sábado, 6 de julio de 2013

Hola, te escucho

Por Daniel Link para Perfil

Un profesor famoso y amado en la Facultad de Filosofía y Letras, cada tanto decía en sus clases: “Yo no hablo para que me entiendan, sino para que me escuchen”. De lo que se trata es de que haya escucha, antes aún que la comprensión. Porque si hay escucha hay circulación de palabra, es decir, democracia.
La mala prensa de los intelectuales tiene que ver que con la complejidad de su discurso. Pareciera no querer entenderse que esa complejidad es muchas veces necesaria: no sólo porque las cosas, los procesos y las relaciones no son siempre fáciles de decir, sino porque, sobre todo, los intelectuales deben poner en perspectiva las palabras que circulan socialmente.
Se sabe que en nuestro país hay quienes ejercen la política sin que se les caiga una idea (principalmente la oposición, pero no generalicemos). Aunque de pronto (porque con el invierno y las heladas se nos vino encima el proceso electoral) las ideas proliferaran (lo que no es previsible), de todos modos habría que analizar las palabras que les sirven de vehículo y, una vez más, ponerlas en perspectiva.
Por ejemplo, sabemos que en esta elección podrán, si quieren, votar los jóvenes mayores de 16 años. Si quieren. Para ellos se ha diseñado una forma de participación democrática que a mí, ciudadano adulto, se me niega. La eximición de la obligatoriedad del voto para los mayores de 70 años tiene razones estrictamente sanitarias, pero la misma medida aplicada a jóvenes que están en la plenitud de sus facultades físicas sólo provoca una desigualdad insalvable ante la ley. Yo quisiera que se me otorgara el mismo derecho que a los más jóvenes registros del padrón electoral. La igualdad es eso y no otra cosa. Como los políticos han deducido que la incidencia de esos votos será mínima, no ha habido demasiada alharaca alrededor del tema, pero a mí me entristece que no se escuche nada al respecto.
La semana pasada me referí a las dos formas de democracia que conocemos: la liberal y la popular, que habría que analizar históricamente para poder pronunciarse en relación con ellas, pero lo cierto es que nuestra Constitución está pensada en relación con la democracia liberal (garantiza derechos y limita el ejercicio del poder mediante su distribución en una trinidad laica cada uno de cuyos cuerpos funciona con una lógica distinta, deliberadamente y no por error).
Sabemos que democracia y capitalismo se presuponen (son las dos caras de la misma moneda). Si de lo que se trata es de buscar una salida... ¿alguna idea? Yo, escucho.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Democracia y capitalismo:

http://www.yorokobu.es/slavoj-zizek-el-matrimonio-entre-capitalismo-y-democracia-se-esta-acabando/

Anónimo dijo...

Creo que imaginar un sistema justo y balanceado en manos de un Hombre es negar al Hombre. Se es egoista, mesquino, torpe, soberbio o venidoso, porque esto tambien es parte del Hombre. Y un sistema racional y perfecto sólo puede ser diseñado para existir sobre el papel.

Sin embargo, sí creo que hay estructuras que magnifican la "maldad" o la "torpeza" del Hombre y dentro de esas estructuras veo a las grandes ciudades.

¿Cómo dar lo mismo a 3 millones de personas? Se me escapa, incluso me parece injusto. Pero si es un pueblo donde hay 3 mil personas, ah, parece "controlable". Hasta puedo imaginar que cada uno tiene lo que merece en ese lugar.

Imagino, por ejemplo, 3 millones de leones juntos, lado a lado por el Africa. Se morirían de hambre, se comerían entre sí. Se pelearían por un trozo de otro. Pero si los observo como realmente viven, en pequeños grupos alejados entre sí, la cosa funciona.

Creo que aun en la ciudad mas poblada el comportamiento del Hombre es tribal y creo que el exceso de población, de cercanía, distorciona cualquier sistema de sociedad.

Somos mamíferos, debemos vivir en tribus, separados, y cualquier acumulación forma una montaña, una pirámide, donde uno o algunos usan a miles de otro en su favor.

Los intelectuales no pertenecen a ninguna tribu. Ellos circulan por la periferia de las tribus o las grandes acumulaciones. Como observadores libres, pero en realidad son personas que se han reprimido el instinto. Simplemente comparan patrones y recorridos para encontrar igualdades. Y por eso son odiados. Porque no pertenecen al grupo del Hombre, porque evaluan y hacen sentir evaluados a los demás.
Sie estuvieran en el Africa, serían comidos por los leones.





Anónimo dijo...

La salida es por izquierda.

viviana dijo...

Yo aún sigo esperando la anarquía...

Anónimo dijo...

Ya que el proyecto de la modernidad resultó ser un fracaso total, yo propongo volver al Antiguo Régimen. Creo que con unas pocas mejoras andaría joya.

Anónimo dijo...

Da para crear que antes se encontrará la salita. Y hasta quizá con su guerra de especies inclusive.

Así como se dan algunos casos (*) en que deserta de la zoología quien se espabila del nudo (larga la treta y la trata de ese sondear) de lo que se agranda disminuyendo.
Y como tal quehacer no admite falsificación, alcanza, siempre en su máximo necesario, est.

A. nudus nodus.

Como la cocida concreción.

¡No se coartan los oficios adivinatorios!



.F:f

Anónimo dijo...

(*)(**)

Anónimo dijo...

Miento, subespecies.

:F.f