sábado, 27 de julio de 2013

La herencia maldita


Por Daniel Link para Perfil

No sabía qué tema elegir para la columna de esta semana: ¿el Papa en Brasil?, ¿el nuevo vástago de la Casa Real británica? ¿El traspaso de YPF de su previo dominio europeo a su nuevo dominio norteamericano, lo que demuestra el carácter trilemático de nuestra situación nunca bien comprendida, y nunca cómoda?
Nada de eso me importa, pero sobre todo: nada de eso tiene la magnitud de la inminente inauguración del Metrobus en la Avenida 9 de Julio, una de las ideas urbanísticas más espantosas que alguien pudo tener alguna vez, impuesta con la prepotencia del caso, contra viento y marea.
La razón de la pena y del fastidio de cualquier ciudadano con dos dedos de frente (no es el caso del alcalde de la ciudad) tiene que ver sobre todo con dos variables: el Metrobus fue una solución ingeniosa en la avenida Juan B. Justo porque allí no puede construirse un subterráneo (por debajo corre el siempre chúcaro arroyo Maldonado). Pero abajo de la 9 de Julio, en cambio, hay un tren subterráneo con las mismas terminales que el Metrobús ahora terminado, cuyo horror tercermundista ya brilla por encima de los árboles, con sus centelleantes paneles de vidrio o plástico que en pocos meses serán un cúmulo de desperdicios (¿por qué no habría de ser así, si el resto de la ciudad hiede a toda hora?).
Hubiera convenido reforzar los trenes subterráneos de la línea C, hacer que los ramales de TBA (ex-Mitre), que tienen la misma trocha, entraran directamente al túnel subterráneo de la línea C, y no se detuvieran en Retiro sino que llegaran hasta Constitución. Hubiera convenido, llegado el caso, ampliar los carriles centrales de la 9 de Julio y reservar Cerrito y Carlos Pellegrini (y sus continuaciones) para los colectivos, para que éstos no tengan que circular a contramano, creando un vértigo perceptivo sólo comparable a la alienación mental de los urdidores del proyecto que, para peor, nadie se atreverá a desmontar nunca.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ellos reconocieron que ejecutaron 11 millones de pesos en desagues en el año 2012, luego de la última inhundación. Y dos meses después presentaron un proyecto de 125 millones para las bicis. Ahora gastaron 150 millones en refugios y plataformas.

No son estúpidos, saben muy bien lo que hacen.

Si cuando es necesario conseguir votos sacan los globos, el quipa y la silla de ruedas.

Venden frivolidad, para captar el voto frívolo.

Anónimo dijo...

Está claro que en las altas esferas no solamente hay delincuentes sino subnormales y maniáticos.

Anónimo dijo...

Se nota que todos viven en la ciudad de Buenos Aires y no en el conurbano. Haber redireccionado algunas líneas que circulaban por las calles paralelas a la 9 de Julio permitió que el trayecto que antes demoraba entre una hora, una hora y media, ahora se concluya en 40 minutos. No obstante, acuerdo en qué podrían haberse planeado otras alternativas. No debe haber sido la intención de Macri, pero Lanús y Wilde agradecidos.