lunes, 16 de septiembre de 2013

"En obra"

II. Ciudad y literatura
 
Las ciudades han sido realizadas, pero también han sido imaginadas. Si bien no pretendemos establecer algún tipo de relación (causal o consecutiva) entre lo imaginario y lo real, damos por sentado que algún tipo de correlación existe. Nuestro propósito fue examinar algunos momentos de esa fuerza de la imaginación tal y como puede leérsela en algunos textos literarios. Presuponemos, también, que esa fuerza de la imaginación no es propiamente literaria (ni, naturalmente, propiamente arquitectónica, porque tampoco quisiéramos caer en el prejuicio tan extendido de que son los arquitectos quienes ejercen el monopolio de la imaginación urbana). La literatura no imagina ciudades, sino que realiza (como la política, la arquitectura o el teatro) imaginarios urbanos.
¿Qué relación puede establecerse entre el espacio urbano y el espacio textual de la modernidad? ¿Qué implicaciones mutuas, qué sistemas de reenvíos? Las investigaciones de Bajtín han sido especialmente claras en ese sentido: la novela, el género literario de la modernidad, es esencial y diferencialmente polifónica: da cuenta del entrecruzamiento de voces característico de la cultura urbana. Literatura, mercado, dinero, ciudad. La genealogía de la novela que Bajtín esboza deriva íntegramente de géneros ligados con la cultura urbana (panfleto político, sátira menipea, diálogos platónicos). La oposición épica/ novela, característica de su teoría, coincide con la oposición entre campo y ciudad. De modo que, como se comprende a partir de estas proposiciones (ciertamente esquemáticas), el espacio urbano se correlaciona con un espacio textual y un sistema enunciativo muy característicos.
Ese espacio está dominado (como la ciudad) por el entrecruzamiento de voces y lenguajes. De modo que es posible ligar la imaginación del espacio (el espacio imaginario) no sólo a anclajes referenciales específicos en el campo de la representación, sino también a potencias de lenguaje y texturas (o granos) de las voces. El recorrido parte de los universales abstractos (propios del urbanismo) a las singularidades concretas (propias de la experiencia). El urbanismo traza líneas abstractas en el espacio (el obelisco es la figura más emblemática de esos trazados). La experiencia (la voz) recorre esas líneas y les da sentido.


III. La caja negra
“En obra” deja oir las voces de escritores argentinos del siglo XX y XXI leyendo textos sobre Buenos Aires (sus calles, sus climas, sus habitantes), en el más absoluto vacío perceptivo. La sola cadencia de las voces, la diferencia de acentos, entonaciones y afectos hubiera bastado para dar cuenta de la ciudad tal y como se nos presenta: como una síntesis de heterogéneos, como una síntesis disyuntiva de contradicciones. No hay hiato posible entre la experiencia estética y la experiencia urbana, y todo pensamiento sobre lo social y toda imaginación sobre lo urbano necesariamente comienza, como se dice, con un reconocimiento del terreno: no el reconocimiento propio del topógrafo y del agente inmobiliario, sino el del estratega, porque hay guerra (de imágenes, de tonos) en la ciudad.
Hemos situado la aparición de esas voces en un baldío (en un espacio marcado iconográficamente como un baldío) por dos razones: en primer término, para subrayar el carácter vacío de las imágenes que los textos convocan o producen, la propiedad de vacío perceptivo que potencia esas imágenes; y, en segundo término, porque Buenos Aires, como muy pocas ciudades en el mundo, abunda en espacios baldíos (huecos) que hieren, con su interrupción, la continuidad urbana y la fuerza de los procesos de modernización que arrastra a vastas zonas de la ciudad de Buenos Aires y que son la condición de posibilidad de la existencia de un debate (imaginario) sobre la ciudad y su futuro.
“En obra” significa, al mismo tiempo, que las voces constituyen un work in progress sobre la ciudad y que no todo está dicho en relación con su futuro. La ciudad está en obra permanente y la marca más evidente de esa construcción incesante son los baldíos de Buenos Aires.


(El texto completo, acá

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