martes, 17 de septiembre de 2013

Vitalismo y repetición

por Daniel Link para Carmen 85

Abro la ventana y entra un rumor de pájaros que celebran la primavera, es decir: el ciclo, lo que vuelve, la repetición, el ritornello (vuelven también el aire, el rumor de las olas en el mar, el paso de las nubes en el cielo, con sus infinitas variaciones). Si arte y vida son sólo una misma masa (o mejor: si el arte está atravesado por moléculas de vida), ¿en ambos la potencia de repetición ejerce el mismo influjo?
En Diferencia y repetición (1968) Gilles Deleuze se coloca a idéntica distancia de Nietzsche, Kirkegaard y Heidegger. El eterno retorno no hace a Zarathustra el maestro del retorno de lo mismo, sino el de la metamorfosis integral, el de la diferencia irreductible.
La repetición y el eterno retorno funcionan, con un trasfondo en el que lo natural es puro caos, en un plano de inmanencia (absoluta) mediante el cual el Caos se transforma en Caosmos. Por eso, la diferencia es el objeto más importante de la voluntad de poder, la repetición en el eterno retorno es el pensamiento más alto, porque nos lleva precisamente al límite del pensamiento (y más allá). Ese más allá del pensamiento coincidirá con el más allá de la subjetividad y transformará la unidad de lo viviente en “un átomo de vida”, la inmanencia: una vida...
Si las estaciones no se repitieran, si los pájaros no modularan siempre la misma melodía (con infinitas variaciones), si el agua no volviera a su lugar en la playa, si no hubiera ritornello..., no habría identidad, de modo que la diferencia en sí misma y la repetición para sí misma (la inmanencia absoluta) son previas a la identidad.
El eterno retorno no es sólo una concepción del tiempo sino una medida de lo ético que estaba ya presente en los estoicos (para quienes el mundo se extinguía en una combustión flamígera para recomenzar de nuevo). Nietzsche retoma esa premisa ética: actúa de tal modo que un horizonte de retornos o repeticiones infinitas no te de miedo.

A su manera, Søren Kirkegaard hizo lo mismo en Repetición (Gjentagelsen), delicioso ensayo filosófico publicado exactamente el mismo día de 1843 en que salió a la venta Temor y temblor (Frygt og Bæven).
El ensayo, como se recordará, tiene dos partes y su objetivo es demostrar que “La repetición es justamente todo lo contrario de la mediación y, en consecuencia, la categoría que expresa de modo global, como se afirmará a renglón seguido, la más absoluta oposición al sistema de Hegel, cuyo nervio, puramente lógico, era la Vermittelung operada por la síntesis de los contrarios, a costa del mismo principio de contradicción”. Violentamente antihegeliano, Kirkegaard encuentra en la repetición una forma de resistencia a la dialéctica de Hegel: “La repetición es la realidad y la seriedad de la existencia”.
En la primera parte de Repetición leemos:

el que no ha comprendido que la vida es repetición y que en ésta estriba la belleza de la misma vida, es un pobre hombre que ya se ha juzgado a sí mismo y que no merece otra cosa mejor que morirse en el acto, sin necesidad de aguardar a que las parcas corten el hilo de sus días. Pues la esperanza es un fruto sugestivo que no sacia, el recuerdo un miserable viático que no alimenta, mas la repetición es el pan cotidiano que satisface con abundancia y bendición todas nuestras necesidades. Cuando se ha culminado la navegación por el mar de la vida, deberá mostrarse si se tienen ánimos para comprender que la vida es una repetición e igualmente, si se encuentra placer en gozarla en ese sentido. Quien no esté de vuelta de esa navegación antes de comenzar a vivir, jamás logrará vivir de veras. Quien esté de vuelta y se sienta hastiado o sencillamente harto, demuestra bien a las claras que poseía una naturaleza anormal. Por el contrario, el que elige la repetición, ése vive de veras. No anda, como los niños, a la caza de las mariposas. Ni tampoco, poniéndose de puntillas, se queda extasiado en la contemplación de las maravillas del mundo, porque las conoce de sobra. Ni se está sentado, como una vieja, junto a la rueca en que se tejen los recuerdos. No, nada de esto; nuestro hombre avanza sereno y sigue su camino, contento con ejercitar la repetición. 

