sábado, 1 de septiembre de 2018

Acción y reacción

Por Daniel Link para Perfil

Del 27 al 30 de marzo de 2019 se realizará en la doctérrima ciudad de Córdoba el VIII Congreso de la Lengua Española, o mejor “castellana”, como cuando yo era chico, dado que el reino de España es multilingüe y el castellano se usa en vastos continentes que deliberadamente se independizaron de la metrópoli y sus delirios imperiales.
Vendrán, por supuesto, los soberanos de la casa de Borbón (tercera Restauración) a garantizar los negocios espurios de la corona española con esa materia prima que es el lenguaje (hablado, escrito, impreso, radiotransmitido, digitalizado) como si la lengua que usamos hubiera sido un invento de las monarquías que a golpe de espada pretendieron unir a la península bajo un estandarte expansionista y totalitario, y no el resultado de lentos procesos de usos vernáculos del latín.
Siguiendo esa lógica mezquina y concentracionaria, los italianos (legítimos herederos de los romanos) podrían reinvindicar derecho de autoría sobre todas las lenguas romances (incluidos el francés, el portugués, el catalán). Lo siento, monarcas: aprovechen el ruidoso desorden de las repúblicas latinoamericanas mientras puedan, porque más temprano que tarde retomaremos la gestión soberana del lenguaje que hablamos y escribimos, incluida su explotación literaria y comunicacional.
Uno de los temas sobre los que los Conquistadores pretenderán imponer autoridad es el del lenguaje inclusivo o las estrategias de inclusión en el lenguaje, ligado con políticas de género.
A muches lectores les molesta el uso de la e o cualquier otro artilugio para dar cuenta de una cierta conciencia en relación con el carácter fascista y discriminatorio del lenguaje. Cuanto más se retuerzan en sus lechos castellanos y cuanto más les académiques reales insistan en negar el problema, tanto más divertido será ensayar variaciones para no tener que decir día del niño (“día du niñe” y “día des niñes” me encantan).
¿Cunde la alarma? ¿Destruimos el idioma? Señoris (en este caso la “e” sería masculina): de pronto les plebeyes se inclinaron masivamente a la poesía y el uso experimental de los lenguajes (que haya uno solo y se lo considere uniforme es insostenible ya desde antes del franquismo). ¿No es eso hermoso, no es gongorino?
Les independentistes más radicales del XIX propusieron abandonar la lengua castellana en favor de una más plástica. Sigamos buscando y, como decía Darío, que bufen los eunucos.


1 comentario:

la cofradia del santo reproche dijo...

Un idioma es mejor cuanto más impuro es, decía Borges: el español, el inglés y el chino son gran prueba de ello.