Por Daniel Link*
1. ¿Lo que sobra y lo que falta? Entiendo la consigna como una provocación. Pero, al mismo tiempo que me tienta responder al desafío, me cuesta someterme a la lógica de la castración: ¿Hay verdad en la falta? ¿Es la falta un síntoma? Y, al señalar lo que sobra, ¿no me colocaría de inmediato en un lugar (sobre)determinado en el juego de las infinitas castraduras? ¿Puedo decir (sin riesgo para mí) que está de más lo que está en el lugar de lo que falta?
Sobrar, no sobra nunca nada, ni siquiera como suplemento (ni siquiera en concepto de goce suplementario). Y, en cuanto a la falta: ¿quién se atrevería a decir lo que hay en el lugar de la falta, lo que se encuentra en ese agujero (negro) del sentido? No yo, nunca "yo". Nunca el que dice "yo".
sigue acá.
Buenos Aires, Centro Cultural Ricardo Rojas, 2004, págs. 113 a 120
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