sábado, 15 de septiembre de 2018

Las palabras y las cosas


Por Daniel Link para Perfil

No comparto la opinión de que los discursos del Sr. Macri son pobres conceptualmente. Por el contrario, los considero extraordinariamente densos. En su última alocución a la ciudadanía, subrayó repetidas veces y con todo el énfasis posible que hay que vivir y conformarse con lo que se tiene y no aspirar a más. Hay que saber cuál es el propio lugar en el mundo y asumirlo como destino. Es una posición filosófica con una larga tradición a lo largo del siglo XX y que tiene que ver con la relación entre el ser y la facticidad.
Se es sólo en relación con determinadas condiciones de existencia. Se puede querer o no el propio ser ahí, dijeron algunos filósofos. Otros, en cambio, creyeron que el ser ahí era una condena definitiva. Los campos crematorios son la consecuencia de esa segunda convicción filosófica.
Conformarse a lo existente, vivir con lo que se tiene, no imaginar un mundo diferente o una relación más plástica con los semejantes, eso nos recomendó el Sr. Macri y ese consejo no es una mera instrucción de economía doméstica, sino una posición ante lo imaginario.
Las posiciones hedonistas, el carpe diem, los postulados de vanguardia (en lo que se refiere a las políticas sobre el Estado o a las micropolíticas sobre el género, las minorías raciales o los desclasados), los sueños y las apuestas a un futuro mejor son irresponsabilidades que ya no podemos permitirnos.
El Sr. Macri, con todo el dolor del alma, ha aceptado la responsabilidad histórica de decirnos que debemos ser lo que somos y nada más oorsque todo lo demás conduce a la catástrofe.
Un poco por eso, las alocuciones presidenciales prescinden de la retórica, del relato, incluso a veces de la corrección sintáctica y de la correcta pronunciación. Esas florituras serían contrarias al concepto que se defiende: lo que se es como destino. Y el ornamento, incluso el discursivo, es contrario al progreso y nos acerca al abismo. 


1 comentario:

la cofradia del santo reproche dijo...

El punto es excelente. Macri define a los argentinos a partir de lo que él es. Un heredero de uno de los hombres más ricos de Argentina. Despide a médicos que se han formado durante años y han trabajado en condiciones pauperrimas seguro para hacer cirugía en corazón de niños, para planificar correctamente calendarios de vacunación, para evitar que enfermedades como meningitis, lepra, sarampión, tuberculosis, etc, no maten a personas, cierra comedores escolares. El único riesgo de todo esto es que la izquierda más ultra salga con palos y piedras, como siempre, a romper todo. Porque pueden a llegar a morir miles y además, porque en ese caso probablemente Macri termine reelecto, lo cuál sería un desastre absoluto, porque ahí la desocupación va a pasar del diez por ciento al treinta por ciento. Me parece que todo movimiento que quiera ser de izquierda tiene que dejar de pensar que tiene que explicarle a los pobres que son sometidos y sojuzgados. Los pobres ya lo saben. No necesitan iluminaciones de gente que vive medianamente bien.