Pero al pretender verificar la repetición (de las cualidades y las sensaciones), Kirkegaard fracasa. Hacia el final de la primera parte se pregunta “cómo pudo venir a mi mente una idea tan estúpida como la de la repetición. Y, lo que es más estúpido todavía, cómo pude pretender convertir esa idea en principio.”
El fracaso es, aquí, un personaje conceptual. Kirkegaard quiere llegar a la conclusión (lo hace en la segunda parte) de que podrá haber repetición sólo con la mediación de Dios. Para Deleuze es más o menos lo mismo (aunque Dios esté tachado): no hay repetición de cualidades o de sensaciones porque la repetición es “la diferencia sin concepto”, es decir, repetición para si misma (inmanencia absoluta), "Expresa al mismo tiempo una singularidad contra lo general, una universalidad contra lo particular, un elemento notable contra lo ordinario, una instantaneidad contra la variación, una eternidad contra la permanencia”.
La repetición, así entendida, es la posibilidad del arte. La obra anticipa una repetición de sí que debe ser buscada más allá de su (ilusoria) unidad. Por eso la repetición no ocurre, se la persigue. En la misma dirección, Lacan señala, en el Seminario XI (Los cuatro
conceptos fundamentales del psicoanálisis
, 1964), a propósito de la distinción entre Tyche y Automatón, que no hay que confundir a la repetición con el retorno de los signos ni con la reproducción. Lo que se repite es una producción azarosa (y se liga, por eso mismo, con el milagro).

En Mil mesetas (1980), Deleuze y Guattari vuelven sobre el ritornello, al que relacionan con el hábitat (el Umwelt de Jakob von Uexküll, igualmente importante para Heidegger como para Deleuze: el origen de la biosemiótica). El ritornelloestá relacionado con el paso del hábito al hábitat, es un agenciamiento territorial: el cuerpo abierto al espacio, eso es el hábitat.
El primer paso de un ritornello transforma el caos en cosmos: es una creación artística de un espacio habitable. El segundo paso es transformar el hábitat hecho de colores, vientos, ramas, cierres, laberintos, en un aparato de captura (la tela de araña y la mosca, la garrapata en la rama y el calor del cuerpo del mamífero). Y el tercer paso es la creación de líneas de fuga (caosmos). El hábitat (por la vía del ritornello) es, así, al mismo tiempo una territorialización del cuerpo en su propia exterioridad y una desterritorialización del cuerpo en tanto tal: el devenir mundo, el devenir imperceptible, un átomo de vida...
El ritornello, como un canturreo, se efectúa en el recorrido del propio territorio (territorialización), a la hora de regresar al territorio (reterritorialización) y por último en el afecto melancólico de partir (desterritorialización).
No hace falta llegar al mimimalismo, al pop y al arte serial para verificarlo. Escuchemos (es lo que hago mientras esto escribo) el Bolero de Ravel (1928) que repite un ritmo y un tempo invariables, con un ostinato (melodía obsesiva) en do mayor, que vuelven una y otra vez con el agregado de efectos orquestales (lo que configura el crescendo, que va a parar a una estruendo de conflagración flamígera y resucitación).
O leamos una estrofa de la “Sonatina” de Rubén Darío:

¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!
(La princesa está triste. La princesa está pálida.)
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe
(La princesa está pálida. La princesa está triste)
más brillante que el alba, más hermoso que abril!

Las parentéticas repiten las dos mismas frases, con una leve diferencia (la rima marca la diferencia del ritornello: es la diferencia de lo que vuelve sin ser lo mismo).
O pensemos en Esperando a Godot, de Beckett, obra en la que "nada ocurre, dos veces".
O en La torre de La Defensa de Copi, donde el segundo acto comienza diciendo “la situación es la misma”.
Tanto en el arte, como en la vida, “la repetición es la realidad y la seriedad de la existencia”.

2 comentarios:

Diego dijo...

Me voy a poner pesado y te voy a dejar algunos textos mios que andan en sintonía:

http://instantesde.blogspot.com.ar/2010/03/otra-fase-de-la-angustia-del-viajar-y.html

http://instantesde.blogspot.com.ar/2010/02/la-tension-de-la-relacion.html

http://instantesde.blogspot.com.ar/2008/11/el-retorno.html

http://instantesde.blogspot.com.ar/2010/03/homo-pater-habitat-y-habito-una-figura.html

Espero haberte sido de inutilidad,
Diego.

Schubert dijo...

Buena, Linkillo!