lunes, 28 de octubre de 2013

El arte y las (nuevas) formas de vida

por Daniel Link para Perfil

El primer video que se publicó en YouTube me sigue fascinando: un joven de rasgos no indoeuropeos dice, delante de la jaula de un elefante en el zoológico de San Diego, “el elefante tiene una trompa muy, muy larga”.
En ese enunciado, supuse alguna vez, se cifraba un umbral equivalente al pasaje del paleolítico al neolítico, es decir: la relación entre lo que vive y las tecnologías (a partir de las cuales las sociedades se fundan y se refundan). YouTube equivalía, en mi lectura, al neolítico superior.
Algunos comparan el umbral crítico en el que vivimos con la invención de la imprenta. Yo prefiero pensarlo, en la estela de Guillaume Apollinaire, el inventor de los caligramas y, por lo tanto, de la poesía concreta, como el advenimiento del “Croniamental” que él propuso en Le Poète assassiné (1916).
Croniamental (o las infinitas variaciones de su nombre) es la síntesis de dos líneas evolutivas diferenciales sobre la vida. “Cro-Magnon” es el nombre con el cual se designa a la especie que llamó la atención de Werner Herzog (en La cueva de los sueños olvidados). El Neanderthal, que convivió durante cinco mil años con el Cro-Magnon, es una especie de homo sapiens extinta.

Hoy, con el advenimiento de una cultura nueva, se nos presenta la necesidad (teórica y política) de volver a analizar los cambios cualitativos a los que la técnica somete a lo viviente.
Los caligramas de Apollinaire dicen que llegada a un determinado punto, la poesía tiene que mutar, como muta la vida: “Croniamental”, poesía visual, biopoesía: todo lo que hoy vuelve con toda su fuerza. Por ejemplo, en la obra del poeta y artista carioca Eduardo Kac (1962), quien saltó a la fama cuando produjo una coneja (a la que llamó Alba) modificada genéticamente, que reluce cuando se la ilumina con luz azul.
Mucho antes de usar la computación, la robótica y la biotecnología como formas de arte, Eduardo Kac llamó la atención de los críticos por su poesía. Eduardo creció en Copacabana, que frecuentaba con su skate.
Desde sus primeros años, Kac se coloca en el lugar del comienzo (el recomienzo, el ritornello, la infancia de la humanidad, en este caso, de la poshumanidad). Una de sus camisetas, la más famosa, llevaba escrita el poema Filosofía: “Pra curar amor platônico/ só uma trepada homérica”, que puede traducirse como: “para curar el amor platónico/ sólo un garche homérico”.
Al ponerse al pecho la farmacia de Platón y el canto homérico, Eduardo sostiene con su cuerpo la escena de escritura (oral, cantada) de la filosofía y la poesía occidental. Se trata de una escritura que se plantea como originaria, inmemorial, anacrónica y que irá a parar, ejemplarmente, más tarde, a la “holopoesía y más allá” (así se llama uno de los textos-manifiesto de Kac, cuando se dedicó a ese género, a partir de 1982).
La nueva holopoesía le permitía a Eduardo Kac dar el primer adiós a la historia literaria: de ahora en más, anunciaba por entonces, la mecánica cuántica será más importante que Mallarmé para el desarrollo de la nueva poesía. La “nueva poesía visual” permite una sintaxis en movimiento, o, si se prefiere, una gramática de la transformación, en la que las palabras pueden mudar de categoría, en la que los verbos cambian de tiempo, o de modo, o de aspecto, y en la que las palabras pasan a ser figuras, y las figuras, palabras: la imposibilidad del nombre o el nombre retrocediendo incesantemente.
Lo que viene después ya es más raro: es el arte transgénico, del cual la conejita Alba es el ejemplo más conocido pero no el más audaz. En todo caso, una interrogación sobre el sentido del arte y de la poesía, pero también sobre el sentido de la vida (the meaning of life).
En su obra titulada Historia Natural del Enigma, Kac fusionó el ADN de una petunia con un gen aislado y secuenciado a partir de su propia sangre. El resultado de esta experimentación “utiliza el color rojo de la sangre y el enrojecimiento de las venas de la planta como un marcador de nuestra herencia común en el espectro más amplio de la vida”. Como de lo que se trata es de una forma de vida nueva, también importa el proceso de nominación: Kac llamó “plantimal” al resultado y “Edunia” a esa mezcla rara de Eduardo y Petunia: una flor en cuyas venas reluce la sangre del poeta.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Escalofriante.

Anónimo dijo...

Del grupo de charlatanes posmodernos el más pobre y ajeno a todo tipo de poeta. y ajeno a todo tipo de talento. Ningún parloteo podrá hacernos creer que los poemas infelices que escribis son arte. Pobre infeliz aferrado a sus libritos.