Te besé anoche con la boca llena de alcohol aguardientoso para que supieras que no te arderían los labios y el paladar de la misma forma en que se te incendió al mentir y decir que no lees ni por error estas líneas que aquí dejo, y que tal vez en su mayoría sean falsas, pero que no se comparan en nada con las tantas y tantas que ya me habrás dicho, pensando que, sí, soy tu burla, tu carcajada.
nicoménicus a las 09:51
Las tres gracias
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Mientras preparo un taller sobre el paso (siguiendo algunos motivos) de los
cuentos tradicionales, desde las lejanas cortes europeas a los libros que
hay...
Hace 2 semanas.
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