber ido yo. El año pasado yo era content editor para una empresa francesa con sucursales en USA llamada Cellfish. Había tres cosas para hacer, txt msg psychic (ese horóscopo de bazooka interactivo -que, en realidad es más-), chat operator (hacerse pasar por chica sola y con ganas de hablar) y, mi especialidad, ¡edición de contenidos para celular!. Así me dediqué a armar perfiles falsos hasta el hartazgo en www.cellfish.com y robar videos de youtube para subirlos. Me la pasaba navegando por fotologs argentinos para encontrar aquellos de chicos y chicas lindas que dieran perfil yankee. A los más morochitos les ponía nombre exótico y ya.
Eso hasta que conseguí un trabajo más copado.

Ah, y está buena la obra de Vivi Tellas.

Anónimo dijo...

Pero qué propusiste para que se pusieran así, Daniel, ¿llevar el bodriovil a los colegios?

saludos

ana coluto dijo...

Ni por curiosidad hay que ir a esos tugurios. Mal hecho. Saludos.

paula p dijo...

...propusiste algo con literatura del yo en una kermesse publica?

J la Rata dijo...

Fascinante.

Yo sí creo que hiciste bien.

Y que deberías ir, siempre que tengas la oportunidad.

Y quizá, algún día, alguien, aunque sea por error, te haga caso.


Abrazo, Daniel.

-J.

PS: Y, claro, me encantaría saber cual/es fue/ron las propuestas, y/o el partido.

Perro Negro dijo...

Buenísimo lo que contás.
Hay lógicas que no se cruzan ni en pedo. A mí (y a mis compañeros "el rrobu delante") nos vinieron a ver a una Biblioteca Popular los de la producción de "Vientos de Agua" para que les dejásemos filmar ahí. Nosotros les expresamos amablemente que los canales de televisión hacían todo lo contrario a una Biblioteca Popular y que el sueño del "producto digno", era un sueño imposible y burgués más cómo el "capitalismo buena onda" de la Señora Carrió.
Ellos no quisieron creernos, se fueron (indignados con nos, los sectarios), se rompieron el orto laburando y su producto fue tan maltratado por el canal que lo emitió, que la anécdota se torna fábula moral.

Moraleja: "El que se acuesta con simios, peludo amanece"

Anónimo dijo...

Hiciste mal en ir, Link, en el mero ir, ya ni hablemos del disparatadamente proponer. Me gustó ese comentario anónimo que propugna ser despreciable para esa gente.