Por Daniel Link para Perfil
Mi madre acaba de cumplir 79 años y es una mujer extremadamente perfeccionista. La semana pasada un muchacho “muy buen mozo” acompañado de una chica “rubia”, pasó por el portón de su casa y le pidió prestado un martillo para arreglar su motoneta. Cuando se acercó con ánimo de ayuda (sensible a la belleza como es ella), el joven, armado, saltó el portón de su casa, la maniató con precintos plásticos y la tiró al suelo en el patio, pidiéndole que le entragara la plata que mi hija le había dado unos minutos antes de partir rumbo a Venado Tuerto, para que comprara comida para sus gatas. Como mi mamá gritaba locamente “911” (su afán de perfección corre parejo con su heroísmo), la dejaron abandonada en ese estado, pero el daño a su escápula ya estaba hecho y ahora está inmovilizada y con el brazo derecho en cabestrillo. Mi mamá ni pudo firmar la denuncia cuando la policía apareció tres horas después.
Al contarme el incidente, en la guardia del Otamendi (ella sólo se deja atender en los lugares bendecidos previamente por la Sra. Fernández, de quien es una ferviente creyente y seguidora: el Austral, el Otamendi, etc.), destacaba la impericia del caco: “el arma ni debía estar cargada”, “me puso mal los precintos, un brazo me lo liberé al instante”, “se asustaron de nada”.
Yo le contestaba: “quedate tranquila, que ya van a aprender”. “Conmigo, no”, me decía. No claro, pero ya van a encontrar otras viejas para robar y perfeccionar su método de inmovilización (si no hubiera podido liberarse, quizá habría muerto tirada en el piso, pienso).
Eso la tranquiliza, porque, en su adhesión incondicional a un gobierno que ha hecho escuela en carreras delictivas, premiándolas con los más altos sillones de poder, no concibe que se pueda fallar en aquello por lo que el país es más reconocido en todas partes. Robar, roba cualquiera. Para robar bien, hay que saber cómo engañar a viejas heroicas y perfeccionistas.
Las tres gracias
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Mientras preparo un taller sobre el paso (siguiendo algunos motivos) de los
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hay...
Hace 3 semanas.
3 comentarios:
Lamento que tu madre haya pasado por esto.
Da tristeza ver que la educación incluso es importante para que un delincuente sea capaz de robar.
tamos al horno.
Siento mucho lo que le pasó a su mamá. Espero que se mejore pronto.
Siento lo de tu madre. Discrepo con la crítica moral y ética al kirchnerismo. No se puede probar lo que decís y es la forma más facil de criticar y la más efectista porque genera indignación inmediata. Al kirchnerismo se le puede discutir y debator otras cuestiones más tangibles, no sirve hablar de ladrones ni de robos ni ese tipo de descalificaciones. Sería algo tan deshonesto intelectualmente coomo decir que usted roba el dinero del Estado que quizás no se lo merezca y que podría dárselo para que coma un indigente en lugar de pagar viajes y palabras de un snob. Pero yo no pienso eso de usted, y aún si lo pensaría, no lo diría por respeto. Saludos cordiales, Javier
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