sábado, 28 de junio de 2025

Fideicomiso Sarlo

por Daniel Link para Perfil 

Lo primero que hice fue escribir a Andrés Duprat un mensaje que decía “¡Todo esto es culpa tuya!”. Lo segundo, analizar toda la documentación que usó Daniel Gigena en relación con el caso judicial Sarlo y que, pese a sus reiteradas preguntas, el Club de Amigos de Beatriz mantuvo en reserva. Lo que en principio parecía un mero pliegue de “la realidad imita al arte”, donde el encargado Melanio copiaba al Eliseo de la serie El encargado, pronto se reveló más complejo.

Beatriz Sarlo habría escrito sendas voluntades testamentarias ológrafas, dejando el departamento donde vivía y el cuidado de su gata al encargado de su edificio, Melanio Meza López. Suena verosímil, ya que el amor a los gatos era el único rasgo humano de Beatriz.

Del otro lado, el Club de Amigos pidió la restitución de Alberto Sato (cincuenta años después de la separación) como heredero, para que él pueda formar un fideicomiso para beneficio del Club de Amigos, que crearía un Centro Cultural a partir del escaso patrimonio de Beatriz. 

Tanto la biblioteca como el archivo de Sarlo estarían en el CeDInCI, lo que está bien. Si el juicio sucesorio decidiera que no hay herederos legítimos de Sarlo, su patrimonio pasaría a manos del Estado, lo que tampoco está tan mal.

En un programa radial, Reinaldo Sietecase entrevistó a Adriana Amante en su carácter de “albacea” de Beatriz Sarlo (no lo es, como tampoco lo es Sylvia Saítta, lo que habría sido más verosímil). Melanio organizaba la vida cotidiana de Beatriz (le hacía las compras y había advertido a los encargados de la cuadra que guiaran a Beatriz cuando ella no sabía cómo volver a su casa). Para recuperar la capacidad de fundar un fideicomiso con la herencia de Beatriz, Amante dice dos cosas alarmantes: que Beatriz “ya no era la Sarlo de siempre” y que “cuando una está sola a la noche” puede firmar cualquier cosa.

No se entiende, entonces, que una persona tan supuestamente disminuida cognitivamente y tan “sola” haya sido dejada a la buena voluntad de Melanio. Ojalá todo se resuelve en favor de la memoria de Beatriz y no de un “Nosotros” que se coloca en un lugar tan incómodo y tan inconsistente.

sábado, 21 de junio de 2025

¡Volvé, Cristina!

 Los impresentables



En el corazón de junio

Por Daniel Link para Perfil

Las últimas declaraciones de la Sra. Cristina Kirchner ratificaron que es la política más importante de América latina en el Siglo XXI. Cristina se limitó a subrayar un par de hechos históricos indiscutibles: los bombardeos a Plaza de Mayo y los fusilamientos de José León Suárez como datos inequívocos de un odio visceral que no ha cesado en los últimos setenta años.

No hace falta ser peronista (yo no lo soy) para ser consciente de la atrocidad que esos dos acontecimientos representan y que, sumados a la represión de la Dictadura, constituyen la trinidad de la ferocidad imperdonable. Me limito sólo a las “heridas abiertas”, porque a esa nómina del fracaso como país habría que sumar también la Patagonia Trágica, la Campaña del Desierto y el genocidio Selknam.

Ante semejantes acontecimientos, los griteríos actuales de la derecha triunfante parecen meros cacareos de gallinaceos en celo. Y sin embargo...Las señales televisivas han dado muestras de un goce ante la condena de la Sra. Kirchner que hielan la sangre.

Yo soy de los que piensan que la Sra. Kirchner se equivocó: en algunos casos con sus políticas desencaminadas (en educación, me toca muy de cerca), en otros con sus decisiones caprichosas (la unción del Sr. Fernández como candidato a presidente) e incluso en no haber sabido desbaratar el sistema de corrupción que heredó de su marido (“vas a ir preso”, parece que le gritó alguna vez, sin imaginar que ella ocuparía ese lugar terrible).

Pero nada de eso es comparable con las salvajadas cometidas por el liberalismo (cuando fue gobierno constitucional o de facto). El día que los responsables de tanta aniquilación estén dispuestos a declarar que han exterminado, y que lo han hecho con ferocidad, se podrán discutir con calma los futuros posibles de este país que hoy parece imposible.

En cuanto a la Sra. de Kirchner, soy de los que respetan a quien cae después de haber peleado con uñas y dientes. Vivo a una cuadra de donde está el departamento que será su prisión domiciliaria. Pero vivo también en el conurbano, donde su prédica irá perdiendo influencia poco a poco.

No me preocupan tanto ni el barro en el que vivo en uno de esos domicilios ni el escándalo festivo de un acompañamiento que no ha disminuido con los días, en el otro.

Incluso, creo que habría que crear el movimiento de artistas “Salvemos a Cristina” para evitarle la condena adicional de tener que mirar televisión sin pausa. Hay que llevarle el cine, el arte, la poesía, la música y el teatro a la esquina de su casa, para que desde su palco penitenciario pueda descansar de las miserias de este mundo en el que ella no acertó a intervenir en la medida de sus posibilidades, pero que otros arruinaron y arruinarán definitivamente.

La destrucción irreversible de la red de ferrocarriles que llevó adelante el Sr. Menem en su momento y la destrucción actual del sistema de investigación en Argentina son apenas dos muestras de políticas cuyo daño excede las generaciones. Seamos conscientes, salvemos lo que se pueda.

martes, 17 de junio de 2025

¿Cristina Pérez es o se hace?


