sábado, 24 de septiembre de 2022

Abuelocas viajeras

Por Daniel Link para Perfil

Comentamos con nuestro amigo Dieter Ingenschay las ocurrencias de nuestras respectivas nietas. Él y Torben, su marido, no han visto todavía Queerness in Photography, que está en el C/O Berlin, un extraño lugar al lado mismo de la estación Zoologischer Garten que exhibe hasta el 18 de enero de 2023 uno de los acontecimientos visuales del momento, al que llegamos gracias a nuestra amiga Silvia.

 


La muestra incluye varias partes autónomas. La más ridícula (pero no la menos bella) es la que ha curado Tilda Swinton a partir de sus extraordinarias fotografías durante el rodaje de Orlando (1992), basada en la novela homónima de Virginia Woolf de 1928, impresas a gran escala.

En la planta baja, se suceden las fotos de la colección de Sébastien Lifshitz, el reconocido cineasta que ganó el Teddy Award en el Festival de Berlín y el premio del Festival de CINE LGTB de Milán con la película Wild Side (2004) y que obtuvo en Cannes la Queer Palm con Les vies de Thérèse (2016).

A lo largo de décadas, Lifshitz ha recolectado cientos de fotografías de personas travestidas o dragueadas, tomadas en estudios fotográficos, entre los bastidores teatrales, en la intimidad de un dormitorio o una cocina, al aire libre, individuales o grupales.

Es un registro de más de cien años de identidades llevadas a un umbral de transformación a través del placer del dragueo que, como no podía ser de otro modo, responde a los ciclos de las modas y de los significados asociados al vestuario: hay amas de casa, femmes fatales, galanes de casino y obreros de la construcción. En cada fotografía se deja leer el conflicto entre un cuerpo, una imaginación y las marcas sociales que las vestimentas portan de por si (clase, ambiente, profesión, comunidad) y, todas ellas, dicen la felicidad de un encuentro que, aún en su provisoriedad, se contagia al espectador.

Más allá de la calidad de las fotografías (que van de lo profesional a la polaroid) lo que importa es el amoroso trabajo de recolección en subastas de herencias o librerías de viejo, que salvó a esos experimentos identitarios y sexuales del olvido.

Como del catálogo, Mauvais Genre (Género equivocado), hay muy pocos ejemplares en circulación, con Dieter y Torben nos consolamos mirando las fotos de nuestras propias celebraciones.

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