Aunque casi ya no veo televisión distribuida por los canales habituales, un día, probando el nuevo sistema de alta definición descubro dos anacronismos: está por terminar Fringe (que ya vimos completa) y está empezando Mistfists, que ya va por su cuarta temporada.
Sobre la primera he escrito bastante, pero nada sobre la última temporada, que parece un ejercicio de la maldad caprichosa de unos productores a los que les sobraron unos pesos y decidieron invertirlo todo para que olvidáramos el placer de las temporadas anteriores.
Como se recordará, la cuarta temporada había terminado con una bala en la cabeza de Olivia que la amada (por sus fieles seguidores catódicos, entre los que me cuento) expulsaba gracias a los poderes que le otorgara el cortexiphan, droga de efectos narrativos todopoderosos y la gran conspiración urdida por el Sr. Spock (o como se llamara el personaje) para destruir dos universos y en su lugar erigir uno completamente diseñado por su mente malévola y caprichosa (y, por eso mismo, doble ficcional de la conciencia del guionista) había sido descubierta y neutralizada.
La quinta temporada, una vez que todo había terminado, como en Lost, vino como coda: una nueva línea narrativa (que no voy a contar por pereza pero, sobre todo, para no legitimar el bodrio) se impuso a los sufridos personajes pero sobre todo a Olivia a quien, para mayor desconsuelo de la actriz y el personaje, le matan a la hija lo que la dejó un poco deslucida: casi una testigo atónita más de los esfuerzos de los Bishops, ya intolerables, por "salvar a la humanidad" de no se sabe qué peripecia atolondrada.
Por supuesto, un viaje en el tiempo habría de resolverlo todo y la familia Bishop-Dunham sería feliz hasta el fin de sus días de cabellos cepillados.
Mistfists, ah, es como Héroes, pero bien (al menos las dos primeras temporadas, que funcionan como relato único y sin fisuras; después se vuelve irritantemente episódica, muy vulnerable y solemne, con algún episodio vomitivo y algún otro cuya trama está, en efecto, robado de Héroes): un rayo cae y les da a unos jóvenes ingleses unos poderes un poco estrafalarios: una chica calienta sexualmente a quien la toca, un negro rebobina el tiempo (no viaja a través de él, sino que rebobina lo vivido), como si se arrepintiera, un freak puede volverse invisible y una chica bruta oye los pensamientos de los demás. El quinto (lo sabremos al final de la temporada y por eso lo escribo en blanco, spoiler, spoiler, es inmortal).
Las dos primeras temporadas combinan sabiamente los pasos de comedia con los elementos propios de la tradición fantástica y son encantadoras desde el primer minuto hasta el último. Lamentablemente, nada dura para siempre y hay que tener paciencia.
Un personaje falta (se va a vivir a otra parte) y los poderes, que los jóvenes han vendido por un puñado de libras, cambian. Y vuelven a cambiar. Y aparecen los nazis. En fin, tediosa hasta la náusea. Pero en la cuarta temporada (cuando otros dos de los personajes originales son reemplazados) la serie repunta y alcanza sus anteriores brillos (que no eran pocos).
Misfits pone (al menos al principio) la humanidad bajo el signo del accidente (tormenta eléctrica, rayo) y las transformaciones que esos cuerpos son capaces de experimentar una vez que se han convertido en otra cosa no son precisamente dones dichosos para quienes los portan en secreto por el mundo. Un poco por eso y otro poco por el signo de los tiempos, esos jóvenes obligados al trabajo comunitario hacen una comunidad extraña, siempre al borde del desbarajuste: la comunidad de los que no tienen comunidad.
En síntesis: vean Misfits, no vean el final de Fringe.
Las tres gracias
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Mientras preparo un taller sobre el paso (siguiendo algunos motivos) de los
cuentos tradicionales, desde las lejanas cortes europeas a los libros que
hay...
Hace 3 semanas.
6 comentarios:
La series tienen un ciclo de vida. Están condenadas a morir: De pie o arrastradas. Y, como el amigo billetin es quien manda, suelen morir arrastradas.
Si me rinden de tres a cinco temporadas, me conformo.
Fringe no da ni para aprovechar los feriados Kircheristas?
La temporada 4 de Misfits es una completa porquería. Tendría que haber terminado en la tercera. Suerte que empieza la segunda temporada de Black Mirror
House of Cards, esta buena!
Lamento disentir. La ultima temporada de Fringe me parece mas interesante de lo que a primera vista aparenta. Si bien es una suerte de spin off de si misma, creo que funciona. Para el final de la 4ta temp. la historia de Olivia estaba concluida, la 5ta se centra en la relaciones padre/hijo (la mujer, ausente): walter/peter, peter/etta (dike), september/michael; y el sacrificio (si, ok, no es Tarkovski). The observers, como las mujeres, son mas interesantes cuanto menos sabemos de ellos, pero era necesario que su historia se desarrolle hasta perder toda intriga.
En fin, no voy a extenderme mucho.Para cerrar: creo que no es el fringe que conocimos y "amamos" pero si lo aceptamos como es, sin prenter de el cosas que no puede darnos (a mi me costo, putie hasta el capitulo 5 donde dije "bueno, esto es asi, aceptalo o cambia de canal"), creo que se lo puede disfrutar mucho.
Misfits tiene dos primeras temporadas excelentes apoyadas en el personaje que interpreta Robert Sheehan. Despues se destinie todo un poco y la historia de los personajes deja deinteresar.
(perdon por la falta de tildes y enies)
Tenés razón en tu caracterización de la quinta temporada de Fringe, pero es precisamente eso lo que la vuelve insoportable: el componente edípico.
Lo mejor de Mistfits son los poderes "freaks". Lo del negro en la cuarta es lo más. Y lo del trans y el bartender, todo un hallazgo.
Puede ser, quiza es porque soy padre reciente y empatizo (?).
Los poderes "freaks" es sin duda lo mejor del misfits actual, pero en detrimento de la narraccion (mucho mas solida e interesante en las dos primeras temporadas). La cuarta temporada levanto un poco, la tercera fue como una lampara de gas estinguiendose.
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