 

sábado, 14 de junio de 2025

Darío metalero

Por Daniel Link para Perfil

El gran Inca Garcilaso de la Vega se preocupó, en relación de la etimología del nombre “Perú”, por publicar su hipótesis porque “Lo que ahora temo es no me las haya hurtado algún

historiador, porque aquel libro, por mi ocupación, fue sin mí a pedir su calificación, y sé que anduvo por muchas manos”.

La semana pasada, un amigo tuvo a bien citar en otro periódico unas palabras mías que introducían la noción de “ambiente estilístico” que, por las mismas razones que Garcilaso, yo había anticipado en la reedición de mi libro Clases.

¿Qué se entiende por “ambiente estilístico”? Por supuesto, no se trata de un “estilo” sino de un tramado de rasgos culturales, lingüísticos, tonales, afectivos, morales, prosódicos y léxicos, a partir de los cuales se construyen los estilos. La unidad de los ambientes estilísticos es el estilema, que ahora no funciona como unidad de “estilo” sino como un marcador complejo de ambiente estilístico.

Todo el mundo se preocupa por la violencia verbal del presente argentino (no tanto por los posteos en redes de nuestros políticos, sino más bien en el goce insolente de los conductores y panelistas de los programas de noticias). ¿Es eso un estilo? No, pero es un ambiente estilístico que permitirá la formación de estilos a partir de una determinada atracción mutua de estilemas.

No es del todo correcto hablar, históricamente, de estilo gótico o barroco. Esas etiquetas designan a ambientes estilísticos. Definamos el ambiente estilístico argentino actual y sabremos cuál es nuestro futuro. Borges había dicho en la década del cuarenta: “Si yo supiera cómo leerán esta página en el año dos mil, sabría cómo será la literatura del año dos mil”.

Es muy difícil definir ambientes estilísticos completos y el único que ha sido capaz de acercarse a algo parecido es el Foucault de Las palabras y las cosas, quien (no por casualidad) tradujo al gran estilista Spitzer al francés.

Yo he experimentado con esa noción en complicidad con una inteligencia artificial, a la que le pedí que musicalizara algunos de los poemas de Rubén Darío, figura clave dentro del ambiente estilístico del modernismo hispanoamericano.

Le pedí a esa IA que versionara “Caupolicán”. Pero tuve que hacerlo varias veces apelando a los estilemas de esta época (y no a la de Darío). Finalmente dimos con la canción adecuada. Como mejor suena hoy el escolar “Caupolicán”de Darío (poema muy diferente de “Sonatina”, mucho más heroico) no es como trap, o como rap, o como pop, sino bajo el rótulo estilístico del heavy metal con un toque de punk.

martes, 10 de junio de 2025

Boy Band: Los rubenes

 

 

 

sábado, 7 de junio de 2025

Hacer historia

por Daniel Link para Perfil

Como nunca… ¡otra vez! tiene un título tan complejo como su contenido. El “Como nunca” refiere a un famoso audio de la Sra. Casan, que se escucha al comienzo de la función. Allí, desde Córdoba, la estrella revisteril describía un entorno de “mucho chongo como nunca”. La frase, que se volvió célebre, aliteraba en “ch”, lo que es siempre un indicio de sensibilidad poética extravagante (“estuche de peluche” es otro ejemplo) pero además jugaba con valoraciones extremas (mucho-nunca). Como el espectáculo que adopta ese nombre alguna vez ocupó las carteleras porteñas, el “¡otra vez” señala esa circunstancia.

Se trata de un show que abreva al mismo tiempo del teatro de revistas y de su versión camp, el café concert. Con textos de Liliana Viola, puesta en escena de Alejandro Tantanian y música en vivo de Diego Penelas, Juampi Mirabelli y Franco Torchia se sacan chispas sobre un escenario ciertamente incómodo rodeado de mesitas (el lugar, Cástor y Pólux, es casi un museo de viejas escenografías de célebres producciones de Lino Patalano).

Franco Torchia “hace de” capocómico y sus monólogos (pronunciados con la velocidad de un Tato Bores o de un Enrique Pinti) se alimentan de la realidad política argentina, que como es tan disparatada y cambia tan velozmente, obliga a una renovación periódica porque la estupidez de ayer quedó sepultada ya por otra. Juampi Mirabelli, de un talento enorme, cubre el rol de la vedette (y, en este caso, la primera “vedette hombre”, dado que sus atributos masculinos no se ocultan en ningún momento) y se suma a los pasos de comedia que incluye el show. Su “petera presidencial”, que yo ya vi varias veces, conserva la frescura y la diablura de lo que ha sido inventado para siempre.

Algunos segmentos tendrán mayor impacto que otros, pero lo cierto es que, como totalidad, el espectáculo conmueve porque nos muestra la grisura de todo lo demás, de una sociedad ya dominada por el miedo. ¿Es posible que en un país donde el presidente dice hablar con perros muertos y entabla inconsecuentes demandas contra periodistas no haya en los medios o en el teatro más que esta muestra de humor político?

Más allá de eso, la elección de las figuras clásicas del teatro de revistas y su reversión en clave camp (lo que remite a los legendarios espectáculos de Gasalla, Perciavale, Edda Díaz y Nacha Guevara) intenta reponer fragmentos de memoria que nos han quitado. Hemos sabido reirnos de nuestras desdichas. Y Como nunca… ¡otra vez! nos recuerda cómo. Es una lección de vida.

 

viernes, 6 de junio de 2025