viernes, 3 de septiembre de 2021

Lo que debe verse

por Daniel Link para Soy

En el principio fue Paris Is Burning (1990), el documental sobre cultura ball neoyorquina filmado durante la segunda mitad de los ochenta por Jennie Livingston. La escena de los balls amontonaba (y amontona) personas trans y cis-gais latinos y afro-americanos que, organizadas en “casas” (cada una de ellas gobernada por una “madre”) competían en certámenes de baile underground muy estructurados y reglados. El título de “legendario” lo obtenían quienes ganaban repetidamente las competencias.

El estilo dominante es el voguing, que Madonna estilizó en “Vogue”, video en el cual bailaron varios integrantes de la casa Xtravaganza.

Después de ese repentino éxito de algo que había funcionado en la cultura underground como consolación y como resistencia a la xenofobia, la homofobia y la transfobia hubo una brecha de varios años hasta que Ryan Murphy volvió a esa cultura para producir tres temporadas de Pose, un melodrama actuado por personas trans ambientado en los mismos salones de los que habían salido Paris is Burning y el suceso de Madonna. Además de los conflictos relacionados con la clase y el género, Murphy subrayó también el impacto de la epidemia de SIDA, que afectó gravemente a las comunidades que se daban cita en los ballrooms.

Parecía que el asunto no daba para más, pero el mainstream todo lo puede. HBO lanzó Legendary, una competencia televisiva en la que ocho casas compiten para llevarse el título de “Superior House” y un premio de 100.000 dólares.

El presentador es Dashaun Wesley, una leyenda de los ballrooms de una gracia inigualable. El jurado está compuesto por Jameela Jamil (no se entiende bien por qué), la rapera Megan Thee Stallion, el estilista Law Roach y la leyenda del vogue Leiomy Maldonado.

El show (sobre todo su primera temporada, que tuvo público en el estudio, armado en una fábrica reconvertida en escenario) satisface tanto a quienes conocen la cultura ballroom como a quienes tienen su primer acercamiento a este universo.

Cada casa compite con cinco representantes que, se supone, brillan en alguna o en varias de las categorías obligatorias: cara, cuerpo, pasarela, voguing (que a su vez incluye cinco elementos: duckwalk, catwalk, manos, piso, y giros y caídas). Vestuario, coreografía y performance son también de gran importancia y hay que decir que en el show de HBO alcanzan lo sublime.

De la primera a la segunda temporada, la pandemia y las atroces leyes del confinamiento obligaron a la producción a prescindir del público, lo que enfrió la competencia, privada ahora de la combustión espontánea de quienes habían conseguido un lugar en el estudio. Pero la gracia sobrevivió. Los bailarines no necesitan ser profesionales sino, precisamente, moverse con esa gracia infinita y esa elegancia que viene de unos cuerpos que, en otras circunstancias, habrían sido esclavizados o subalternizados y aquí aspiran a una realeza que no resuelve ninguno de los conflictos de la vida cotidiana pero que permite pensarlos como la sombra de una (otra) vida posible.

Es justo y necesario que así sea: si hemos aguantado esa otra cara de la cultura under y callejera como el hip-hop, con su heterosexismo y su misoginia de amianto, podemos ahora resarcirnos con estos reinados semanales en los que las tradicionales cuatro categorías de reinas machos, reinas femeninas, machos y mujeres se enriquecen ahora con drags, trans y queers para alcanzar las categorías máximas del reconocimiento: legendarix e icónicx.

Legendary viene del latín “legenda” que quiere decir “lo que debe ser leído” (el nombre “Amanda” tiene la misma forma). El vestuarista y miembro del jurado Law Roach ha impuesto una fórmula que repite en los momentos excepcionales de la competencia: "You did what needed to be done", hiciste lo que era necesario que se hiciera. Si volviéramos al latín, ese murmullo amortiguado, la palabra a usar sería Facenda: lo que debe hacerse, un servicio público. Por una vez, HBO ha comprendido ese mandato y nos regala un show que debe ser visto, amado, leído, esperado.

 

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